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24mar13
Españoles en Chipre: "La gente está agazapada esperando con agonía el desenlace"
Chipre se juega su futuro. Sumergidos en el miedo, la inseguridad y la inquietud, los chipriotas afrontan momentos cruciales para su devenir. Tras la indignación de los primeros momentos, cuando el pequeño ahorrador vio peligrar su dinero, se ha pasado a una calma tensa a la espera de una solución que esquive la salida del euro.
Entre sus habitantes (alrededor de un millón) también hay españoles. David López es uno de ellos, su puesto como primer oficial en un yate de lujo le llevó a esta pequeña isla del Mediterráneo hace dos años. Su trabajo le hace vivir de crisis en crisis, pero la chipriota le ha pillado por sorpresa: "Un español, que navega por aguas griegas y vive en Chipre está acostumbrado a las actuales penurias de la economía, pero que de un día para otro se bloquee el dinero de todo un país eso no se lo esperaba nadie", cuenta.
El corralito, que ya dura una semana, sacó a los chipriotas a las calles con rumbo fijo: los cajeros automáticos. "Hubo muchos que se vaciaron en 24 horas. Durante la semana los bancos han ingresado más dinero pero todos han limitado la cantidad que se puede retirar a 260 euros diarios", explica David. Él, como la mayoría, reserva el cash a la espera de acontecimientos. "De momento no hemos tenido problemas por falta de efectivo porque hemos tenido la suerte de que mi empresa nos ha facilitado un pequeño adelanto".
"El problema más serio lo están teniendo las empresas, ya que al estar paralizadas las transacciones bancarias, no pueden pagar a los proveedores y apenas tienen stock en los almacenes. Esto ha paralizado mucho toda la actividad del país", apunta este español, que ve cómo se acerca peligrosamente el final de mes. "Si no arreglan esto, entonces sí que vendrán los problemas serios".
Centros comerciales y oficinas fantasma
Las colas de gente en los cajeros son todo el movimiento que se ve estos días en las calles de Chipre. Tanto su capital, Nicosia, como la segunda ciudad más extensa del país, Limassol, se han quedado desérticas. En la ciudad costera vive desde hace trece años Fernando Deprit, madrileño de 39 años que dejó Chamberí por amor y en la isla formó una familia.
"Las clases bajas y medias son las que realmente lo están pasando mal, pero de momento aguantamos. La gente está agazapada esperando con agonía el desenlace", apunta. El silencio se ha hecho dueño de la isla. En el estudio de Fernando, arquitecto, no suena el teléfono desde el viernes de la semana pasada. Nada se mueve.
"Los centros comerciales están desiertos, sólo ves algo de movimiento en las pequeñas tiendas de comestibles, donde no se ha roto con la costumbre de no fiar al cliente", apunta Fernando. Sin embargo, "el pueblo chipriota tiene un carácter muy comprometido con sus compatriotas. Tanto es así, que se rumorea que el Gobierno va a abrir una cuenta para que la gente pudiente deposite dinero para ayudar a salir de esta crisis".
"Se sienten traicionados por la Unión Europea"
Para los españoles que residen en Chipre el principal problema está siendo la incertidumbre, el no saber. "No percibimos ni oímos soluciones claras, sólo hay chismorreos por todos lados, informaciones vagas que cambian cada hora. Hay una verdadera crisis de Estado", sentencia Fernando.
"De entre todos los rumores la opción de que Rusia inyectara dinero en la economía del país era la mejor vista por los chipriotas, que se sienten traicionados por la Unión Europea", apunta David. Sin embargo, la carta rusa ha quedado descartada durante la semana y habrá que esperar a las próximas horas para saber si la paciencia de la gran Europa de Merkel es suficiente para salvar a la pequeña Chipre.
David y Fernando son españoles, pero resumen muy bien el sentir de los chipriotas y de algún otro europeo: "Dan ganas de meter el próximo sueldo en una caja de zapatos".
[Fuente: Por Raquel Benito, El Confidencial, Madrid, 24mar13]
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