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09ene16
Las claves del acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP
Cuatro puntos claves explican por qué Junts pel Sí y la CUP han alcanzado un acuerdo in extremis que permite el arranque la legislatura. El temor a unas nuevas elecciones y las renuncias de última hora por todas parte han sido fundamentales para el pacto.
1. Elecciones: el peor de los escenarios.
Lo ha dicho Artur Mas. La perspectiva de comicios el próximo 6 de marzo, escenario al que la política catalana se veía abocada tras la negativa de la CUP a investir al todavía president, no agradaba a nadie del soberanismo. CDC tenía malas expectativas electorales y se veía obligada a aparcar su refundación en un nuevo partido hasta después de unos comicios complicados. ERC pudo haber tenido la tentación de afrontar la cita electoral con aspiraciones a la victoria pero nunca quiso estos comicios porque suponían asumir la guerra dentro del soberanismo y, en consecuencia, echar al garete el proceso por el que tanto pelean. Desde la CUP, las perspectivas electorales tampoco eran halagüeñas, con lo que los cuperos ganan el crédito perdido entre la mayoría del electorado soberanista tras duras negociaciones, quizás a costa de perderlo entre otros sectores.
En definitiva, el soberanismo en su conjunto era consciente que el clima de desánimo y guerracivilismo hubiera acabado por perjudicar a todo el mundo, con lo que se ha vuelto a apostar por la unidad.
2. La cabeza de Mas.
En este frenético sábado, el soberanismo sólo ha recuperado la fe en el acuerdo el momento en que han aparecido las primeras informaciones de que las negociaciones implicaban una renuncia de Artur Mas. Ésta era la línea roja de la CUP. Con Mas fuera, se abrían de nuevo todos los escenarios y sólo quedaba por ver cuál era el precio que debía pagar la izquierda independentista a Junts pel Sí a cambio. En contra de lo que se ha venido rumoreando, la renuncia de Mas a la política institucional es por ahora total. El actual president no tendrá ningún cargo en el Govern y está por ver si mantiene su escaño en el Parlament. Sin embago, Mas solo se aparta; no se retira. Además de pilotar la renovación interna de Convergència, su sombra será alargada y habrá que ver qué papel toma ahora en el conjunto de la política catalana. Él mismo ya se ha puesto a la disposición del nuevo president y del Parlament para lo que haga falta para la continuidad del proceso.
3. La CUP garantiza apoyo ciego a JxSí.
Si el precio que ha pagado la CUP por la cabeza de Mas es alto o no deberá juzgarlo el tiempo, pero lo cierto es que los cuperos hacen sacrificios importantes con tal de volver a ganarse la confianza de Junts pel Sï. Por escrito, la izquierda independentista deja claro que garantiza la estabilidad del nuevo Govern y que no votará "en ningún caso" en el mismo sentido que los grupos contrarios al proceso "cuando este en riesgo la estabilidad". Pero no solo eso, dos diputados deberán incorporarse "a la dinámica del grupo parlamentario" de Junts pel Sí. Además, el acuerdo implica un acto de contrición claro: reconocer los errores de "haber puesto en riesgo el voto mayoritario de la población y el electorado en favor del proceso hacia la independencia". Y, como remate, debe renovar su grupo parlamentario para "visualizar" el citado "cambio de etapa".
4. Un nombre de consenso.
Una vez vistas las concesiones, el escollo final era un nombre. Tras ponerse en la mesa de negociación otros como el de Neus Munté , ha salido a última hora el del alcalde de Girona, Carles Puigdemont, alguien con el que nadie contaba.
[Fuente: Por Jaume Pi, La Vanguardia, Barcelona, 09ene16]
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