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15feb12
Grecia, más cerca del Dracma y Europa de un plan "B"
Atenas brilla con un rojo refulgente en el mapa de riesgos económicos externos de corto plazo. Para el país, como para el resto del mundo. El default de Grecia y la salida del corset del euro es una posibilidad cada día más cercana.
Y con la potencial vuelta al país sureuropeo del dracma (la anterior moneda nacional), se reiteran los paralelos con otra debacle relativamente reciente: la sufrida por la Argentina en 2001-2002 En Brasil, la economista Mónica de Bolle, de la consultora Galanto, cree que el panorama griego es aún más dramático que el sufrido por Argentina con el fin de la convertibilidad.
A juicio de la especialista, aquella Argentina contó con dos ventajas en relación a la Grecia actual: 1) nuestro país no formaba parte de una unión monetaria; y 2) el default local empalmó con un fuerte crecimiento del mundo desde 2003.
Los socios económicos del pequeño país europeo, en cambio, están desacelerando o en recesión, consideró De Bolle, también investigadora asociada del Instituto Brasileño de Economía (IBRE), de la Fundación Getulio Vargas.
El otro símil trazado entre el desastre socio-económico de Grecia y el infausto derrumbe de la Argentina lo acaba de hacer el economista jefe del Itaú Unibanco, Ilan Goldfain.
El pregonado retorno del dracma, evaluó, supondría una pérdida de valor en relación al euro, lo que permitiría que los productos y servicios del país (particularmente el turismo) se tornen más atrayentes. No obstante, la situación será difícil, como en la Argentina, cuando acabó la paridad (entre el peso y el dólar en 2002), y el PIB cayó bastante .
Al margen de los cotejos, lo que preocupa hoy a gobiernos, empresas y analistas es la derivación de caso heleno.
En principio porque, como recuerda De Bolle, con elecciones generales en abril, Grecia va a cambiar de primer ministro y muy probablemente renueve el Parlamento entero. Entonces, la duda es sobre si tiene sentido negociar una serie de medidas muy duras, si de aquí a muy poco surge un gobierno totalmente diferente .
De momento, la preocupación se traslada al riesgo para el resto del continente. Es decir, al contagio vía Portugal y España.
Con la ilusión de inmunizarse, el gobierno de Lisboa ya practicó en los últimos meses gran parte de su ajuste. El de Madrid, por su parte, recién comienza.
No cabe duda de que los tiempos se aceleran. El ministro de Finanzas de Luxemburgo, Luc Frieden, declaró abiertamente que no excluía la posibilidad de una expulsión de Grecia de la zona euro, y llegó a afirmar que una moratoria daría a Atenas la chance de un nuevo comienzo , más promisorio.
En Bruselas, en tanto, trascendieron los esfuerzos que desde fines del año pasado realizan economistas y asesores legales para montar un esperanzado plan B.
Según versiones periodísticas, se denomina Control de daños , y contemplaría: a) una gigantesca inyección de euros en los bancos, para garantizar liquidez; y b) la acción inmediata del Banco Central Europeo para comprar una parte sustancial de la deuda de Italia, España, Portugal e Irlanda.
Las sedes del poder aseguran que el Viejo Continente ganó tiempo y está hoy mejor preparado que hace dos años, al inicio de la crisis, para soportar la rajadura de la Eurozona.
[Fuente: Por Daniel Víctor Sosa, Telam, Bs As, 15feb12]
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