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21nov04
VI Conferencia de Ministros de Defensa de las Americas: terrorismo y narcotráfico son prioridades regionales, sumada la lucha contra la pobreza.
En la VI Conferencia de Ministros Defensa de las Américas, que concluyó el viernes en Quito, se enfrentaron dos visiones sobre la seguridad y defensa: la que propugna los Estados Unidos, que tiene como núcleo de estas a la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, y la que lideró el Brasil, que considera a la pobreza como la mayor amenaza contra la seguridad.
Por la primera, la administración estadounidense propone una acción hemisférica contra el narcotráfico y la guerrilla que, en las actuales circunstancias, se traduciría en una participación regional frente al problema colombiano.
Entre las conclusiones de la reunión, que se recogen en la Declaración de Quito, se enuncia el problema de la pobreza como una amenaza para la seguridad hemisférica, lo cual se ha interpretado como un triunfo de la posición encabezada por el Brasil.
Sin embargo, más allá de la inevitable dosis retórica de este tipo de cónclaves, habrá que esperar las decisiones finales de los países para controlar la carrera armamentista, transparentar el gasto militar y reducirlo. Solo entonces será posible valorar el real alcance de la Declaración de Quito y saber si en la nueva arquitectura de la seguridad continental de la que se habló en la VI Cubre, se privilegia en realidad, en los presupuestos de las naciones, la lucha contra la pobreza e indigencia.
Otras preocupaciones de la reunión fueron el intercambio de información de inteligencia militar y la cooperación de los ejércitos en los desastres naturales.
La solicitud de Colombia para que las naciones de América contribuyan a la lucha contra el terrorismo en su país, obtuvo resultados positivos. Así quedó consignado en la Declaración de Quito que fue firmada ayer por los Ministros de Defensa de los 32 países participantes en su Sexta Conferencia.A la vez, en este punto los Ministros expresan su apoyo al Presidente Alvaro Uribe en sus acciones tendientes a restablecer la paz.
Colombia es el único país en la lista de los compromisos que se menciona directamente y al que se le dará una ayuda permanente.También se comprometieron a seguir enviando misiones y ayuda a Haití; El terrorismo, el narcotráfico, el tráfico ilícito de armas y de personas así como el crimen organizado, que fueron las amenazas prioritarias que presentó Estados Unidos, no constan totalmente como amenazas centrales para los países.
Como primer punto de la declaratoria de Quito se establece el mantenimiento de la democracia en las naciones para la estabilidad de las mismas. La seguridad es otro tema al que se le da prioridad, pero se especifica que esa seguridad debe basarse en la protección de los derechos humanos y la lucha contra problemas estructurales como la pobreza.
El respeto por la soberanía nacional y el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas y la interoperabilidad entre éstas es otro de los puntos que acordaron los Ministros.
La confianza mútua y la cooperación regional están presentes de manera implícita en los 46 puntos que contiene la declaratoria.
La propuesta de Brasil también fue tomada en cuenta: se estableció el compromiso regional para la no proliferación de armas de destrucción masiva. Los países acordaron que la fabricación y el tráfico ilícito de armas de fuego solo generan violencia y en algunos casos impunidad.
Asímismo se hace referencia a la transparencia presupuestaria de los gastos que se realizan en defensa para lo cual se deben establecer metodologías adecuadas de medición, situación que fomentará la confianza mútua.
"Unirse es un comienzo, seguir unidos es progresar, trabajar unidos es tener éxito"
Con esta frase inició su intervención en la sesión de clausura el Ministro de Defensa, Nelson Herrera.
El titular manifestó que tiene la seguridad de haber tenido éxito en esta cumber, toda vez que "la Declaración Conjunta contribuye al desarrollo de los países".
En su discurso, subrayó la importancia de rescatar la labor que las Fuerzas Armadas realizan en bien de la sociedad, además de que "la democracia es indispensable para mantener la paz, la seguridad y la defensa de la sociedad", según dijo.
"Amenazas tales como terrorismo, narcotráfico, tráfico ilícito de armas, crimen transnacional; desafían a las naciones de la región", afirma.
Denuncia que la proliferación y el tráfico ilegal de armas pequeñas y ligeras "fomentan una mayor criminalidad y violencia en nuestras sociedades".
La declaración reconoce que solo a través de la cooperación a nivel bilateral, subregional y regional, "podemos enfrentar las amenazas tradicionales y nuevas amenazas".
En Conclusión: Los países americanos coincidieron en que las distintas formas del crimen organizado corroen sus democracias y los vuelve vulnerables al terrorismo, pero rechazaron la política de "mano dura" que impulsa Estados Unidos para mejorar la seguridad hemisférica.
Los ministros de defensa de América -excepto Cuba- reiteraron en Quito en una declaración, "que es un objetivo compartido prevenir, combatir y eliminar todas las formas de terrorismo, crimen organizado y el tráfico de drogas y el comercio ilícito de armas y sus nexos."
A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos de alcanzar un apoyo frontal a su lucha contra el terrorismo, sin embargo, el continente optó por una visión más integral y social de las denominadas nuevas amenazas a la seguridad, como el tráfico de armas, drogas, el lavado de activos, la migración ilegal y la exclusión social.
Las propuestas de Washington de configurar una lista de grupos terroristas que deberían ser combatidos en el continente, entre las que posiblemente se incluiría a los guerrilleros colombianos, e integrar a las fuerzas militares y policiales contra el terrorismo fueron descartadas de la declaración final.
Los países del hemisferio rechazaron además darle su aval al planteamiento estadounidense apoyado por Centroamérica de convertir a la Junta Interamericana de Defensa (JID) en un organismo rector de la política de seguridad del continente, porque podría poner en riesgo la soberanía de los países.
La JID fue creada en 1942 y es el eje de una arquitectura de seguridad americana centrada en la defensa militar frente a amenazas externas, pero que es obsoleta para enfrentar los retos de la seguridad del siglo XXI, según los expertos.
"Vemos fantasmas donde no los hay," dijo el ministro de Defensa de El Salvador, Otto Romero, al explicar la postura adoptada en contra de los postulados estadounidenses. "Nos falta un poco de cultura de defensa y seguridad en el sentido de que no percibimos grandes amenazas."
Estados Unidos -el principal socio comercial de América Latina- debió conformarse con la promesa de reforzar la actual cooperación en la batalla contra estos fenómenos y evitar que creen un ambiente favorable para grupos radicales o alienten actos violentos como los registrados en Nueva York, Washington y Madrid en el 2001 y en el 2004.
"Siempre uno (Estados Unidos) quiere más. Lo interesante es que siempre se encuentra un punto justo," dijo el ministro de Chile, Jaime Ravinet, al cierre de la VI Conferencia de Ministros de Defensa de América, resaltando que cada país debe identificar sus prioridades de seguridad.
Los funcionarios destacaron que "la pobreza extrema y la exclusión social de amplios sectores de la población también afectan la estabilidad," en un documento más plagado de referencias a la crisis que atraviesa América Latina y sus efectos que a las medidas contra el terrorismo.
La pobreza afecta a uno de cada dos habitantes de la región y su pobre crecimiento -un 2,6 por ciento a lo largo de la última década, según organismos internacionales-, lo que para Brasil y el bloque sudamericano son los factores que alimentan el crimen organizado y las nuevas amenazas contra la seguridad.
Colombia recibió la solidaridad continental por "sus esfuerzos contra el terrorismo" al tiempo que indicaron que el mandatario Alvaro Uribe está contribuyendo con su política "a la seguridad regional" al intentar poner fin al sangriento conflicto que afecta al país andino.
La declaración distó mucho de las expectativas de Colombia de que sus vecinos dejen "la retórica" y se sumen a acciones militares y técnicas conjuntas para realizar operaciones de interdicción para frenar el tráfico de armas, drogas y el lavado de dinero.
El viceministro de Defensa de Colombia, Andrés Peñate, intentó aminorar la derrota afirmando que en los diálogos bilaterales se "dieron pasos concretos" para una mayor cooperación para enfrentar la problemática de su país.
El lavado de dinero equivale en América Latina y El Caribe entre un 2,5 y 6,3 por ciento del PIB de la región mientras que el narcotráfico de la región mueve anualmente más de 100 billones de dólares en Estados Unidos, según cifras estadounidenses y del Banco Interamericano de Desarrollo.
[Fuente: OFF news info, Bs As, Arg, 21nov04]
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