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22jul22
Draghi, 'el argelino': así aprovechó Italia la oportunidad gasística que España despreció
Mario Draghi dejará de ser el primer ministro de Italia, pero antes de irse ha firmado el que seguramente sea uno de los acuerdos más importantes para el futuro del país. Mientras su Gobierno de coalición se desmoronaba, el mandatario efectuaba un viaje relámpago a Argelia esta semana para sellar una alianza energética que desbanca a España como la puerta principal del gas argelino a Europa y, en el proceso, permite al país transalpino reducir su dependencia gasística de Moscú. Un sorpaso diplomático y estratégico aprovechando la crisis abierta por el Gobierno de Pedro Sánchez con Argel a cuenta del Sáhara Occidental.
El punto de partida no era fácil. Italia importa cerca del 90% del gas que consume, del cual el 40% venía de Rusia y un 30% de Argelia. Cuando empezó la guerra de Ucrania, el Gobierno italiano empezó a mirar al sur, buscando nuevos socios para asegurar su suministro ante el potencial corte de gas del Kremlin este invierno. Cuando Draghi presentó su dimisión la semana pasada a Sergio Matarella, el veterano presidente italiano la rechazó. Pensaba que la decisión definitiva correspondía tomarla al Parlamento. Pero también quería ganar tiempo y asegurar un último viaje de Draghi para sellar un acuerdo con el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, que posiciona a Italia como punto clave en la nueva arquitectura energética de la Unión Europea.
Así, desde esta semana, Argelia ha reemplazado a Rusia como principal proveedor de gas del país y, al mismo tiempo, Italia ha desbancado a España como principal cliente energético --y socio estratégico europeo-- del país magrebí. La empresa argelina Sonatrach aumentará el gas que envía a Italia en uno 4.000 millones de metros cúbicos, un aumento del 113% respecto a los volúmenes previos, que serán gestionados por la italiana ENI y llegarán a través del gasoducto Transmed, que une a Sicilia con el norte de África vía Túnez. El acuerdo, que "fortalece aún más los lazos históricos" entre ambas naciones, incluiría el incremento del envío de gas hasta los 6.000 millones de metros cúbicos antes de finales de año.
La estrategia de Draghi viene de lejos. Ya en abril se reunió en dos ocasiones durante el mismo día con su homólogo argelino para detallar el pacto que ahora se ha materializado. Incluso antes de la guerra, en noviembre, Matarella viajó a Argel con el consejero delegado de la empresa de energía ENI, Claudio Descalzi. Poco a poco, estas acciones diplomáticas han ido labrando el terreno para convertirse en el aliado preferente de Argelia en la Unión Europea. Esta intención ha sido declarada abiertamente por Argelia, que anunció que proyecta a Italia como cliente prioritario en detrimento de España.
"[El presidente Tebboune celebró] la convergencia de visiones con nuestros amigos italianos en apoyar al enviado personal del secretario general de la ONU y la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), dado su papel en dirimir este conflicto", dijo la oficina de la presidencia en un comunicado difundido por la prensa local.
Sorpaso diplomático (y energético)
Argelia responde así al volantazo diplomático del Gobierno de Pedro Sánchez, que cambió de manera repentina la postura histórica de España respecto a nuestra excolonia del Sáhara Occidental para reconciliarse con Marruecos, sacrificando en un proceso opaco y unilateral las relaciones con Argel. Desde entonces, la tensión entre los dos países --así como el cierre total del gasoducto Magreb-Europa-- ha provocado que el suministro de gas argelino a España se reduzca a un 25% de las importaciones nacionales. Estados Unidos es ahora el primer proveedor de gas a España y cubre cerca del 35%, frente al 11% que cubría antes de la guerra de Ucrania.
El contrato de suministro de gas entre España y Argelia sigue vigente y a través del gasoducto Medgaz --que cruza el Mediterráneo hasta Almería-- recibirá Francia el gas argelino. En principio, España no tendrá problema de suministro. Pero el precio final a pagar está por verse.
Mientras tanto, Súper Mario ha seguido con una labor diplomática que ha llegado a su punto más alto la misma semana en la que presenta su dimisión y abandona el cargo como primer ministro. Él se va, pero deja a una Italia mucho más relevante en una Unión Europea desesperada por reducir su dependencia del gas ruso. España, por su infraestructura y su relación estratégica con el norte de África, podría haber sido una suerte de centro de operaciones energéticas para sus socios europeos. Pero la pérdida de influencia en Argelia y Marruecos le está pasando factura al Gobierno español.
"Argelia es un socio muy importante para Italia, en el sector energético, en el empresarial e industrial, y en la lucha contra el crimen y la búsqueda de paz y estabilidad en el Mediterráneo", dijo Draghi a los periodistas durante su visita al país norteafricano, con el que firmó hasta 15 acuerdos y memorandos de entendimiento (proyectos a estudiar que no son vinculantes), que van desde la energía al desarrollo sostenible, la justicia o la migración.
La Unión Europea echará de menos al tecnócrata italiano, convertido en improvisado escudero de la política económica común en estos tiempos difíciles. Ahora que Draghi ha elevado la categoría geopolítica de Italia, el país tendrá que arreglárselas sin él. Pero se irá con el trabajo hecho. Al menos en casa. Porque los altos cargos europeos tienen otra gran preocupación en Italia.
'Cambio dos Mattarella por medio Putin'
En las elecciones italianas, previstas entre a finales de septiembre, se elegirá a un nuevo Gobierno que puede ser una continuación de las políticas de Draghi. O no. El miedo de Europa es que algunas grandes figuras de la política italiana, sobre todo Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), y la ultraderechista Lega de Matteo Salvini, conquisten las altas esferas del poder. Son estos los que tienen una especial predilección por Rusia y por su presidente: Vladímir Putin.
La respuesta inicial de Italia a la invasión de Ucrania no fue muy bien recibida. Desde el principio, surgieron dudas sobre el compromiso del Gobierno contra la guerra y se le acusó de vetar el bloqueo de la UE a la conexión SWIFT con Rusia. En ese momento, la dependencia del gas sacó a relucir el miedo a perder las relaciones históricas que han unido a estos dos países. Sin embargo, Draghi se dio cuenta de que no podía negar la mayor y acabó enviando armamento a Ucrania y uniéndose a las sanciones europeas.
Draghi consiguió recular un poco, pero no se puede olvidar tan rápido una relación tan intensa. Fue Salvini quien dijo esa famosa frase: "Cambio dos Mattarella por medio Putin". La imprimió en una camiseta y se hizo una foto en la Plaza Roja de Moscú. Tan intenso es su vínculo que hasta se ha relacionado a la Lega en un caso de financiación irregular con dinero ruso, una acusación que el político italiano ha negado en todo momento. No ha ocultado, sin embargo, su rechazo al envío de armas a Ucrania.
Beppe Grillo, por su parte, definió a Putin como un hombre fuerte y una de las personas más sensatas en lo que respecta a la política internacional. En febrero de 2022, las cosas han cambiado y ninguno de los dos ha apoyado de una manera tan obvia al presidente ruso --supondría un coste político brutal--.
La sombra del apoyo a Rusia, no obstante, sigue planeando sobre algunos políticos italianos que podrían estar en un nuevo Gobierno y también en las calles. No ayudan estudios como el de European Council on Foreign Relations (ECFR), que arrojó que el 54% de los italianos cree que Rusia es culpable de la guerra, frente al 80% del promedio de los países de la Unión Europea.
Italia se enfrasca una vez más en un periodo electoral que la UE mirará de cerca. Teme que gobierne una de las personas que siente simpatía por Putin, pero también le interesa la estabilidad en el país que se ha convertido en el principal aliado energético de Argelia.
[Fuente: Por M. Redondo, El Confidencial, Madrid, 22jul22]
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