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26abr14
El hombre y el banco que venden el aceite, el azúcar y la leche de España
Hace ahora algo más de doce años, por octubre de 2001, se celebró una cena en el Gran Hotel Velázquez de Madrid para brindar porque España, a través de una empresa privada, había conseguido recuperar la principal marca de aceite de aquella época. El Grupo SOS-Cuétara de los polémicos hermanos Salazar, imputados por asuntos muy feos, acababa de firmar la compra de Koipe al grupo italiano Montedison (del que fue consejero Mario Conde), valorando la compañía en 415 millones de euros.
La operación tenía un fuerte componente nacional, puesto que suponía que una de las compañías más punteras del sector de la alimentación conseguía el control del grupo de alimentación que más aceite embotellado vendía en las tiendas (la propia Koipe, Carbonell, etc…) y más oro verde exportaba a granel a los competidores italianos, que después lo comercializaban around the world bajo la enseña Made in Italy
A aquella cena (closing dinner en el argot financiero) a la que asistieron los Salazar, los bancos de inversión que le habían asesorado, los abogados y demás lobistas, acudió como invitado de honor Miguel Arias Cañete. Sí, sí, el mismo. Hace más de una década, el actual ministro de Agricultura ya ejercía el mismo cargo (designado por José María Aznar en el 2000) que ahora y celebró por todo la alto lo que él consideraba una victoria nacional contra los engreidos transalpinos.
Hoy, casi trece años más tarde, se está a la espera del cierre definitivo de la compra de Deoleo (antigua Sos Cuétara) por parte del fondo de capital riesgo CVC Capital Partners, que también convocará la pertinente cena conmemorativa para brindar por una operación en la que también ha intervenido de forma muy relevante el futuro eurodiputado Arias Cañete. El todavía ministro del campo de España ha conseguido que en Deoleo se mantenga un núcleo de accionistas nacionales, con Caixabank y Kutxabank al frente, toda una contradicción en estos tiempos de reivindicaciones soberanistas, que proteja una de las industrias que califica de estratégicas.
Porque lo que ha evitado el candidato del PP a Bruselas es que la antigua Koipe volviera a manos italianas, motivo por el cual vetó el interés del fondo soberano de Roma, el IQ Made in Italy. Un enemigo apoyado por el dinero de Qatar, ese emirato amigo del Rey de España, que quizás estaba dispuesto a pagar más a los accionistas de lo que ha ofrecido CVC. No descarten que un minoritario presente alguna demanda contra el consejo.
Pero lo que no ha impedido es que una firma financiera de private equity se haga con el control de una empresa valorada en 439 millones. Unos nuevos dueños tienen como objetivo principal aumentar su valor para venderla posteriormente en no más de cinco años. Un reto que solo consiguen con la expansión inorgánica y con el consiguiente ajuste de costes via destrucción de empleo. ¿Recuerdan Panrico?
El hacedor de esta transacción es Jaime Carbó, un especialista en vender producto nacional a inversores extranjeros. Carbó es consejero delegado de Deoleo desde 2011, año en el que Ebro Foods le encumbró a primer ejecutivo después de tomar el 10% del capital de la antigua SOS mediante una ampliación de capital a derribo de 550 millones de euros. El directivo es un economista con perfil financiero, formado en la cantera del broker de bolsa AB Asesores y en la academia de compraventa de empresas de Corporación Financiera Alba (la familia March).
Un hombre frío, analítico, de toma de decisiones firmes, sin contemplaciones. Una actitud que le ha permitido vender sin dudar otras joyas de la cadena alimenticia española. Él fue quien decidió traspasar Azucarera Ebro a Associated British Food (British Sugar) por 526 millones en 2008. La compañía controlada por los Hernández Calleja y dirigida por Carbó justificó la venta para centrarse en sus actividades centrales, el arroz, la pasta, la leche y los alimentos funcionales.
Sin embargo, apenas 18 meses después, Ebro anunció la venta de Puleva al grupo francés Lactalis por 630 millones, rechazando una oferta de compra de Leche Pascual, que quería crear el mayor productor lácteo de España. En la puja se impuso el grupo francés en una operación ejecutada por Carbó con la ayuda de JP Morgan. Las adquisiciones fueron acompañadas de sus posteriores cierres de plantas y despidos masivos. Los últimos, este mismo año.
Un banco estadounidense que, casualidades del mundo financiero, ha sido también protagonista de estas tres desinversiones a inversores extranjeros, ya que ha sido el asesor de cabecera de la ahora llamada Ebro Foods y de Deoleo. Ha intermediado y se ha puesto las botas con jugosas comisiones con la venta de.productos que Arias Cañete califica de estratégicos para el país y que no lo eran tanto para su predecora del PSOE, Elena Espinosa. O quizás la ministra socialista era más liberal que su homólogo del actual partido liberal, que ha demostrado ser un intervencionista convencido. Cosas de los mercados, de los políticos y de los intereses patrios.
Sean felices.
PD: Madrid, un ayuntamiento quebrado, se gasta 100.000 euros en desenterrar a Cervantes para volver a entrerrarlo en el mismo sitio, según su última voluntad. Estos políticos de tres al cuarto no tienen remedio.
[Fuente: Por Agustín Marco, El Confidencial, Madrid, 26abr14]
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