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29ene09
La familia Polanco se hará fuerte en Santillana
No hay cenáculo o reunión empresarial que se precie donde no salga a relucir la situación financiera por la que atraviesa el Grupo Prisa y las posibles soluciones a un problema que se antoja complicadísimo. Juan Luis Cebrián, el ejecutivo con todo el poder, rechazó la última oferta por Digital+ presentada al alimón por Vivendi (60%) y Telefónica (40%): unos 2.300 millones de euros, en los que se incluyen 800 de deuda. Las fuentes aseguran que Cebrián, “un hombre que sigue fuera de la realidad”, reclama 4.100, casi el doble, lo cual hace imposible cualquier acuerdo.
Pero el reloj de la deuda, de algo más de 5.000 millones de euros, se va acercando a su primer dead line, el próximo 31 de marzo, cuando el Grupo tendrá que hacer frente a la devolución de un crédito puente de 2.000 millones de euros. Misión imposible. No obstante, el Grupo intenta, al menos de puertas afuera, ofrecer una imagen de calma que ciertamente contrasta con la gravedad de la situación.
Lo cual parece indicar que Cebrián tiene al alcance de la mano un acuerdo con el consorcio de bancos acreedores, compuesto por seis entidades y comandado por el HSBC (banco que tiene el mandato para la venta de Digital+, junto con Morgan Stanley). Dicho acuerdo consistiría en extender la vida del préstamo un año más, hasta el 31 de marzo de 2010, para dar aire al Grupo y permitirle vender activos sin la espada de Damocles que supone tener que hacerlo a fecha fija.
De acuerdo con las fuentes, parece que banca y Cajas españolas se muestran proclives al arreglo, al revés que las entidades extranjeras, a quienes estaría siendo más complicado convencer. La seguridad de esa renovación explicaría la aparente pachorra de la que hace gala Cebrián ante algo, que en definitiva, viene a significar una “patada a seguir”, pero que no resuelve el problema de fondo de cómo reducir drásticamente la deuda citada.
Otras alternativas tampoco parecen fáciles. Meter un accionista en la cabecera del grupo, con un 20% o un 30%, parece muy complicado si tenemos en cuenta que el equity vale cero. ¿Darle entrada en Santillana? Ni de lejos resolvería el futuro. Lo peor de todo tal vez resida en las negras perspectivas que, para el sector de los medios de comunicación en su conjunto, ofrece la crisis en curso: al menos dos años durísimos por delante y un futuro que, en el mejor de los casos, siempre será peor que el pasado.
Por eso las fuentes sostienen que ese futuro pasa en el caso de Prisa –y también del resto de grupos de prensa, para qué negarlo- por una dura elección: o fusión con otro/s grupo/s o desintegración. Este parece ser el horizonte del fundado por Jesús Polanco. Los herederos del magnate acarician desde hace tiempo una idea: refugiarse en Santillana, para hacerse fuertes en el que sigue siendo el negocio más saneado y sólido del Grupo, dejando el resto al albur de los acreedores bancarios.
[Fuente: El Confidencial, Madrid, Esp, 29ene09]
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