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05dic10
Crisis y "estado de alarma" en España.
Hace 35 años que no aplicaban esa medida
La rebelión de los controladores aéreos no sólo dejó sin aviones los cielos de España y sin vuelos a 600.000 pasajeros, sino que, por primera vez en 35 años, logró colocar en "estado de alarma" al país, que comienza a mostrar su hastío por las consecuencias de la dureza de la crisis y de las políticas oficiales de ajuste.
A pesar de que ayer el gobierno español informó que "el 90% de los controladores" volvió a sus puestos tras ser obligados por personal militar a cumplir con sus tareas de funcionarios públicos, la situación anoche aún no se había normalizado por completo.
Las 20 horas que duró el estado de parálisis total en la gran mayoría de los aeropuertos españoles hizo que muchos de los 2248 vuelos cancelados debieran ser reprogramados sin día ni horario previsto, por lo que la incertidumbre todavía predominaba entre miles de pasajeros varados en toda la península.
El enfrentamiento que generó el mayor caos aéreo en las últimas décadas en España había comenzado anteayer, cuando más del 80% de los técnicos controladores del tráfico aéreo decidió darse de baja por enfermedad tras lograr un aparente acuerdo jamás declarado ni aclarado.
Pero la causa sí fue explicitada por el sindicato español del sector: el decreto real ratificado por el gobierno, que aumentó el tope máximo de carga horaria a 1670 horas anuales, generó una fuerte situación de estrés entre los controladores, que decidieron dejar sus puestos de trabajo justo antes de los primeros vuelos del fin de semana más largo en España luego de la Semana Santa.
No obstante, sobre el inicio de la insólita medida de fuerza el estrés flotaba en un ambiente ya tenso por el anuncio de un nuevo ajuste anunciado por el gobierno socialista. Entre otras medidas destinadas a reducir el déficit fiscal, el plan anticrisis dispone la privatización parcial de los aeropuertos.
La inquietud generada por esta última noticia, particularmente delicada para los trabajadores del sector, cuajó con la bronca de miles de pasajeros que transformaron todos los aeropuertos, y en especial el madrileño de Barajas, en un mar de gente inmovilizada por la impotencia.
Al filo de la medianoche, la bronca y las quejas de los pasajeros contra los controladores (se oyó el grito de "ĦQue se vayan todos!") condujeron al mismo Consejo de Ministros, que pocas horas antes había ratificado el ajuste, a evaluar una salida del conflicto, de una dureza inédita para la administración española desde el regreso de la democracia, en 1975.
La decisión, finalmente, fue tomada en la mañana de ayer. El gobierno decretó el estado de alarma en todo el territorio y, a través de ese mecanismo constitucional concebido para situaciones de emergencias y catástrofes, delegó en las fuerzas armadas españolas la autoridad sobre los controladores aéreos.
Con esta jugada, los técnicos especialistas en tráfico de aviones pasaron a estar regidos por la ley militar, que considera la desobediencia un delito de sedición y podría sancionar a quienes lo comentan con penas de prisión efectiva e inhabilitación por tiempo indefinido en sus tareas como funcionarios públicos.
El impacto
Poco después de ser notificados por carta, el 90% controladores se presentaron en sus puestos de trabajo, aunque algunos de ellos lo hicieron bajo protesta alegando amenazas del gobierno. Otros, incluso, aseguraron haber sido intimidados por las fuerzas de seguridad para que regresaran a sus puestos de trabajo.
Sin embargo, el daño que habían causado ya sería difícil de reparar. La gran cantidad de vuelos cancelados hizo que la mayoría de los que habían planeado su "puente" debieran anular, también, sus reservas de hotel y otros compromisos por no poder conseguir vuelos alternativos.
En tanto, el ministro del Interior y vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró que esta crítica situación "nunca más volverá a suceder", pero reconoció que la paralización de vuelos traerá consecuencias para los viajeros.
Pero el gran ausente en esta situación de crisis fue el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, quien se había excusado de viajar a la Argentina este fin de semana para poder "seguir de cerca" las nuevas medidas del plan económico.
Pero anoche, tras no haber aparecido en público el mandatario, las suspicacias sobre eventuales reuniones de emergencia para evaluar el temido salvataje financiero volvieron a cobrar vigor.
CLAVES DEL CONFLICTO
- El marco político de la crisis: el conflicto con los controladores aéreos comenzó hace más de un año cuando, en medio de la crisis económica que afecta a España, el gobierno de Zapatero anunció que quería modificar sus horarios y prestaciones de trabajo para ahorrar. Los sindicatos, además, condenan los planes del gobierno de privatizar un 49% de la autoridad aeroportuaria AENA, a fin de recaudar millones de euros.
- El quiebre: la disputa empeoró en febrero, cuando el gobierno limitó las horas extras de los controladores, lo que redujo su salario anual promedio de unos 463.000 dólares a 264.000 dólares. Pero la gota que derramó el vaso fue el decreto que aprobó el viernes el Gabinete, que prevé que los controladores que falten por enfermedad compensen las horas perdidas.
- Estado de alarma y normalización: por primera vez en la historia de la democracia de España, el Ejecutivo decretó ayer el estado de alarma para poner fin a la huelga que empezó anteanoche y afectó a 600.000 pasajeros. Según el gobierno, la situación se normalizará en 48 horas.
[Fuente: Adrián Sack para La Nación, Bs.As., Argentina, 05dic10]
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