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03sep07
Suez y Gaz de France con su fusión pasan a ser el tercer grupo mundial de electricidad y gas
Los grupos Suez y Gaz de France (GDF) decidieron fusionar sus actividades para crear la tercera compañía mundial de electricidad y gas por tamaño.
Pero esa integración, prácticamente impuesta por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, abre profundos interrogantes en cuanto a la forma y el fondo de la operación.
Después de 18 meses de negociaciones, la fusión parecía condenada al fracaso. Pero la situación cambió el jueves pasado, cuando Sarkozy aprovechó su discurso ante la central empresarial francesa (Medef) para sugerir que Suez, empresa especializada en energía, debía separarse de su polo medioambiental para facilitar el encastre. Hasta ese momento, la capitalización bursátil de Suez era de 67.600 millones de dólares, contra 44.200 millones de GDF.
Esa parcela, especializada en el suministro y la purificación de agua, representaba para Suez un sector estratégico: "El medio ambiente forma parte del perímetro de Suez y el perímetro del grupo es una cuestión de principios", había respondido el presidente de la empresa, Gérard Mestrallet, alguna vez al calificar las distintas actividades del grupo.
Ceder esa división, valuada en algo más de 30.000 millones de dólares, permitía establecer un equilibrio de volumen para que la fusión se pudiera hacer entre dos mastodontes del mismo peso.
Sarkozy, que al comienzo de su carrera fue un exitoso abogado de negocios, se encargó de bocetar las grandes líneas del acuerdo y de persuadir a Mestrallet de que aceptara la idea. Su brutal intervención para definir personalmente las modalidades del acuerdo causó estupor, incluso entre sus aliados, porque contradice la proclamada línea liberal de su gobierno, que propicia la menor injerencia posible del Estado.
El forcing del Presidente también originó cierto desconcierto, porque cuando era ministro de Economía, en 2004, se había opuesto tenazmente a la alianza Suez-GDF.
En esa época también se comprometió a mantener la participación del Estado en el capital de Suez por encima del 70 por ciento. Reducir esa participación a 35,6% del nuevo conjunto le permite conservar una minoría de bloqueo, pero de todos modos constituye una "privatización de facto", como reconoció Claude Guéant, secretario general del Palacio del Elíseo (sede de la presidencia francesa).
En sentido inverso, el Estado francés tendrá un tercio del capital de Suez, que hasta ahora era totalmente privada.
Los expertos señalan que es probablemente la primera vez que una fusión logra la hazaña de privatizar parcialmente una empresa (GDF) y nacionalizar una fracción de la otra (Suez).
En parte, la jugada está destinada a impedir que Suez pueda caer en poder de otro gigante europeo. Pero sus modalidades probaron que Francia sigue practicando la doctrina de "patriotismo económico", que inventó Dominique de Villepin en 2005 para defender a Danone cuando fue atacada por Pepsico.
Las tareas pendientes
Para que la fusión Suez-GDF pueda materializarse, en el primer semestre de 2008, será necesario obtener nuevamente el acuerdo de la Unión Europea (UE), solicitado cuando se anunció por primera vez la fusión, en 2006.
También habrá que superar la oposición de los sindicatos, hostiles a la privatización de GDF, una de las empresas emblemáticas del sector público francés.
Pero el mayor desafío que deberán superar en estos pocos meses es qué hacer con el "polo medio ambiente".
La idea que prevalece en este momento es crear una filial controlada por Suez. En todo caso, ese sector es codiciado por el grupo Veolia, que dirige Henri Proglio, un íntimo amigo de la ministra de Justicia, Rachida Dati, y miembro del entorno más cercano a Sarkozy. Pero esa alternativa podría dar lugar a capciosas interpretaciones.
[Fuente: Por Luisa Corradini, La Nación, Bs As, Arg, 03sep07]
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