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11dic09
España supera en riesgo financiero a Egipto, Indonesia y Colombia
Zapatero tiene razón en que España lidera la Champions League, pero no la del crecimiento económico, sino la del riesgo financiero: según un análisis de Crédit Suisse, nuestro país es el sexto más peligroso del mundo, por delante de economías tan poco sólidas como Turquía, Ucrania, Bulgaria, Egipto, Indonesia, Colombia o Kazajistán. Además del banco suizo, Deutsche Bank y el propio BCE alertan de que el necesario desapalancamiento (reducción del endeudamiento) de nuestra economía supone un enorme obstáculo para la recuperación.
Este ranking se elabora mediante un indicador sintético que tiene en cuenta el déficit por cuenta corriente (5% en el caso español), el déficit público (11% del PIB estimado al cierre de 2009), la deuda pública (58%), la deuda del sector privado (177%), la deuda exterior (-76%), el crecimiento potencial de la economía (2,1%), el precio del CDS (que el miércoles llegó a 96 puntos básicos) y el rating de cada país. Con más riesgo que España sólo aparecen Islandia, Grecia, Hungría, Rumanía y Lituania.
El informe de Crédit Suisse se muestra durísimo con la economía española, a la que considera en peor situación que la griega en varios aspectos muy relevantes. Por ejemplo, considera que si medimos la paridad de poder de compra (PPP), es decir, lo que se puede comprar con los mismos euros en cada país de la Unión Monetaria, los precios en España están sobrevalorados en un 10% respecto a la media europea (en eso sólo nos gana Islandia).
"Por tanto, ¡la única opción es la deflación!", exclama esta entidad. Algo que choca con la doctrina oficial del Ejecutivo, que considera a la deflación el mayor de los males y está deseando el retorno de la inflación, justo lo contrario de lo que necesitamos según este informe. "Con un crecimiento salarial del 4%, no ha habido todavía ningún ajuste, por lo que es imprescindible una caída del 10% de los precios y los salarios en España". Y no hay que esperar que salgamos de la crisis con mejoras de productividad, después de un crecimiento cero de esta variable en los últimos 20 años.
Más llamativo todavía es su opinión sobre nuestros elevadísimos déficits gemelos (público y exterior) y el crecimiento de nuestra deuda pública. Así cRédit Suisse considera que el diferencial del bono español con el Bund alemán debería situarse en 1,20 puntos porcentuales en vez de en los 0,69 alcanzados tras la rebaja de la perspectiva de nuestro rating por Standard & Poor's; y si España no estuviera en el euro, se iría hasta 3,69. Este diferencial teórico sólo sería superior en Portugal (4,11 puntos), mientras que el de Grecia se situaría en 2,73 y el de Irlanda, en 2,13.
Respecto al mercado inmobiliario, el banco suizo afirma que la vivienda sigue sobrevalorada en toda la Europa periférica, pero especialmente en nuestro país: un 12% según el FMI, pero teniendo en cuenta que el ratio del precio de los pisos respecto a los salarios se mantiene en 6,2 veces, "está mucho más sobrevalorada".
Un endeudamiento insostenible
Este siniestro panorama se completa con el grado de apalancamiento (endeudamiento) de nuestra economía. El propio BCE aseguraba ayer en su informe mensual que el "ajuste de balances" es uno de los factores que pueden hacer descarrilar la recuperación. Deutsche Bank opina que este riesgo se va a materializar: "Creemos que un ritmo rápido de desapalancamiento empresarial tras los excesos del pasado, en un contexto que anticipa un drástico ajuste fiscal, está frenando de forma significativa el rebote en España, Irlanda y Grecia".
Deutsche estima que el crédito al sector privado en España supone el 89% del PIB y Crédit Suisse cifra el exceso de apalancamiento en el 20% del PIB respecto al PIB per capita; pero si además sumamos el endeudamiento público, tanto España como Irlanda están peor que Grecia, al que todo el mundo considera el peor país de la UE tras la rebaja de su rating del lunes y la grave crisis financiera que atraviesa.
Círculo vicioso
Todo esto provoca un círculo vicioso, según el banco alemán: el desequilibrio financiero de partida restó capacidad a nuestro país para resistir la crisis, lo que ha provocado un mayor deterioro del déficit público que ha hecho saltar las alarmas de los inversores internacionales; eso obligará al Gobierno a adoptar una política fiscal extremadamente restrictiva, lo que reducirá aún más la demanda interna en 2010 y 2011. Y eso, a su vez, llevará a las empresas a reducir aún más su apalancamiento, lo que contraerá la demanda de crédito, inversión e inventarios. Obviamente, no contratarán a más trabajadores, con lo que tampoco mejorará el consumo.
Esta situación de los países periféricos en general y de España en particular sólo tiene dos posibles soluciones, a juicio de Crédit Suisse: o el BCE rescata a estos países con más dinero barato (algo que se está acabando), o los países centrales de Europa aceptan que mantengan unos enormes déficits públicos para contrarrestar la deflación causada por la pérdida de competitividad (también improbable).
[Fuente: Cotizalia, Madrid, 11dic09]
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