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04abr20
Chen Wei, contra el enemigo invisible
Para Chen Wei, epidemióloga y general del ejército chino, todo combate contra una epidemia se debe librar antes de que aparezca el patógeno. "La prevención y el control nunca deben esperar a que la enfermedad aparezca", dice uno de sus lemas. Pero si esa fase fracasa, no queda otra que plantarle cara con todos los medios al alcance. "El virus es despiadado (...) La epidemia es una situación militar, y el epicentro es el campo de batalla", reconoció al principio de la actual crisis. Wei tiene una retórica belicista que cuadra bien con este personaje del que existen pocas fotografías pero que se ha convertido en uno de los iconos del poder chino en combate contra un nuevo enemigo invisible.
A sus 54 años, esta mujer se las ha tenido con una larga serie de peligrosos virus, el último de ellos el SARS-CoV-2, surgido también en China. Por eso, cuando en la provincia de Hubei se contaban los nuevos casos por cientos y el país se hallaba paralizado por el impacto, hizo lo propio de otras ocasiones: se calzó el uniforme y viajó hasta la zona cero de la pandemia, un medio en el que se maneja como pez en el agua.
Su objetivo principal ahora es dar con la ansiada vacuna, una carrera en la que Pekín pugna con EE.UU.
"Los que la conocen saben muy bien una cosa: es rápida", dijo de ella el diario nacionalista Global Times . Dicho y hecho. El pasado 26 de enero, tan solo unas horas después de aterrizar, ya se había puesto manos a la obra junto al equipo de científicos militares que lidera. Primero, en un laboratorio portátil improvisado en tiendas de campaña en Wuhan, donde pronto desarrollaron un kit de detección con el que reducir el tiempo para saber si una persona está infectada.
Más tarde, se mudaron al Instituto de Virología de Wuhan, que cuenta con la clasificación de bioseguridad más alta del país. Allí pusieron su ciencia a trabajar en búsqueda de un remedio contra el coronavirus. El fruto inicial ha sido el primer prototipo de vacuna autorizado para ser testado en humanos. Desarrollado en colaboración con la compañía CanSino Biologics de Tianjin, el pasado martes concluyó la primera fase de los ensayos clínicos iniciados el día 16 de marzo, y se espera que en los próximos días anuncien los resultados.
Chen vino al mundo en 1966 en la localidad de Lanxi, en la provincia oriental de Zhejiang, donde se licenció en Químicas antes de completar un máster en la prestigiosa Universidad de Tsinghua, en Pekín. Con 25 años, tras una fugaz incursión en el sector privado, ingresó en la Academia Militar de Ciencias Sociales. Allí pasó la siguiente década investigando virus mortales como la peste, el ántrax y el ébola y desarrollando nuevas vacunas.
A su popularidad se le han sumado cargos de relevancia en el ámbito político y militar
Pero fue en sus actuaciones los años siguientes cuando su figura, tanto de uniforme y galones como con bata sanitaria y mascarilla, se hizo popular entre el público chino. Durante la epidemia del SARS (síndrome respiratorio agudo severo), su contribución fue capital en el desarrollo de un aerosol nasal que protegía al personal médico -hasta 14.000 sanitarios lo usaron- contra un patógeno que dejó casi 800 muertos en el mundo. De entonces data la famosa fotografía, tomada por su marido, en la que se ve a su hijo besando la pantalla de televisión mientras entrevistan a Chen, que permaneció varios meses aislada junto a su equipo hasta lograr el resultado esperado.
Si tras el devastador terremoto que asoló Sichuan en el 2008 -dejó más de 80.000 fallecidos- trabajó duro para prevenir la propagación de epidemias, su papel fue clave años después para desarrollar una vacuna en el 2014 contra el ébola en la primera línea de batalla en África occidental, de donde regresó con el apodo de Terminato r bajo el brazo. Entre medias, se aplicó en combatir las posibles amenazas terroristas con armas químicas y biológicas en eventos como los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Con los años, a su popularidad se le han sumado cargos de relevancia en el ámbito político y militar, lo que la convierte en una rara avis dentro de las masculinizadas esferas de poder chinas. En el 2015, el presidente chino, Xi Jinping, la nombró teniente general; ese mismo año, también fue designada delegada del Ejército en la Asamblea Popular Nacional, el Parlamento chino; y en el 2018 pasó a formar parte de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo, principal órgano asesor del Ejecutivo mandarín.
Dada su experiencia y bagaje, muchos creen que Chen es la más capacitada para liderar la lucha de China contra el nuevo coronavirus. Su objetivo principal ahora es dar con la ansiada vacuna, una carrera a contrarreloj en la que Pekín pugna por superar a su principal rival, Estados Unidos.
"Una vacuna puede ser la solución más efectiva para terminar con la epidemia global de la Covid-19", dijo esta mujer menuda y de rostro amable, que visitó a los voluntarios inoculados para agradecerles su participación en el experimento. "Si China es el primer país en inventarla y tenemos nuestra propia patente, mostraremos el progreso de nuestra ciencia", añadió. Todavía faltan meses para saber si este prototipo de vacuna será eficaz, seguro y viable, pero pocos dudan de que, si hay alguien en el país capaz de conseguirlo, es ella.
[Fuente: Por Ismael Arana, La Vanguardia, Hong Kong, 04abr20]
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