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06nov05
Las tripulaciones de la CIA se alojaron en los hoteles Meliá Victoria y Son Antem.
Las tripulaciones de los aviones prisión de la CIA se alojaron en los hoteles Gran Meliá Victoria del Paseo Marítimo palmesano y Marriott Son Antem de Llucmajor. Este diario adelantó en marzo la identidad de los establecimientos citados. La Guardia Civil ha confirmado que albergaron a los militares y espías norteamericanos, y les requirió los datos sobre filiación y gastos.
Las cárceles volantes han aterrizado en Son Sant Joan un mínimo de doce veces -una visita adicional se ha documentado en Eivissa-. Al contrario de lo que sucede en otros aeropuertos europeos, no se trataba de tránsitos o escalas. Pernoctaban en Mallorca, donde llegaban a pasar tres días consecutivos. De este modo, fueron clientes frecuentes de los establecimientos citados, ambos pertenecientes al segmento del lujo. Al igual que ha sucedido en Italia, donde las estancias hoteleras han sido decisivas para localizar a los 22 secuestradores del clérigo fundamentalista Abu Omar, los datos recabados por la Guardia Civil en los hoteles citados -a partir de las informaciones de este diario- han permitido identificar a las 46 personas involucradas en los vuelos de los aviones prisión de la CIA a Palma.
Los espías norteamericanos destacan por sus gustos refinados. A raíz del descubrimiento de que el avión de la CIA con matrícula N168D -un turbohélice que también ha viajado a Palma- aterrizó el mes pasado en Hungría, se comprobó que la tripulación se había alojado en el lujoso hotel Kempinski de Budapest. Los secuestradores de Abu Omar también disfrutaron de unas jornadas de asueto a todo tren, una vez concluida su misión.
Los gastos efectuados en los hoteles mallorquines también han sido rastreados por la Guardia Civil. La relación se ha incorporado al atestado como un anexo, y contribuye a la identificación del medio centenar de personas involucradas. Según adelantó este periódico, los agentes del espionaje estadounidense pagaron con tarjeta de crédito. Guiándose por el precedente italiano, siempre han sido poco cuidadosos con las medidas de seguridad. La prensa transalpina llegó a bromear sobre si los espías sabían que las llamadas desde móviles también pueden ser localizadas. En ese caso, las numerosas comunicaciones con Virginia, donde se halla la sede de la CIA, han sido claves en la detección del objetivo del comando.
Desde los establecimientos hoteleros, se ha confirmado que el comportamiento de los huéspedes de la CIA fue impecable. Se registraban como viajeros privados. Según testigos presenciales, aprovecharon su estancia en Mallorca para la práctica del golf.
Identidades
El viejo truco de la aliteración del apellido
Los viajeros de los aviones prisión de la CIA han recurrido al viejo truco de aliterar ligeramente sus apellidos, para borrar las huellas que facilitarían su rastreo en diversos bancos de datos y en Internet. En principio, la tripulación y el pasaje de las cárceles volantes se registraban en los dos hoteles mallorquines. Al margen de que los viajeros introdujeran alguna modificación deliberada en sus nombres, también cabe un error en la transcripción realizada por el establecimiento hotelero.
Este periódico adelantó la identidad de los hoteles utilizados por los viajeros de la CIA, confirmada con posterioridad por las dos empresas de handling. La reconstrucción llevada a cabo por la Guardia Civil parte de la solicitud a ambos establecimientos del listado de clientes, correspondiente a las fechas en cuestión. Esta relación se suma al detalle de los gastos en que hubieran incurrido. Una parte de las identidades no corresponden a persona alguna, en la forma en que fueron aportadas por los hoteles -con una nueva transcripción a cargo de los investigadores-. Sin embargo, basta una leve transposición para que el nombre conduzca a ciudadanos estadounidenses vinculados al aparato militar de ese país. La incógnita sobre la naturaleza de los vuelos queda así despejada.
Lavar un avión es más barato en Palma que en Argel
El contacto con los viajeros de la CIA se redujo en Mallorca a un número limitado de personas. Sin embargo, sus declaraciones ofrecen una imagen pintoresca sobre los hábitos de los agentes. En enero de 2004, el responsable de una de las empresas de handling recuerda haber entablado conversación con el comandante del Boeing-737, que al día siguiente sería utilizado para secuestrar a un alemán en Macedonia.
Según la declaración del responsable de Mallorcair, se trataba de "gestionar el servicio de limpieza exterior del avión". El comandante del reactor adaptado al uso privado, que entonces lucía la matrícula N313P, le comentó que "en Argel, Trípoli y en otros aeropuertos cobraban mucho por ese servicio". El conocimiento detallado que tenía el piloto James F. de los costes de los aeropuertos norteafricanos -en países que destacan por su escaso respeto de los derechos humanos-, ayuda a confirmar los trayectos habituales del aparato que comandaba.
Una vez efectuada la limpieza exterior del Boeing, el comandante "le manifestó que se verían más a menudo, porque el servicio había sido de su agrado". En efecto, el avión prisión de la CIA voló en cuatro ocasiones más a Mallorca, siempre enlazando a Estados Unidos con países donde la tortura es habitual. El último viaje a Son Sant Joan, donde la limpieza de aviones es tan eficiente, se produjo en enero de este mismo año. Para entonces, y a raíz del descubrimiento de su siniestra actividad, la matrícula ya había sido modificada a N4476S, un hecho que el Gobierno de Zapatero utiliza para falsear los datos sobre estancias suministrados por su ministerio de Fomento.
La limpieza del Boeing obligaba a una imposición muy oportuna para el secretismo de su misión, porque "el avión tenía que ser estacionado en posición remota, según la normativa del aeropuerto".
[Fuente: Por Matias Valles, Felipe Armendariz y Marisa Goñi, El Diario de Mallorca, 06nov05]
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