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18dic09
Miles de griegos se niegan a apretarse el cinturón
Acostumbrada al fuego, que cada verano arrasa los bosques, Grecia prendió este jueves la mecha de una protesta que puede acabar incendiándola. Miles de ciudadanos se declararon en pie de guerra contra un Gobierno, que, emulando al favorito entre todos los superhéroes de la Antigüedad, tiene no una, sino dos tareas hercúleas por delante: recuperar la confianza de los mercados internacionales aún en shock tras destaparse la chapa y pintura a la que anteriores Gobiernos sometieron el olímpico déficit presupuestario para cuadrar las cuentas en la eurozona y contener a la vez una rabia ciudadana en aumento.
La huelga de 24 horas convocada por los comunistas fue sólo una piedra del alud que puede venirse encima del recién nombrado Gobierno socialista en los próximos meses. Aún así, la manifestación reunió a miles de trabajadores, no sólo del sindicato comunista que la convocaba Frente de Lucha Sindical (PAME), sino también de la organización que agrupa a los funcionarios de educación secundaria (OLME).
Mientras, las organizaciones mayoritarias, controladas por los socialistas y que representan a unos cinco millones de trabajadores, daban un estrecho margen al agobiado 'premier', Giorgos Papandreou, y le otorgaban una tregua navideña después de la cual prometen acción si, como se prevé, son los sufridos trabajadores los que acaban pagando el pato de la crisis. Ésa era la principal acusación que exhibían las pancartas que los ciudadanos levantaron ante el Parlamento: «Las deudas y el déficit son vuestros, los ricos deben pagar por la crisis», «Sin tregua para los empresarios», rezaban esos carteles.
La organización dijo haber sacado a 20.000 personas a la calle. «Hay protestas en 63 ciudades», contaba a EL MUNDO por teléfono Grysulla Lalupoubis, del Comité Ejecutivo de PAME. «Profesores, enfermeras, trabajadores de factorías... están indignados porque la crisis ha golpeado muy duramente a los trabajadores», señalaba. «Son los capitalistas los que tienen que pagar por los problemas económicos, no la gente, y las medidas del Gobierno sólo traerán más paro».
El buen funcionamiento de autobuses, trenes y bancos amortiguó los trastornos del parón en Atenas. Pero los hospitales atendieron sólo las urgencias y suspendieron las demás consultas. A los médicos se unieron los periodistas, que impusieron un apagón informativo en televisión y radio entre las cinco de la mañana y la misma hora de este viernes, una jornada en la que los griegos no podrán enterarse del seguimiento de la huelga por los periódicos porque no los habrá.
Futuro sombrío
Convocados por la Unión de Periodistas de Atenas (Esyea) protestaban así por la amenaza de paro que se cierne sobre los 'precarios' de las cadenas estatales cuando caiga definitivamente el chaparrón de los recortes. El futuro pinta sombrío para esos trabajadores temporales que pasarían a engrosar las filas del paro, que ha subido al 9,3%. Eso oficialmente. El 'Financial Times' lo cifraba ayer en el 18%, tras suspenderse el mes pasado los programas de asistencia financiados por la Unión Europea.
Mientras que sus ciudadanos le echaban el primer pulso al Gobierno, el ministro de Economía ponía en Londres su mejor cara ante colegas europeos e inversores para asegurar los compromisos de su país, al que las agencias internacionales han rebajado la nota de solvencia. Giorgos Papakonstantinu caldeó más el ambiente advirtiendo de que el sueldo de los funcionarios se rebajará un 4%.
Es sólo una de las medidas de un paquete de austeridad aún borroso con el que el primer ministro trata de rebajar un déficit del 12,7%, que cuadriplica la barrera del 3% impuesta por la UE, y una deuda que podría rebasar el 130% del PIB en el año 2011.
El resto de píldoras para atajar la 'pulmonía' de las finanzas griegas prometen ser igual de difíciles de tragar para la población: congelación salarial para los funcionarios que superen los 2.000 euros de sueldo, frenazo a la contratación en el sector público (de casi medio millón de personas y en el que sólo se reemplazará uno de cada cinco funcionarios jubilados), reforma de las pensiones y subida de impuestos. Papandreu ha anunciado que el recorte del gasto social rondará el 10%.
[Fuente: Por Fátima Ruiz, El Mundo, Madrid, 18dic09]
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