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18abr08
La corresponsal en La Moncloa de la Cadena Ser es nombrada Secretaria de Estado de Comunicación
Donde manda patrón, poco tiene que hacer la marinera, por mucho que se llame María Teresa Fernández de la Vega y que ocupe la vicepresidencia primera del Gobierno. La número dos del Gobierno ha intentado sin éxito durante las últimas semanas acabar con el puesto de la Secretaría de Estado de Comunicación. Un cargo desempeñado hasta ahora con desigual acierto por Fernando Moraleda y que no dista mucho de ser un jefe de prensa al uso que tiene, eso sí, rango de primer nivel en la Administración del Estado.
De la Vega argumentaba en su favor que, en los últimos años, ha sido ella la que ha llevado directamente la relación con las grandes empresas del sector de la Comunicación y la que, por ejemplo, en noviembre, se reunió con los responsables de las televisiones para abordar el problema de la violencia machista. Con esas atribuciones gestionadas por la propia vicepresidenta, el papel del secretario de Estado no dejaba de ser el de un jefe de prensa que se dedica a vender las bondades del Gobierno. Y para colmo, precisamente ésa ha sido unas de las patas cojas del Ejecutivo en la pasada legislatura. De nada ha servido la insistencia de De la Vega. Zapatero lo tenía claro: quería que siguiera existiendo el cargo, que lo ocupara una mujer y que ésta fuera una reputada profesional de los medios.
Finalmente, la agraciada ha sido Nieves Goicoechea, periodista de la Cadena SER y hasta ahora corresponsal política en La Moncloa de la emisora de PRISA. Ayer juró su nuevo cargo, con el cometido de desarrollar una misión “trascendental en democracia” según De la Vega: la de ofrecer desde el Ejecutivo una información veraz y rigurosa y apostar por la “absoluta transparencia”. Pero tras estas declaraciones grandilocuentes, la vicepresidenta omite su total disconformidad con que exista un cargo de tanta trascendencia. Hay que recordar que el puesto lleva aparejado consigo la posibilidad de asistir todos los miércoles a la Comisión de Subsecretarios que prepara el trabajo de los Consejos de Ministros. Y todo esto cuando otros Ministerios como el de Industria, por ejemplo, no han logrado introducir en su organismo la figura del Secretario de Estado de Energía y se han tenido que conformar con un secretaria general de menor rango y relevancia.
La vicepresidenta sí ha logrado, en cambio, que nadie ose quitarle parte de sus competencias: ni el Ministerio de la presidencia, ni la Portavocía del Gobierno. Un caramelo este último que bien hubiera contentado a Alfredo Pérez Rubalcaba para dejar la fatigosa lucha contra ETA.
Olga Viza y Angels Barceló dijeron no
Zapatero quería una profesional del medio después de la ineficaz política comunicativa desarrollada por Fernando Moraleda, un hombre que hasta que llegó al cargo desconocía el mundo de la comunicación (era secretario general del sindicato Unión de Pequeños Agricultores). Este miércoles Moraleda destacaba jocoso a los periodistas que la elección de Nieves Goicoechea “significa que cualquiera de vosotros puede llegar a ser secretario de Estado”. ¿Acaso un comentario despreciativo de la valía de Goicoechea para el puesto?
Sea como fuere, su elección, sugerida directamente por el presidente del Gobierno, se ha producido después de que otras dos conocidas damas de la comunicación, Olga Viza y Ángels Barceló, hayan rechazado el ofrecimiento de trabajar a las órdenes de De la Vega. En el entorno de La Moncloa se especula con que el nombramiento final de Goicoechea habría sido favorecido por Antonio García Ferreras, director general de La Sexta, amigo personal de Zapatero y ex director de la Cadena SER.
[Fuente: El Confidencial, Madrid, Esp, 18abr08]
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