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04may20
Desde enero la Comisión Europea advirtió de los riesgos para la salud pública del covid-19
La Comisión Europea ha hecho entrega a España durante este fin de semana de un primer cargamento de 173.000 mascarillas protectoras FFP2, financiado por el presupuesto de la UE, para ayudar a combatir la pandemia del coronavirus. Se trata de una de las primeras actuaciones de la recién creada reserva común europea de material médico, que el equipo de Ursula Von der Leyen puso en marcha en marzo tras constatar los problemas de suministro de Italia y España, los países más golpeados por la crisis. Alemania y Francia llegaron a prohibir las exportaciones a sus socios comunitarios.
En una entrevista por escrito con EL ESPAÑOL, el comisario responsable de Gestión de Crisis, el esloveno Janez Lenarcic (Liubliana, 52 años), al que Von der Leyen ha encargado coordinar la respuesta al virus, asegura que el Ejecutivo comunitario alertó desde el principio a los Estados miembros sobre la amenaza, pero admite que la virulencia del virus ha sorprendido a todo el mundo.
¿Cuándo empezó usted a darse cuenta de que el coronavirus suponía una amenaza para la UE? ¿Cuándo envió las primeras advertencias a los Estados miembros? ¿Diría usted que los Estados miembros subestimaron la amenaza?
Desde enero, cuando recibíamos las impactantes noticias sobre el brote de coronavirus, la Comisión Europea ha estado en primera línea para advertir sobre los riesgos para la salud pública en todo el mundo. De hecho, en el mismo mes de enero, nada más recibir los primeros informes de China, pusimos en marcha los mecanismos de la UE para la respuesta a la crisis.
A primeros de enero el sistema de alerta precoz y respuesta (SAPR) de la Comisión compartió con los Estados miembros las primeras informaciones sobre el virus en China; poco después el Comité de Seguridad Sanitaria celebró su primera reunión sobre el coronavirus. A la vista de la evolución de los acontecimientos, la presidenta Von der Leyen activó nuestro mecanismo interno de gestión de crisis a finales de enero, asignándome la función de coordinar nuestros servicios como coordinador europeo de la respuesta ante emergencias.
En resumen, la Comisión reaccionó rápidamente, alertando públicamente a sus Estados miembros sobre la necesidad de comenzar a prepararse ante este nuevo virus. Enseguida reconocimos los potenciales riesgos que el brote de Wuhan representaba para la salud de todos.
Cabe destacar que, en general, el nuevo coronavirus se propagó por Europa en unas proporciones inéditas. Tal vez no vimos entonces, nadie podía verlo, la magnitud del problema, pero percibimos el riesgo y advertimos sobre él. A lo largo de todo el mes de febrero, la Comisión participó plenamente en el seguimiento y el apoyo a los esfuerzos para responder a todas las facetas de esta epidemia. Invitamos a los Estados miembros a aumentar sus niveles de preparación. El consejo a los Estados miembros fue que se prepararan para lo peor.
Pero para ser justos, este nuevo virus nos sorprendió a todos. Su extraordinaria capacidad de contagio y la alta mortalidad que provoca no tienen precedentes en nuestro tiempo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido suspender la financiación a la Organización Mundial de la Salud por lo que considera una mala gestión de la crisis. ¿Qué opina de esta decisión de EEUU?
La OMS es imprescindible y es uno de los principales socios internacionales de la UE para salvar vidas en esta pandemia del Covid-19. Retirarse de esta lucha global supone dejar a todos en la estacada. Se trata de una decisión sumamente desafortunada. Es fundamental trabajar juntos y a escala mundial para salvar vidas, especialmente las de las personas más vulnerables y de mayor riesgo.
España es uno de los países más afectados por la pandemia. ¿Ha sido el Gobierno español demasiado lento o ha actuado demasiado tarde para imponer el confinamiento, especialmente teniendo en cuenta que los problemas de un país vecino, como Italia, ya eran visibles semanas antes?
Como ya he mencionado, ningún país podía haber previsto la magnitud del impacto de este nuevo coronavirus. Y sí, es un hecho, que el virus no se propagó simultáneamente por todas partes, pero hay que destacar que cuando los Estados miembros se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo en Italia, decidieron introducir medidas restrictivas de inmediato. Eso fue lo correcto.
De hecho, el resto realmente tuvo suerte porque reaccionaron en una fase más temprana del ciclo de infección que Italia. España debía ya estar más avanzada en el ciclo de infección, pero a estas alturas, ya en el mes de mayo, no sabemos aún lo suficiente sobre este virus.
A principios de la crisis, Italia activó el Mecanismo de Protección Civil de la UE solicitando ayuda en forma de mascarillas y otro material médico y nadie contestó. Lo mismo ocurrió a mediados de marzo con España. China ayudó a ambos países antes de que la UE pudiera actuar. ¿Comprende que Italia y España se sientan decepcionados con la solidaridad de la UE?
Italia activó el Mecanismo de Protección Civil de la Unión antes de finales de febrero y solicitó asistencia con equipos médicos y de protección individual. El hecho de que inicialmente ningún Estado miembro respondiera a la solicitud de asistencia de Italia nos duele a todos.
Puedo entender la decepción de muchas personas en Italia y España, pero se debió más a la falta de equipos de protección individual que a la falta de solidaridad. No obstante, en cuestión de semanas, la situación ha mejorado y sigue mejorando, paso a paso. Los Estados miembros empezaron a manifestar su solidaridad ofreciendo el traslado de pacientes y otras formas de ayuda.
En ese desafortunado período inicial, toda la UE se dio cuenta, con gran pesar, del angustioso problema que suponía la falta de disponibilidad y de suministro de equipos de protección individual y de otros dispositivos médicos, y en particular de respiradores. Por lo tanto, decidimos crear una capacidad médica de reserva de la UE.
En efecto, si todo el sistema de gestión de crisis de la UE depende, como ocurría hasta ahora, de la solidaridad voluntaria de los Estados miembros, el sistema llega rápidamente al límite cuando se ven afectados todos los Estados miembros. Esto es lo que ha sucedido. Tras haber padecido esta disfunción, y teniendo en cuenta que las pandemias mundiales ya no son hipotéticas, quiero proponer que la propia Comisión pueda recurrir directamente a la contratación pública de equipos destinados a la reserva estratégica europea, lo que permitiría una respuesta eficaz de la UE enviando los equipos donde más se necesiten.
Ahora la Comisión ha creado esta reserva estratégica de material médico de la que usted hablaba y empieza a enviar mascarillas a España. ¿Cuándo espera que este instrumento funcione a plena capacidad? ¿Debería la UE producir en su territorio este tipo de material para reducir la dependencia respecto a China y otros terceros países?
Tras el incidente con la petición italiana, a la que no respondieron los Estados miembros, decidimos actuar a nuestro nivel. En un tiempo récord, el 19 de marzo, garantizamos una base jurídica para crear la capacidad estratégica rescEU, que dispondrá de equipo médico de cuidados intensivos, como respiradores, equipos de protección individual, material de laboratorio, vacunas y medios terapéuticos. Ya se entregaron a Italia las primeras mascarillas y ahora las estamos enviando también a España y a otros Estados miembros. Obviamente, se trata de una reserva «viva», tanto en lo que respecta a los equipamientos como a los Estados miembros receptores.
De hecho, nos encontramos ante una situación de exceso de demanda mundial y de falta de suministro de equipos médicos y de protección. Casi todos los países del mundo se enfrentan a los mismos problemas al mismo tiempo. Además, la globalización de nuestras economías también nos afecta. Es evidente que la cadena de producción y suministro sigue interrumpida.
Con una mirada retrospectiva, es obvio que los Estados miembros deberían estar mejor preparados, también en lo que se refiere a sus existencias, para poder hacer frente en el futuro a acontecimientos similares o incluso peores. Por otra parte, la Comisión ya está trabajando en propuestas para reducir la vulnerabilidad de la UE antes esos acontecimientos mediante el fomento de la producción nacional, la diversificación de las cadenas de suministro y la constitución de reservas estratégicas en lo que respecta a esos bienes de crucial importancia.
¿Qué espera de la conferencia de donantes que la Comisión Europea ha organizado para este lunes sobre la vacuna contra el coronavirus? ¿Cuándo cree que estará disponible esta vacuna o algún tratamiento?
La pandemia mundial de coronavirus exige una respuesta global. Especialmente ustedes, en España, han comprobado ya lo peligroso que puede ser este virus, a pesar de su invisibilidad. Por lo tanto, el mundo entero necesita rápidamente desarrollar tratamientos eficaces y una vacuna, y generalizar su administración porque, sin ellos, todos los países del mundo siguen siendo vulnerables.
La conferencia internacional de donantes del lunes tiene por objeto reunir a países y organizaciones para sumar fuerzas y asegurarnos no solo de desarrollar estos recursos que salvan vidas, sino de hacerlos llegar a todo el mundo de manera asequible. Nuestro objetivo es recaudar 7.500 millones de euros de financiación inicial para poner en marcha esta cooperación mundial. Espero que consigamos esa cantidad.
Investigadores de todo el mundo están trabajando con una celeridad sin precedentes para encontrar los tratamientos adecuados y la vacuna, pero es imposible saber exactamente cuándo estarán disponibles.
España pide a la UE más solidaridad en la reconstrucción económica cuando la emergencia sanitaria haya terminado. ¿Qué tamaño tendrá el fondo de recuperación que la Comisión Europea está preparando como complemento al presupuesto plurianual? ¿Espera que se base en subvenciones como pide el Gobierno español para no aumentar su deuda pública o sólo en préstamos? ¿Cuándo presentará sus propuestas?
Esta crisis afectará sin duda a todo el mundo. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional son brutales. Los Estados miembros, la Comisión, el Banco Central Europeo y el Banco Europeo de Inversiones ya han hecho mucho para evitar el colapso total de nuestras economías. Obviamente, es necesario hacer más. Por ello, la Comisión está revisando su propuesta de presupuesto plurianual para adaptarla a las previsiones actuales y, al mismo tiempo, estamos preparando una iniciativa de recuperación para ayudar a la economía europea a salir de esta crisis.
Nos enfrentamos a una sacudida simétrica de nuestras economías. Confío en que la UE llegue a un acuerdo sobre un instrumento financiero que refleje la solidaridad y tenga en cuenta las diferentes capacidades y necesidades de los distintos Estados miembros. No será un proceso fácil. No obstante, todos los países han de tener claro que la cooperación y la solidaridad harán más fácil nuestra salida de esta crisis. La Comisión está trabajando en este tipo de propuestas con la mayor rapidez posible.
¿Cómo debe prepararse la UE para un posible segundo brote del coronavirus durante el otoño o el invierno? ¿Qué lecciones debemos sacar de esta crisis
Estoy seguro de que toda la UE ha aprendido mucho de esta crisis. Ahora que los contagios están empezando a bajar de forma lenta pero constante en toda Europa, nuestra recomendación para las estrategias individuales de salida de todos los países es que sean graduales y se basen en los datos epidemiológicos y en un estricto seguimiento de los contagios. De lo contrario, echaremos a perder el sacrificio de todos y todo lo conseguido con las medidas restrictivas. No obstante, puesto que no cabe esperar que la vacuna esté lista este otoño, seguirá siendo crucial mantener la distancia social durante bastante tiempo.
Al margen de que los Estados miembros garanticen las existencias adecuadas de equipos de protección y otros equipos médicos y de que la Unión Europea refuerce su sistema de gestión de crisis, debemos tener presente que esta crisis es global y requiere un esfuerzo global y coordinado contra el virus. Por ello hemos de ayudar también a nuestros socios, especialmente a los que tienen los sistemas de salud más frágiles, a contener la propagación. Ningún país estará a salvo del virus, si no se contiene en todas partes del mundo.
[Fuente: Por Juan Sanhermelando, El Español, Madrid, 04may20]
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