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La base de Aguacate: o la coordinación del terror en América Latina.

Por la COFADEH.


El Aguacate es una pequeña aldea, situada al este de la ciudad de Catacamas, Olancho; en los años setenta fue la base del Batallón de Ingenieros, luego fue abandonada, pero en julio de 1983 las Fuerzas armadas ordenaron su rehabilitación al XVI Batallón de Infantería con asiento en Juticalpa, Olancho.

El objetivo era construir un centro estratégico para apoyar las fuerzas contrarrevolucionarias de Nicaragua, conocidos como Contras; la rehabilitación incluyó la reconstrucción, ampliación y modernización de la deteriorada pista de aterrizaje, trabajo a cargo de las Fuerzas Especiales del ejército de los Estados Unidos, basadas en Washington.

Públicamente la actividad se conoció como ejercicios combinados de entrenamiento Big Pine II (Ahuas Taras II). A la base se le construyó varias barracas, dos hangares, un hospital, centros especiales de interrogación, cámaras de tortura y ejecución y la pista se extendió a tres kilómetros de largo.

El destacamento especial que fue base de operaciones antiguerrilleras, hacia lo interno y externo se le conoció ampliamente por ser refugio de los contras, tanto para entrenamiento militar como para asistencia medica; también sirvió para el abastecimiento de armas, alimento y todo tipo de apoyo logístico, incluyendo la llegada encubierta de instructores oficiales de origen estadounidenses y chilenos; así mismo como centro de tortura e interrogatorio de opositores políticos en la década anterior y de sandinistas capturados por la Contra.

Desde septiembre de 1983, el COFADEH ha venido documentando denuncias y testimonios de vejámenes y ejecuciones; entre ellas el acribillamiento de 96 personas que presumiblemente se les inhumó en esos predios (columna guerrillera que ingreso a Honduras el 19 de julio de 1983 desde Nicaragua, al mando del Dr. José María Reyes Matta, conocido con el seudónimo de Pablo Mendoza) y el sacerdote jesuita James Francis Carney, conocido como Padre Guadalupe. También acumulamos informes sobre el ocultamiento de armas, vehículos y aviones en buzones bajo tierra.

Entre julio y agosto de 1999, varios testigos hicieron público sus conocimientos de la situación vivida en la zona en la década pasada a raíz de un conflicto agrario por la tenencia de estas tierras.

Los testimonios y los rumores se comprobaron en la semana del 09 al 14 de agosto de 1999, cuando la Fiscalía Especial de Derechos Humanos del Ministerio Público y el COFADEH realizaron una inspección de la zona militar.

En las 1,183 manzanas de tierra del extenso territorio que domina la base, se identificaron seis puntos como sitios de inhumaciones clandestinas; los puntos fueron acordonados el pasado 10 de agosto; en uno de ellos se presume hay 48 tumbas.

El 12 de agosto de 1999, técnicos de inspecciones oculares del Ministerio Público aplicaron pruebas científicas de luminol en las cámaras de tortura, detectando abundante sangre en las paredes y techos, 24 nombres escritos en las mismas, y en los troncos de los árboles.

Las muestras de la prueba comenzaron a ser levantadas el 13 de agosto; de ellas se pretende obtener tipo de sangre, tiempo y ADN

El trabajo científico en la zona tiene como objetivo recuperar los restos óseos que presumiblemente se encuentran en las tumbas clandestinas, determinar las causas de la muerte e identificar las víctimas y los responsables.

El COFADEH y la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, ya formaron equipos especializados de trabajo para este fin.


ESTRATÉGICO:

La Base de El Aguacate, en la década de los ochenta se le consideró punto estratégico por su ubicación. Se encuentra a 6 kilómetros de Catacamas (30 minutos), sobre la carretera a Dulce Nombre de Culmi, sector montañoso, a 12 kilómetros de distancia y 240 kilómetros al nororiente de Tegucigalpa, colindante con el Departamento de Gracias a Dios y El Paraíso, departamentos donde la Contra mantenía sus campamentos y cuarteles, accesibles por vías terrestres y fluviales.

Así mismo se encontraba aproximado a las compañías especiales del Quinto Batallón de Infantería, del Noveno Batallón de Infantería, del Décimo Sexto Batallón de Infantería y de la 115 Brigada Military al Escuadrón de Fuerzas Especiales (3-16), que destacaba personal especializado a las unidades de inteligencia de los batallones, actuando como coordinador de comunicaciones, inteligencia, planificación y programación; además de que era la principal fuerza para interrogar a opositores políticos.


CONFLICTO DE INTERESES:

Las tierras de la Aldea de El Aguacate que históricamente le pertenece a las familias campesinas, ha sido objeto de disputa en los últimos años entre los campesinos, las Fuerzas Armadas y la Municipalidad de Catacamas.

Los labriegos fueron obligados a abandonar estas tierras cuando el Estado se las entregó a los militares durante la guerra fría, pagando arbitrariamente indemnizaciones a un promedio de ochenta familias en los primeros años de los noventa.

Los militares abandonaron las tierras en el último año; el Instituto Nacional Agrario les aplicó la Ley de Reforma Agraria para su rescate. El fallo motivó a los militares a regresar a la tierra a realizar maniobras con el fin de desalojar a los campesinos que habían regresado a las mismas. La intención militar es continuar usufructuando el beneficio de alquiler de las tierras a personas particulares, actividad que ha llevado a cabo en la década de los noventa.

Entre tanto, se acumulan reiteradas denuncias acerca de que la amplia pista de aterrizaje estaría siendo utilizada para operaciones del narcotráfico como puente entre los departamentos de Olancho, Colon y Gracias a Dios.

Los altos oficiales de las Fuerzas Armadas argumentaron que la zona sigue siendo estratégica para la seguridad del pais

Tegucigalpa, 21 de agosto de 1999


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor el 21ago99

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