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19ene09
El Banco de España no asume su resonsabilidad de control de gestión de la crisis y deja que las cajas y algunos bancos se hundan
“La situación es muy grave”, aseguran a este diario fuentes del Banco de España que exigen el anonimato. “El gobernador y su equipo han decidido dar hilo a la cometa hasta tener en su poder los resultados correspondientes al primer semestre del año en curso antes de intervenir, salvo que los problemas de liquidez obliguen a hacerlo antes”. Según estas fuentes, hay una docena de entidades que no cumplen el coeficiente de solvencia y algunas están en situación de quiebra. En la confianza de que no se dejará quebrar a ninguna Caja, el Banco de España apuesta por contemporizar para no crear alarma.
El equipo que en la plaza de Cibeles dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez está recogiendo los frutos de una política que, si bien no es nueva, se ha convertido en norma con él al frente de la institución: la relajación de la labor inspectora que le compete sobre las entidades de crédito, y la progresiva pérdida de respaldo -ergo de poder intimidatorio frente a Cajas y Bancos- del cuerpo de Inspectores por parte de la dirección del Banco, lo que se ha traducido en una merma de la eficacia de esa labor inspectora.
El brusco deterioro de la situación económica, bien perceptible antes incluso del pasado verano, ha forzado al antiguo banco emisor a multiplicar en los últimos meses su labor de vigilancia sobre la salud y solvencia de bancos y cajas, mediante lo que el propio Banco dio en llamar “tests de esfuerzo” a que eran sometidas las entidades por parte del servicio de Inspección. La tarea fundamental encargada a los inspectores destacados en ellas tenía un doble objetivo: forzar a presidentes y consejeros delegados a gestionar adecuadamente la morosidad, y obligarles a llevar a cabo la desinversión de aquellos activos susceptibles de ser vendidos.
La efectividad de esta política tenía un dead line claro: el 31 de diciembre pasado. Era la fecha en la que el Banco tenía que comprobar el acierto de las medidas adoptadas. El resultado, más que decepcionante, es “terriblemente preocupante”, al decir de las fuentes. “En la mayoría de los casos, los activos que dijeron que iban a desinvertir no se han llevado a cabo, porque resulta muy difícil vender cosas que se compraron ya caras, y por otro lado se está gestionando fatal esa situación de morosidad en todo el sistema, entre otras cosas porque tanto echar gente a la calle, quienes se han quedado no son capaces de llevar adelante la gestión de una banca tradicional como la nuestra”.
“La consecuencia de todo ello es que los resultados que se van a dar no son ciertos y ello tanto en Cajas como en Bancos”, sostienen las fuentes. “En unos casos el beneficio real es más bajo del anunciado, y en otros son pérdidas abultadas, que en cerca de una docena de casos llegan al incumplimiento del coeficiente de solvencia y en otras, las menos, lisa y llanamente a la quiebra”.
Relajación en la disciplina supervisora
El incumplimiento de ese coeficiente, más la situación de quiebra técnica, más la ausencia de liquidez, se convierte en un coctel insuperable para algunas. ¿Cómo afronta la situación el Banco de España? “Salvo que los problemas de liquidez obliguen a intervenir antes, el gobernador ha decidido esperar a tener en su poder los resultados del primer semestre del año en curso antes de actuar, en lugar de coger por banda a los responsables de las entidades con problemas y decirles ‘ahora vas a hacer lo que yo te diga y punto’. En definitiva, se trata de dar hilo a la cometa”.
La situación pone en evidencia una grave relajación de la disciplina en lo que a la labor de policía del sistema que compete al Banco de España se refiere. La situación se puso de manifiesto con motivo del marcaje extremo que meses atrás sufrió Caja Castilla La Mancha, como informó este diario. Ante las vivas protestas de Hernández Moltó, presidente de la entidad, MAFO consintió en retirar a los cinco inspectores de la sede central de la Caja para enviarlos a trabajar en un piso en Madrid, no sin antes descabezar al propio equipo privándolo del senior que lo mandaba, que fue relevado y ocupado en otros menesteres.
“Los inspectores no se saben respaldados y han perdido toda su capacidad para imponer sus criterios ante los directivos de cajas y bancos”, prosiguen las fuentes. “Ante la gravedad de la situación, el Banco de España ha optado por capear el temporal en lugar de, con la discreción necesaria, tomar la iniciativa. Todo dependerá de que no ocurra una situación de falta de liquidez grave en el sistema”.
[Fuente: Cotizalia, Madrid, 19ene09]
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