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05sep14
Los cabos sueltos del caso Lima
¿Seguirá siendo el capitán Byron Lima el protegido del sistema paralelo, que solo da zarpazos cuando se le acercan y le tocan su omnipresencia? ¿O lograrán la CICIG y el Ministerio Público que los jueces actúen pronto y con imparcialidad? He aquí, un caso que vale la pena seguir. Esas investigaciones enjundiosas y sustantivas será difícil marginarlas para exculparlo de las acusaciones. Y en ese vértice, la justicia y la impunidad medirán qué nuevo ángulo puede, cada una, abrir para sí misma. Sabremos si hemos dado un paso para salir de las fauces de la iniquidad, o si el cinismo sempiterno sostendrá otro pulso con quienes trabajan para reivindicar la justicia sin privilegiados.
Para los sorprendidos espectadores, nosotros, alguna tortilla se le volteó a Lima, desde hace rato, o sus excesos llegaron a tanto, que hasta las autoridades superiores del Ministerio de Gobernación pensaron ponerle un "hasta aquí", a su delictivo poder. Era lógico: Cómo nos pueden hablar de combatir el crimen, si dentro de sus propias instituciones se mima, se sirve, se organiza, se explota a los delincuentes que pagan en dólares y billete sobre billete. Y desde ese nivel de contubernio, la escala de venalidad tiente hasta el último guardia penitenciario, porque sus jefes no tienen la autoridad moral para prohibirles hacer, aquello que los guardias saben que los superiores practican a granel: "Si pagas, te lo permitimos". La gama va, desde pabellones privados hasta los indispensables celulares.
Prestarse para encubrir esa farsa y presentarles a los demás una carita de "yo no fui", "yo lo ignoro" ni el más laureado de los actores podría falsearlo, ante un pueblo, por mucho tiempo. O dentro de la esfera del poder grueso, Lima ya perdió el respaldo. Todavía no podemos entender, no alcanzamos a cerrar la boca, la actitud decidida del Ministro de Gobernación, que también es militar, para imaginarnos qué lo impulsó para enfrentarse a tan nocivo personaje. Un sujeto que para muchos militares es un héroe y para otros un traficante y para la mayoría un implicado en la criminalidad.
No olvidemos que Byron Lima, hasta no ser condenado por la muerte de monseñor Gerardi, fue un militar integrado al círculo más cercano de quienes ahora influyen en las decisiones del Gobierno. Aunque no es de la misma promoción del actual Presidente, sí fue uno de sus más eficientes y cercanos colaboradores, cuando él era el jefe del Estado Mayor Presidencial. Además, algunos de los integrantes de su promoción son ahora figuras de fuerte poder político, como el actual director del IGSS y el diputado Galdámez que fueron sus compañeros de promoción. Es decir, su vida privada de libertad, no podía ser indiferente a quienes hoy manejan tanto poder y lo estiman como aquel compañero servicial y de ideas radicales que fue.
Insinuar que se movía, entraba y salía de la cárcel, como Pedro por su casa, solamente, porque se gastaba cuello con sus excompañeros y amigos no es tan exacto porque, si vamos un poco más al fondo del caso, no es el primer gobierno que se hace de la vista gorda con sus andanzas. En menor escala, se comportó con el anterior. Significa que el respaldo a su errático comportamiento viene de un oscuro poder mucho más consistente que, sin duda, se acrecentó como para formar equipo con el Director y el Subdirector de la dependencia, adoctrinar a otros reos, para tomar el control productivo de esa Dirección. Eso no es de ayer, sino desde hace meses.
Todos los cabos sueltos que el caso tiene para saber porqué tanto poder y tanta impunidad para el capitán Byron Lima, según el caso vaya evolucionando, los podríamos hilvanar. Si él decide hablar, como amenaza, podría ser que la serpiente muerda su propia cola para envenenarse toda. "Pídeles Sebastián, que no lo maten".
[Fuente: Por Silvia Tejeda, El Periódico, Guatemala, 05sep14]
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