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15sep09
Enarsa se retiró del proyecto de construcción de la central hidroeléctrica ecuatoriana Coca Codo Sinclair
Enarsa se retiró del proyecto de construcción de la central hidroeléctrica ecuatoriana Coca Codo Sinclair, para la que hubiese tenido que aportar 600 millones de dólares, equivalentes a un tercio del valor del emprendimiento. La información fue difundida en Quito, junto a una precisión: el gobierno de Rafael Correa orientó la búsqueda de fondos hacia un banco chino, donde tiene reales chances de conseguirlos. Este desistimiento es absolutamente congruente con la realidad de la empresa estatal argentina, que carece de capital propio para ejecutar las iniciativas en las que participa. La demorada asociación con la venezolana Pdvsa para emprendimientos comerciales y productivos en el país resulta otra frustrada esperanza de negocios prometidos.
Energía Argentina Sociedad Anónima surgió en 2004 como una firma estatal orientada a la búsqueda de oportunidades en el área energética, que podrían permitirle al Estado reingresar a este universo del que salió con las privatizaciones de YPF y Gas del Estado. Cinco años después, la realidad muestra que la firma pública se transformó básicamente en una agencia de administración de subsidios estatales en el sector, con escasa suerte en el desarrollo de proyectos productivos.
La empresa tiene una estructura acotada y profesional de 32 empleados y, según el presupuesto de este año, podría tener un superávit de 200 millones de pesos. En rigor, de su presupuesto de gastos para el año en curso, cercano a los 3400 millones de pesos, sólo 1200 se cubren con ingresos que la compañía obtiene por la venta a las empresas privadas del combustible que importa del exterior. Pero como vende mucho más barato de lo que compra (paga a Bolivia el triple de lo que cobra luego por ese gas) tiene un gran déficit que es cubierto con recursos del Tesoro.
Además, la empresa es una de las principales beneficiarias de las redistribuciones de partidas presupuestarias que se hacen todos los años a través de las decisiones administrativass firmadas por el jefe de Gabinete o del reparto de excedentes de fondos que se formaliza mediante decretos de necesidad y urgencia.
Enarsa es la encargada de importar fuel o gasoil caro y la que paga a precio diferencial (con un plus) la nueva energía producida por las usinas móviles (Plan Energía Distribuida). El combustible líquido es utilizado para alimentar las usinas térmicas que generan energía eléctrica y la comercializan bajo la administración de Cammesa. De esta forma, el Estado subsidia el uso de combustible caro para privilegiar el uso residencial del combustible barato (gas natural).
En la realidad, Enarsa fue dejando de lado su rol de promotor de emprendimientos productivos en el área energética para centrarse en la administración de fondos públicos para subsidiar la generación eléctrica. La posibilidad de explotar una red de estaciones de servicio junto a Pdvsa quedó en el terreno de las promesas, ya que la cadena no logró superar las tres bocas de venta en todo el país.
El proyecto de exploración off shore que decidió encarar con petroleras privadas todavía está en sus pasos iniciales. La idea inicial consistió en que la petrolera estatal aporte la licencia para explorar un área y los privados los fondos necesarios para la actividad de riesgo. De producirse un hallazgo de petróleo o gas, Enarsa se quedaría con un tercio de las utilidades, pero sólo después de “devolver” los fondos desembolsados a su socia en esa proporción. Según explica una de las empresas involucradas en este pacto, el proceso de extracción de hidrocarburos en el mar es tan oneroso como lento y, en el mejor de los casos, los buscados tesoros subterráneos podrían empezar a producir algún rendimiento a partir del 2015. Esto, sin contar con que las compañeras privadas están retaceando todo lo posible los dólares necesarios para esa búsqueda, cuasi paralizada.
En cuanto a la apuesta en Venezuela, en febrero de 2008 los gobiernos de ambos países anunciaron la exploración conjunta de un yacimiento en el bloque 6 de la Faja del Orinoco, con aportes de empresas privadas. Techint, entre ellas. Los desacuerdos de uno y otro gobierno con esa compañía complicaron no sólo la relación societaria.
[Fuente: Por Cledis Candelaresi, Pag12, Bs As, 15sep09]
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