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02ene13
Empresarios españoles usaban una red de correos para evadir dinero oculto en coches
Empresarios y grandes fortunas recurrían a una red de correos dedicados a la evasión y blanqueo de capitales para sacar dinero en efectivo de nuestro país con destino a paraísos fiscales, o para reintegrarlo a nuestro país sin conocimiento de la Agencia Tributaria. Los 'correos belgas', como los define la Policía en el sumario del caso Emperador contra la mafia china de Gao Ping, formaban parte de una organización internacional dirigida desde Suiza por el belga François Leiser.
Los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) que han investigado esta trama llegaron a la conclusión de que se encontraban "ante una auténtica organización criminal, cuyo número de integrantes es prácticamente imposible de determinar, y que se encuentra perfectamente jerarquizada, con un estricto reparto de funciones altamente cualificadas y cuyo objetivo final es el enriquecimiento a través de las actividades delictivas que acometen", según uno de los informes remitidos al magistrado Fernando Andreu, instructor de la causa.
En lo alto de la pirámide se encontraba el citado François Leiser, que tenía como gestor de la cartera de clientes y encargado de llevar la contabilidad a una persona apodada 'Annie'. Los gestores financieros eran Marc Pérez y otro individuo no identificado, Juliane, que se encargaban de las operaciones bancarias, y como representante en España estaba Malka Maman, que mantenía las citas con los clientes y los 'correos belgas', que nunca conocían los detalles de los desplazamientos de sus compañeros.
El movimiento del dinero se hacía a demanda del cliente. En unas ocasiones encargaban a la red que sacaran el dinero hacia algún paraíso fiscal, y en otras pedían que les reintegraran importantes cantidades ocultas en aquellos. El dinero viajaba oculto en los propios vehículos de los correos, algunos de los cuales eran preparados en un taller mecánico de las afueras de Pamplona que los investigadores no han conseguido descubrir. El efectivo se entregaba directamente a los clientes o a Malka, que se encargaba de ello.
Las conversaciones telefónicas intervenidas a Malka y alguno de los correos, de los que sólo se conocen los nombres, reales o ficticios (Micky, Jackie, Popole, Vicent y Joe, el que más viajes realizaba a nuestro país) permitieron a la Policía concluir que el envío más frecuente era de cuatrocientos mil euros , por lo general en billetes no inferiores a los 100 euros. En uno de los viajes de Joe a Madrid, este se pone en contacto con Malka a través de un SMS en el que avanza la cantidad que va a transportar: "200 yellow (amarillo, billetes de doscientos euros) y 160 green (verde, billetes de cien euros)".
Acto seguido, Malka telefonea al correo (en este caso son las 11:03 horas del 27 de julio de 2012).
Malka: ¿Sólo eso, no hay nada de púrpura (billetes de quinientos euros)?
Joe: No hay nada de púrpura.
Malka: ¿Estás de camino?
Joe: Estoy de camino.
A las 20 horas, Malka vuelve a telefonear a Joe.
Malka: ¿Dónde estás?
Joe: A 600 kilómetros de Madrid, creo que llegaré sobre la una y media o las dos de la madrugada.
François Leiser, el jefe de la organización, obligaba a los correos a telefonearlo para confirmar que habían realizado la entrega, independientemente de la hora en que se produjera.
Los informes policiales recogen que los 'correos belgas' eran "transportistas altamente especializados en hacer llegar grandes cantidades de dinero a distintos puntos de Europa".
[Fuente: Por Carlos Fonseca, El Confidencial, Madrid, 02ene13]
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