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20dic12
El desafío de Mas obliga a Rajoy a replantearse el rescate financiero a la Generalitat
El desafío inmediato de Mas y Junqueras a la unidad constitucional de España no es la consulta que puedan convocar en 2014, sino el compromiso de organizar en Cataluña una agencia tributaria propia, con nuevos impuestos y tasas, a partir del próximo enero. "Rajoy tendrá que decidir ahora si mantiene la permanente asistencia financiera que recibe la Generalitat desde hace un año y si ha llegado la hora de la intervención", reconocen en fuentes gubernamentales. Se abre en el Ejecutivo el debate sobre cómo seguir sosteniendo al Gobierno nacionalista para que pueda prestar sus servicios si al tiempo Mas diseña e invierte ya en su proyecto de independencia fiscal.
La Generalitat catalana es la Administración más endeuda y con más déficit acumulado de toda España. Y también el Ejecutivo regional que más fondos adicionales ha recibido del Gobierno para que no se sumiera en la bancarrota. Entre líneas de crédito del ICO, el plan de proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómico, el Gabinete de Mas ha recibido durante 2012 un total de 11.687 millones de euros para que pudiera hacer frente a sus vencimientos de deuda, al pago de servicios y al abono de las nóminas de sus funcionarios.
Rajoy ha defendido siempre que es obligación del Gobierno respaldar a todas las Administraciones que tienen problemas financieros para prestar sus servicios a los ciudadanos, que todos los españoles tienen el mismo derecho a ser atendidos por el Estado al margen de quiénes gestionen las Administraciones autonómicas.
El Ministerio de Hacienda ya diseñó el FLA para hacerse cargo sólo de las facturas de servicios y pagos de facturas pendientes, no para sostener el aparato político y de propaganda nacionalista de la Generalitat ni de ninguna otra autonomía. Se salvaba así la posibilidad de avalar con fondos comunes el proyecto secesionista de Artur Mas. El Ejecutivo de Rajoy no quería que los nacionalistas cultivaran el argumento del agravio y para ello ha sostenido durante un año sus cuentas, pese a que seguían sin hacer recortes en lo que CiU llama las "estructuras de Estado": medios de comunicación, 'embajadas' en el extranjero, imposición y subvención al catalán o gastos en organismos de intervención y control de la economía y la sociedad.
Mas asume ahora buena parte del programa de los independentistas republicanos de izquierda, con lo que amenaza con dejar de recortar de donde antes recortaba (sanidad y educación) y con aumentar el gasto donde él ya se había negado a ahorrar. El Gobierno saliente reconoce en tono de reto que no cumplirá con el objetivo fijado para este año, un 1,5 por ciento, y el pacto suscrito ayer dibuja un desafío aún mayor para el próximo ejercicio.
Entre enero y febrero, cuando se conozcan los datos finales de ejecución de la autonomía (con un déficit que puede superar el 2 por ciento) y el nuevo Ejecutivo nacionalista empiece a poner en práctica el pacto firmado (con nuevos impuestos ilegales como el de las tasas sobre depósitos bancarios) la Generalitat catalana cumplirá todos los requisitos para ser intervenida por Hacienda. No habrá cumplido el déficit ni los compromisos adquiridos con la Agencia Tributaria y burlará la ley de estabilidad presupuestaria. Y también la Constitución en cuanto pretenda imponer impuestos por su cuenta.
El peligro de financiar la independencia con el dinero de todos
En fuentes gubernamentales reconocen que Rajoy se verá abocado a tomar la decisión sobre encargar a Hacienda la intervención de las cuentas de la Generalitat antes de seguir con la aportación de fondos por la vía del nuevo FLA incluido en los Presupuestos Generales del Estado. Sería absurdo, apuntan en los mismos medios, seguir financiando los servicios de los ciudadanos catalanes mientras el Ejecutivo de Mas dedica sus ingresos ordinarios a "internacionalizar el conflicto" con las embajadas y preparar la secesión con la puesta en marcha de una agencia tributaria propia.
Sólo si el Ejecutivo central se hace cargo directamente de las cuentas de la Generalitat podría garantizarse que los fondos de todos los españoles no se dedican a socavar la unidad nacional. La otra opción que le puede quedar a Rajoy es dejar 'caer' al Gobierno catalán, que no podría financiarse sin la asistencia del FLA. Nadie daría crédito a Mas y la autonomía caería en la quiebra práctica.
El desafío de Mas y Junqueras en materia tributaria es más inmediato y casi tan complejo de resolver como el del referéndum. El Gobierno no se lo esperaba. Las relaciones de Hacienda con el consejero Mas-Collel no lo hacían prever. Pero en el pacto entre nacionalistas e independentistas se instaura un nuevo modelo de relación entre administraciones que es de ruptura total, sin margen alguno de negociación.
[Fuente: Por Ángel Collado, El Confidencial, Madrid, 20dic12]
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