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06nov17
Puigdemont, persona 'non grata' en la Eurocámara
Carles Puigdemont no puede poner un pie en el Parlamento Europeo… al menos que un juez se lo autorice. No es que se lo prohíban, es que no se le permite. ¿El motivo? Las medidas cautelares que pesan sobre él. Después de mantenerle arrestado durante 14 horas, el juez de instrucción decidió ponerle en libertad, pero con condiciones. Por ejemplo, la prohibición de abandonar Bélgica.
La sede habitual del Parlamento Europeo se encuentra enclavada en pleno corazón del barrio europeo de Bruselas. Y, sin embargo, como sucede en otras instituciones internacionales, el espacio que ocupa es 'inviolable', es decir, la policía belga no puede acceder a él libremente. Tampoco podría hacerlo si, por ejemplo, tuviera que arrestar a Puigdemont para hacerle comparecer ante un juez. Lo que podría convertir al PE en un buen refugio.
Puigdemont asegura que nunca han tratado de huir de la Justicia. Dice que no quería ponerse en manos de los tribunales españoles porque allí no tendría un "juicio justo". Y tanto él como Antoni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret han dado muestras de su voluntad de colaborar, al entregarse este domingo a primera hora en una comisaría de Bruselas. Pero, si cambiaran de idea, en la Eurocámara podría ponerse –al menos temporalmente– a salvo de la policía belga.
Para evitarlo, el Parlamento Europeo ha decidido exigirle una autorización expresa del juez si desea traspasar sus umbrales. "Si el juez ha prohibido a Puigdemont salir de Bélgica para estar permanentemente a disposición de la Justicia belga, es el juez quien ha de autorizarle o no a acceder a un edificio en el que esa situación se modifica", afirman fuentes parlamentarias a El Confidencial.
Un atril menos para la campaña electoral
La decisión de la Eurocámara supone un revés para Puigdemont, quien aspira a ser candidato a las elecciones catalanas del 21 de diciembre. El político ya ha dejado claro que no le importa hacer campaña desde Bélgica, donde el proceso sobre la petición para su extradición puede llevar tres meses, si no se paraliza por algún tipo de consulta al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, lo que lo retrasaría aún más.
El Parlamento Europeo podría ser un buen altavoz para un político en campaña electoral, dada la cantidad de salas con las que cuenta y los recursos punteros. Además, los mayores apoyos de Puigdemont son precisamente miembros de esta casa: se trata de los eurodiputados Ramon Tremosa (PDeCAT), Jordi Solé (ERC) y Josep-Maria Terricabras (ERC). Los tres son activos defensores de la causa independentista en Bruselas y conocen bien la Eurocámara, por lo que podrían buscar sacarle partido. Lo que ahora se complica.
Las alternativas no son evidentes. La única rueda de prensa que ha ofrecido desde su llegada a Bélgica dejó en evidencia las dificultades logísticas a las que hace frente. En un primer momento, su equipo trató de organizarla en una sala del centro de prensa internacional de Bruselas, de gestión pública. Su petición fue rechazada, por lo que tuvieron que recurrir a un local privado, con instalaciones limitadas que causaron problemas.
Puigdemont confía en las herramientas de la globalización para ello: sigue mandando mensajes a través de sus redes sociales y publicita iniciativas como la puesta en marcha para que los ciudadanos escriban a los miembros del Govern cesado que permanecen en prisión preventiva en España. También recurre a entrevistas con medios de comunicación y editoriales en periódicos extranjeros. Queda ahora por ver si esto será suficiente.
[Fuente: Por María Tejero Martín, El Confidencial, Madrid, 06nov17]
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