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7sep01
La aparicion de osamentas en una antigua base militar de la CIA reabre las operaciones encubiertas argentino-norteamericana en Honduras.
por Gregorio Dionis.
En 1977 el Gral argentino Roberto Viola y el Almte Emilio Massera comenzaron la aventura militar más ambiciosa de los militares argentinos en toda su historia y que terminara con su rendición incondicional en la única guerra donde tuvieron que enfrentar a un ejército, la guerra de las Malvinas. En aquellas fechas y durante la Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en Managua, garantizaron a la dictadura somocista un apoyo financiero y militar incondicional.
Para ello utilizaron básicamente las siguientes fuerzas:
a) el Grupo de Tareas exterior (GTE) creado por el Batallón 601 de inteligencia militar para sus operaciones en los Estados Unidos, concretamente en Miami, y en el que actuaban normalmente agentes civiles que realizaban las operaciones encubiertas. Este grupo tenía cobertura en todos los países latinoamericanos, en los Estados Unidos y Suiza.
b) El Batallón de inteligencia 601 que estableció su sede en Guatemala y luego en Honduras;
c) La Brigada Andina, que organizó la logística del narcotráfico boliviano y el lavado de dinero y la mayoría de sus integrantes eran civiles voluntarios y colaboradores y d) la Inteligencia Naval orquestada a partir de los Grupos de Tareas de la ESMA que tuvieron un papel protagónico en el narcogolpe de Bolivia de 1980, en la formación de escuadrones de la muerte en el Salvador, en el patrullaje del Golfo de Fonseca y en las operaciones encubiertas en la costa atlántica, incluida la crisis de los Miskitos.
Honduras se convirtió en la base de operaciones argentinas a raíz del narcogolpe de 17 de julio 1980 en Bolivia. Como surge del Informe Kerry y de sus investigaciones, la asociación del Gral Suarez Mason y el Amte Emilio Massera con la Logia P-2 les permite entrar en el juego de la droga.
Dos agentes civiles de esta estrategia fueron detenidos con las "manos en la masa": uno fue Alfredo Mario Mingolla, oficial de inteligencia argentino, entrenado por los israelíes y que fue entrenador del batallón 316 en Honduras, y de inteligencia en Guatemala. En 1987 fue detenido por la policía brasileña con 375 kilos de cocaína.
El segundo es el agente civil Sánchez Reisse, detenido en Ginebra en el momento del cobro de un secuestro y que fue un testigo importante en el caso Irán Contra. Sánchez Reissse fue el contacto ente la CIA y las fuerzas de inteligencia argentinas, así como el hombre responsable de auditar los presupuestos y la logística en Honduras.
Fue responsable de las empresas que legalizaban el dinero sustraído de la empresa petrolera YPF, y que llevó a ésta a figurar como la empresa petrolera que más pérdidas dio en la historia, aproximadamente 12.000 millones de dólares, consolidados en la actual deuda exterior argentina.
Honduras había sido tradicionalmente el lugar geográfico desde donde la mafia corsa enviaba la cocaína y la heroína a los Estados Unidos y los argentinos se hicieron con el control de esa logística a partir de que su "hombre" en Honduras asumiera la jefatura de los servicios de inteligencia hondureños (FUSEP). El entonces Cnel. Alvarez Martínez había estudiado en el Colegio Militar argentino (Clase 1961).
Así se constituye el Batallón 3-16, un cuerpo paramilitar clandestino responsable de las desapariciones y las ejecuciones extrajudiciales, constituido a imagen y semejanza del Batallón 601 y que originalmente fue entrenado por el FBI y la CIA, Argentina y Chile. Este organismo operaba en colaboración con la FUSEP y la DNI (Dirección Nacional de Investigaciones) en la eliminación "de todas las personas que causaran problemas a las Fuerzas Armadas de Honduras o que fueran incorregiblemente comunistas", según explica un documento de un organismo de derechos humanos.
Entre los entrenadores argentinos más conocidos están el agente del Batallón 601, Ciga Correa, que ya había colaborado con la DINA en el asesinato del Gral Prats y había entrenado a la AAA junto con Seineldín. Fue entrenador de la exclusiva escuela de EEBI de los oficiales somocistas y pagador de la inteligencia argentina en Centroamérica. Fue reconocido como uno de los entrenadores del Grupo de los Catorce, un antecedente del Batallón 316. Los argentinos trabajan en forma directa con la colaboración de Capitán Alexander Hernández.
En 1981, Oscar Camillón, autoriza una fuerte inversión en la base argentina en Honduras y a finales de 1981 llegan más de 150 oficiales argentinos. Los militares argentinos tenían su centro de operaciones de estado mayor en una finca que denominaban "La Quinta" y que era una copia de la operación conocida como la "Quinta de Funes". Tenían varias bases de entrenamiento, entre ellas las de Lepaterique y Quilalí. Los argentinos pusieron a disposición del Batallón 316 a un escuadrón de la muerte, dirigido por el Coronel de la Guardia Somocista conocido por "el chino" Lau, 'reputado' por su especialización en asesinatos y torturas. Con la crisis provocada por la guerra de las Malvinas, la CIA se hace cargo de la todas las operaciones a pesar de que los argentinos continúan operando hasta 1984, y, algunos, hasta 1986.
Como no podía ser menos, también operó en esta zona la ESMA, enviando oficiales especializados en interrrogatorios e incluso colaboradores. Un oficial de policía enviado por la ESMA fue Roberto Alfieri González, quien sirvió en la guardia Nacional del El Salvador, así como en Guatemala y Honduras. En 1988 fue detenido, según IPS, por las autorides de Honduras por los cargos de extorsión y asesinato.
El Cne.l Jorge Eugenio O'Higgins fue agregado militar en Tegucigalpa; Cnel Rafael de la Vega agregado al ejército hondureño; Cnel Roberto Carmelo Gigante; Mayor César Garro, Cnel Emilio Jasón; Tte Cnel Cabrera; los mayores García Cano, Julio Jorge Ianantuone, Horacio Capelo, Antonio Rauch y Julio César Casanova Ferro, entre otros muchos.
Los argentinos habían provisto de aviones ligeros a las fuerzas de la contra, básicamente de Beechcraft Baron y Aztec, en los que viajaba Bermúdez organizando la guerra en vuelos privados. Pero el responsable de la CIA que había trabajado en Laos en los años sesenta quería algo así como una "Air Amerique" centroamericana. La solución fue la Base Aérea de Aguacate. Fue alquilada por los Estados Unidos al ejército hondureño. Se contratan varias empresas privadas y se hace cargo de las operaciones el US Army 46th Engineering, que partipa en las operaciones "Big Pine II".
El Aguacate es una pequeña aldea, situada al este de la ciudad de Catacamas, Olancho; en los años setenta fue la base del Batallón de Ingenieros, luego fue abandonada, pero en julio de 1983 las Fuerzas armadas ordenaron su rehabilitación al XVI Batallón de Infantería, con asiento en Juticalpa, Olancho. El objetivo era construir un centro estratégico para apoyar las fuerzas contrarrevolucionarias de Nicaragua, conocidos como Contras; la rehabilitación incluyó la reconstrucción, ampliación y modernización de la deteriorada pista de aterrizaje, trabajo a cargo de las Fuerzas Especiales del ejército de los Estados Unidos, con base en Washington.
La Base de El Aguacate fue considerada en la década de los ochenta como punto estratégico, por su ubicación. Se encuentra a 6 kilómetros de Catacamas (30 minutos), sobre la carretera a Dulce Nombre de Culmi, sector montañoso, a 12 kilómetros de distancia de Catacamas y 240 kilómetros al nororiente de Tegucigalpa, colindante con el Departamento de Gracias a Dios y El Paraíso, departamentos donde la Contra mantenía sus campamentos y cuarteles, accesibles por vías terrestres y fluviales.
Así mismo se encontraba próxima a las compañías especiales del Quinto Batallón de Infantería, del Noveno Batallón de Infantería, del Décimo Sexto Batallón de Infantería y de la 115 Brigada Militar, así como del Escuadrón de Fuerzas Especiales (3-16), que destacaba personal especializado a las unidades de inteligencia de los batallones, actuando como coordinador de comunicaciones, inteligencia, planificación y programación; además de que era la principal fuerza para interrogar a opositores políticos.
El actual Presidente Bush pretende que el entonces Embajador estadounidense en Honduras, John Dimitri Negroponte, sea el nuevo Embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
UE, 7sep01
Gregorio Dionis
Director del Equipo Nizkor
DDHH en Honduras
Este documento ha sido publicado el 8jul01 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights