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07ago12
Las auditoras soliviantan a la banca por aplicar distintos raseros al valorar las entidades
El proceso de valoración del sector financiero se ha encontrado un inesperado y serio obstáculo: la disparidad de criterios aplicada por las cuatro grandes auditoras (Deloitte, PwC, Ernst&Young y KPMG) a la hora de analizar las entidades, lo que ha creado agravios comparativos entre aquellas a las que se han aplicado criterios más duros y aquellas donde la revisión ha sido más laxa, según confirman varias fuentes conocedoras del proceso. Tal es la importancia del asunto que el Banco de España ha tomado cartas en el mismo y está intentando unificar los criterios contrarreloj antes de que entreguen sus informes a Oliver Wyman a mediados de mes.
En este complejísimo proceso, las auditoras se han encargado de certificar que el punto de partida de los test de estrés de junio era correcto -tarea que finalizó el 31 de julio- y de proporcionar información detallada de los 14 bancos analizados sobre la que Oliver Wyman tendrá que calcular las necesidades individuales de capital de cada entidad y, por agregación, las del conjunto del sistema. Y ahí está el problema: si el punto de partida no es homogéneo, tampoco lo serán las cifras que resulten de esta valoración.
De ahí que el Banco de España se haya dirigido en varias ocasiones a las auditoras para alertarlas de estas discrepancias e instarlas a ponerse de acuerdo. Incluso ha ofrecido una tabla para calcular el valor de los activos inmobiliarios en función del año de la tasación y de la naturaleza del activo. Un portavoz del supervisor declaró que "los procedimientos de trabajo están armonizados con las auditoras y el Banco de España está tomando todas las medidas para asegurar esa armonización".
Según las fuentes consultadas, las discrepancias se refieren básicamente a tres puntos: la clasificación de los créditos según su riesgo (promotor, pyme, gran empresa, hipotecas, consumo y sector público), la valoración de los activos inmobiliarios -tanto adjudicados como garantías de créditos- y las refinanciaciones. En este último capítulo, las discrepancias se refieren a qué se entiende por un préstamo refinanciado, y aquí algunas firmas están aplicando unos criterios más amplios que otras.
Price, la más laxa; KPMG, la más dura
Según las fuentes consultadas, la auditora más laxa a la hora de valorar estos activos ha sido Price, que ha revisado a Bankia, La Caixa y su recién adquirida Banca Cívica. Deloitte -la firma que audita más entidades financieras- también ha sido de los menos duros en sus análisis de Sabadell-CAM y Popular-Pastor. Estas dos auditoras disponen de modelos propios que han empleado en este ejercicio.
En tercer lugar, Ernst & Young ha preferido consensuar con las entidades que le han tocado (Santander, BBVA, Unicaja-Caja España, BMN y Liberbank) estas valoraciones en términos razonables. Finalmente, la más dura ha sido KPMG, firma que fue cuestionada por haber auditado sin salvedades las cuentas de CAM. KPMG se ha encargado de CatalunyaCaixa, NovaGalicia, Kutxa, Ibercaja-Caja 3 y Bankinter.
Agravios comparativos
El resultado de estas discrepancias, siempre según las fuentes, es que hay entidades que es público que se encuentran en apuros -nacionalizadas o absorbidas- que no salen tan mal en estas revisiones, mientras que otras entidades supuestamente sólidas ofrecen unas cifras preocupantes. Lo cual, lógicamente, ha soliviantado a estas últimas.
El Banco de España quiere acabar de raíz con estos agravios y por eso insistió la semana pasada a las auditoras que deben utilizar unos criterios armonizados en sus informes definitivos. En una de estas comunicaciones aseguraba que "a pesar de los esfuerzos, siguen saliendo discrepancias muy importantes para entidades de igual o similar perfil de riesgo".
Estos informes fueron solicitados por Oliver Wyman para realizar su análisis sobre una base más amplia y fiable, y se concedió a las auditoras un plazo para elaborarlos mayor que el inicial, que concluía el 31 de julio. Según el supervisor, la tarea de las auditoras consiste en "recabar los datos necesarios para estimar el valor económico de los activos. Esta labor incluirá una muestra más amplia (básicamente aleatoria), necesaria para evaluar los sistemas y la idoneidad de la concesión y la clasificación de préstamos, así como de la gestión de los activos deteriorados, con objeto de comprobar y ajustar la clasificación y los parámetros de riesgo actuales". "Asimismo, se precisará una estimación rigurosa del valor de los activos de garantía o de los activos adjudicados, que se utilizará en la revisión exhaustiva de la calidad de los activos llevada a cabo por el consultor externo".
[Fuente: Por Eduardo Segovia, El Confidencial, Madrid, 07ago12]
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