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03oct21
Fracaso estrepitoso de las manifestaciones independentistas para conmemorar el 1-O
Coincidiendo con el final de la pandemia, la ANC ideó un inicio de curso político trufado de movilizaciones con el expreso objetivo de revitalizar la presión separatista en las calles. Finalizado el ciclo de protestas, puede certificarse ya su estrepitoso fracaso.
La incapacidad para agitar a la masa soberanista comenzó a evidenciare en la Diada, cuando 108.000 personas marcharon por las calles de Barcelona, medio millón menos que las que se habían congregado dos años atrás para conmemorar el 11 de septiembre, que ya había tocado fondo en ese 2019 prepandémico con la menor asistencia de todo el procés. Pinchó el separatismo a pesar de que un día antes la Generalitat había suprimido la prohibición que pesaba sobre las reuniones de más de diez pesonas para fomentar la participación en el gran festejo del secesionismo catalán.
Los fastos organizados para conmemorar el referéndum ilegal del 1-O y la huelga general del 3-O han acabado por ratificar que la ANC ha perdido el poder de convocatoria de antaño por el desencanto que cunde entre el desorientado votante secesionista y por la falta de un hito cercano hacia el que transitar después de que el Govern haya asumido una negociación «sin plazos» con el Gobierno para explorar una solución al «conflicto».
Los fastos del 1-O pasaron sin pena ni gloria, con un gris acto institucional del Govern y una minoritaria performance en el sur de Francia para recordar el paso de las urnas desde el país vecino a Cataluña en 2017. Los CDR recurrieron a la violencia -15 detenidos por quema de contenedores y desórdenes públicos- para tratar de evocar el épico pasado del soberanismo radical, pero sus vandalismo quedó eclipsado por los mayores destrozos de los botellones que asolan Barcelona en las últimas jornadas.
Las tres marchas organizadas el sábado por la ANC para emular los masivos cortes de carreteras que paralizaron Cataluña tras la sentencia del Tribunal Supremo, tampoco ocuparán un lugar destacado en la historia del proceso secesionista. La más multitudinaria de esas marchas, celebrada en la provincia de Gerona, reunió a 7.000 personas, según la siempre optimista versión de la organización. En las otras dos, que tuvieron lugar en Lérida y Tarragona, hubo tramos con menos de medio millar de asistentes lanzados a la carretera, pese a haber sido convocadas las marchas en fin de semana.
Y la guinda ha tenido lugar este domingo, cuando la ANC había llamado a una manifestación masiva en Barcelona para culminar la retahíla de protestas que arrancó en la Diada bajo el lema «luchemos y ganemos a independencia». Unas 1.200 personas, según fuentes del Ayuntamiento de Barcelona, se han congregado en la capital catalana, un día antes de que Carles Puigdemont declare en Cerdeña ante el juez que debe decidir sobre su extradición.
Ni siquiera el reciente episodio de la detención del prófugo ha reanimado a la causa separatista en la calle, pues no más de un millar de manifestantes se había reunido también el viernes 24 de septiembre ante el consulado italiano en Barcelona, tras conocer el arresto del líder separatista.
«Juntos somos imparables. El 3-O paramos el país, salimos a las calles de todas partes contra la represión, por la libertad y la democracia», ha manifestado el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a través de un mensaje publicado en las redes sociales en el que obvia que poco queda ya de aquel espíritu insurreccional.
[Fuente: Por Víctor Mondelo, El Mundo, Madrid, 03oct21]
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