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09may12
El Rey se enfrenta a Urdangarín y desautoriza su estrategia para eludir entrar en la cárcel
Las relaciones entre Iñaki Urdangarín y la Casa del Rey están prácticamente rotas. El distanciamiento de Don Juan Carlos y su yerno, que alcanzó un punto de inflexión tras la condena de su conducta "no ejemplar" y su marginación de la agenda oficial de La Zarzuela, ha dejado paso a un sordo enfrentamiento a raíz de la nueva estrategia de defensa puesta en marcha por el duque de Palma para eludir la cárcel, que el jefe del Estado desaprueba abiertamente, según han revelado a El Confidencial fuentes del entorno del monarca.
El plan diseñado por Urdangarín y su abogado, Mario Pascual Vives, que pasa por declararse culpable y devolver los fondos públicos malversados a cambio de no pisar la cárcel, ha provocado un profundo malestar en la Casa del Rey, según las fuentes consultadas. El pacto de conformidad que el marido de la infanta Cristina de Borbón pretende sellar con la Fiscalía supondría, de llegar a materializarse, evitar la vista oral con una sentencia condenatoria inferior a dos años, que en la práctica, dado que el duque de Palma carece de antecedentes penales, equivale a seguir en libertad.
El entorno de Urdangarín ha justificado esa estrategia con el argumento de que su objetivo no es tanto eludir la prisión como evitar que un eventual juicio, con un miembro de la familia real -el duque de Palma lo sigue siendo- sentado en el banquillo de los acusados, acabe dinamitando la ya deteriorada imagen del Rey y de la institución monárquica. Pero ese razonamiento es, precisamente, el que ha encendido las luces de alarma en La Zarzuela, que considera que Urdangarín trata así de utilizar la figura de Don Juan Carlos como pantalla, arrogándose una pretendida defensa de la Corona cuando, en realidad, trata de aferrarse a ella como un salvavidas para avalar su pacto con el fiscal y esquivar la cárcel.
Las fuentes consultadas resaltan el temor de La Zarzuela a que una sentencia de conformidad que evite la vista oral, lejos de salvaguardar la imagen del Rey, como supuestamente pretende su yerno, suponga una estocada mortal al maltrecho prestigio de la Corona, muy socavado por episodios como la cacería de elefantes en Botsuana; el accidente con un arma de fuego sufrido por el nieto mayor del monarca, Felipe Juan Froilán; la estrecha amistad del jefe del Estado con la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein y su alejamiento de la reina Doña Sofía; los indicios de que Don Juan Carlos toleró los negocios del duque de Palma y, en general, todos los sobresaltos provocados por el caso Urdangarín.
Un 'apaño' legal
La Casa del Rey, según las mismas fuentes, se opone al pacto con la Fiscalía porque trasladaría a la opinión pública el mensaje que más temen en este momento tanto el monarca como su heredero, Felipe de Borbón: que la Justicia, lejos de ser "igual para todos" -como proclamó Don Juan Carlos en su último mensaje navideño-, aplica una distinta vara de medir a los miembros de la familia real. Y que Urdangarín, pese a la gravedad de los presuntos delitos cometidos, se beneficia de su privilegiada relación con el jefe del Estado para urdir un apaño legal que le permita no entrar en prisión.
Poco importa, añaden las fuentes consultadas, que las sentencias de conformidad sean un instrumento perfectamente legal, y relativamente habitual, para resolver conflictos penales. La Casa del Rey es consciente del impacto negativo que la imagen de un Urdangarín que logra salir casi indemne de sus presuntas fechorías tendría en la opinión pública. Y si el monarca y su entorno más cercano albergaban alguna duda al respecto, la furibunda reacción que la noticia de un posible pacto con la fiscalía ha desatado en buena parte de la ciudadanía -especialmente visualizada en las redes sociales- ha acabado por despejarla.
La preocupación de la Casa del Rey por la línea de defensa abrazada ahora por el marido de la infanta Cristina va en aumento por un problema añadido: las vías de comunicación entre La Zarzuela y el duque de Palma están casi cortadas, aseguran las referidas fuentes, y la profunda brecha que el caso Urdangarín ha provocado entre los miembros de la familia real no ayuda precisamente a calmar los ánimos. El reciente viaje de la Reina a Washington para reunirse con su hija y su yerno ha sido interpretado como un nuevo desafío de aquélla a su marido. Doña Sofía ya dejó constancia del abismo que le separa del Rey cuando, tras el accidente de éste en Botsuana, tardó tres días en visitarle en el hospital. Y cuando por fin lo hizo apenas estuvo 25 minutos en el centro sanitario.
Por si fuera poco, las supuestas amenazas del antiguo socio de Urdangarín en el Instituto Nóos, Diego Torres, que ha amagado con desvelar decenas de correos electrónicos comprometedores para la Corona, han tensado aún más la cuerda. La Zarzuela negó ayer públicamente que esté siendo víctima de una extorsión, y aseguró que sólo tiene constancia del escrito que el abogado de Torres, Manuel González Peeters, envió el pasado día 3 al juez José Castro, instructor del caso Urdangarín, en el que desmentía "rotundamente" estar presionando a la Casa del Rey.
[Fuente: Por José Lobo, El Confidencial, Madrid, 09may12]
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