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19ene21
Lluvia de críticas a Iglesias por el "exilio" del nacionalsocialista Puigdemont
La comparación de Carles Puigdemont con los exiliados republicanos le ha valido al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, un aluvión de críticas de todo el arco político español. Iglesias quiso subrayar que para él merecía diferente "consideración moral" el "exilio" del expresident que la "huida" del rey emérito, Juan Carlos I, al margen de que "sus actos no tengan que ser indiferentes al derecho" -es decir, aunque deba ser juzgado-. El escándalo no lo produjo esta mera declaración -el discurso de los comunes y Podemos siempre ha dado tratamiento de "presos políticos" a los reos del 1-O y de "exiliados" a los cargos de la Generalitat expatriados-, sino porque, a preguntas del periodista de La Sexta Fernando González, Iglesias aceptó que la categoría de exiliado de Puigdemont era comparable a la de los exiliados de la dictadura.
Esta comparación entre las categorías de uno y otros provocó la reacción ofendida de todo el orbe político, desde el ámbito progresista -singularmente, miembros del PSOE y de Más País-, pidiéndole que rectificara un juicio que supone una "banalización" del exilio republicano -argumento que compartían ayer Eva Granados, portavoz del PSC en el Parlament, y Hugo Martínez Abarca, diputado madrileño de Más Madrid-, hasta el otro lado del arco parlamentario: Inés Arrimadas, líder de Cs, exigió la desautorización del vicepresidente por parte del Gobierno, mientras que el PP, ve en esas palabras una operación Caballo de Troya de Podemos para destruir la democracia. Y extrañamente, también la ultraderecha de Vox -que considera al Gobierno peor que los de Franco-, que cree que el vicepresidente "ha perdido el juicio", en palabras del eurodiputado Jorge Buxadé.
La reacción más seria vino de las filas socialistas. Junto al rechazo de Granados, Jaume Collboni, teniente alcalde de Barcelona por el PSC, señaló que el "populismo" pretende "reescribir la historia". El presidente valenciano, Ximo Puig, opinó que no hay "equiparación posible", y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lo vio "absolutamente inadecuado".
Desde Podemos, la defensa de las palabras de Iglesias consistió en echarles agua, subrayando que la comparación no iguala a uno y otros, solo reconoce la condición de exiliados en ambos casos, de acuerdo con el diccionario, explicó la portavoz del partido, Isa Serra: "La Real Academia dice que un político que ha salido del país por defender determinados planteamientos políticos, planteamientos que no compartimos, es un exiliado". El portavoz de los comunes, Joan Mena, insistió en la necesidad de dar una respuesta al problema catalán, pero no quiso "avivar las polémicas impulsadas por la derecha mediática". Y Pablo Echenique recogió cable: "¿Es Puigdemont un exiliado? Sí. ¿Igual que un exiliado del franquismo? No".
Los únicos parabienes que logró Iglesias fueron de Puigdemont: "La criminalización y la deshumanización de los disidentes políticos es una actitud incompatible con la democracia. Iglesias se ha desmarcado de esta narrativa, pero esto no
lo hace cómplice de ninguna estrategia independentista". La vicepresidenta y portavoz de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, exigió a Iglesias pasar de "las palabras a los hechos".
[Fuente: Por Pedro Vallín, La Vanguardia, Barcelona, 19ene21]
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