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21jul11
El Eurogrupo tiene que decidir si corta el cable rojo o el azul para salvar el proyecto europeo
Ha llegado la cita clave. Entre cruces de declaraciones, vaivenes bursátiles, altibajos de deuda, amenazas, consejos, opiniones y fórmulas mágicas, a veces da la sensación de que se olvida lo que realmente nos estamos jugado: el futuro de la Unión. La solución de la crisis pasa por que se avance hoy en un plan que lleve a corto-medio plazo hacia la redacción y votación de una Constitución única, la emisión de eurobonos y la creación de un ministerio fiscal. En definitiva, una 'Unión' real.
La cosa es seria. Se acaba el tiempo y Europa tiene que decidir hoy si corta el cable azul o el rojo, y la falta de consenso entre sus líderes no se lo está poniendo fácil. Sobre todas las voces, destaca una, la de la canciller alemana, Angela Merkel, que tan pronto dice que hay que descartar un buen resultado de la Cumbre, como que confía en encontrar una solución.
Al menos este jueves sí parece que va a tener lugar el necesario encuentro, después de que el viernes de la semana pasada se cancelara por las presiones germanas. Desde entonces se ha venido retrasando en tanto que desde un primer momento, Merkel se ha postulado en esperar hasta septiembre para articular el rescate de Grecia.
Pero parece que el presidente francés, Nicolas Sarkozy ha decidido atar en corto a la mandataria alemana. Anoche cenaron juntos en Berlín para acercar posiciones. Y es que el galo no quiere de ninguna de las maneras esperar más para encontrar una solución sabedor de que como esta situación se alargue se les va a hacer bola: después de Grecia irán de nuevo Portugal e Irlanda y crecen las papeletas para Italia y España.
De hecho, son estos dos últimos los que de verdad asustan al Eurogrupo y por los que realmente tienen que salir de la reunión con una receta a la crisis bajo el brazo. Y es que, a medida que avanza la cuenta atrás crecen las advertencias y amenazas en el caso de adoptar el acuerdo equivocado.
Mientras que ayer el execonomista jefe del Banco Central Europeo, Otmar Issing, avisaba del “fin de la unión monetaria” en el caso de una reestructuración de la deuda griega, el primer ministro heleno, Yorgos Papandréu trataba de forzar la mejor solución para su país vía miedo: “los líderes europeos tienen de demostrar que son capaces de resolver la crisis para evitar el contagio de Italia y España”.
En este sentido, aseguraba en una entrevista que “los mercados están viniendo a decir lo mismo que yo”, afirmaba, “que Grecia está haciendo todo lo que puede, pero que Grecia no está capacitada para cargar sobre sus hombros con el peso de toda Europa y del resto de problemas que tiene”.
Las expectativas de que se aclaren los puntos del rescate de Grecia son elevadas. La incertidumbre que ha reinado sobre la manera en la que van a participar los acreedores privados en el proceso es la que ha venido disparando el riesgo de los países periféricos y lastrando las bolsas.
El lunes la prima de riesgo de España rompió de nuevo máximos en los 360 puntos básicos, con el bono a 10 años en el 6,3%, un nivel que no se veía desde 1997. Ayer, el diferencial con el bund alemán caída ligeramente hasta cerrar en los 320 puntos básicos pero bastante por encima de los 300 enteros en los que los analistas sitúan el inicio del no retorno.
De no conseguir una solución o, por lo menos, sentar unas bases sólidas para la misma, la reacción de los mercados puede ser catastrófica tras dos días de tregua y los llamados líderes europeos lo saben o, al menos, deberían saberlo.
[Fuente: Por María Igartua, Cotizalia, Madrid, 21jul11]
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