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21jul21
La covid deja más de 2.300 niños huérfanos en España
La RAE define el término 'huérfano' como alguien a quién se le ha muerto el padre, la madre o uno de los dos. Y esta es una de las consecuencias más graves que ha dejado la pandemia por la covid-19 en todo el mundo. En nuestro país un total de 2.309 niños han perdido a alguno de sus dos progenitores a causa de la covid.
De la cifra total, 617 menores han quedado huérfanos de madre y 1.691 de padre y uno ha quedado huérfano de ambos progenitores. En cuanto a los abuelos que poseen la custodia: 173 niños se quedaron sin ella; 186 sin él y uno sin los dos, según un estudio publicado por 'The Lancet'.
Estos datos demuestran que la mortalidad ha sido mayor en los hombres que en las mujeres, y en términos generales los menores han perdido más a su padre que a su madre, en una proporción de cinco veces más. Las muertes en los padres se relacionan con los datos de muertos de entre 45 y 64 años, mientras que los de las madres son de 15 a 44 años.
En todo el mundo se calcula que más de un millón de niños ha experimentado la muerte de sus principales cuidadores, incluyendo a aquellos abuelos que tienen la custodia de sus nietos. Si a este dato le sumamos el número de menores que experimentaron la muerte de abuelos o de algún pariente que vivía con ellos, la cifra asciende a más de un millón y medio.
En Perú, Sudáfrica, y México se han registrado las tasas más altas de niños que han perdido a sus padres. Y en la India, el rápido aumento de las muertes asociadas a la covid-19 en este año ha hecho que la orfandad de los menores se multiplique por hasta un 8,5. En el resto de la Unión Europea, Francia ha registrado 4.064 niños que han quedado huérfanos y en Inglaterra esta cifra asciende a 8.495.
Consecuencias a largo plazo
Las evidencias demuestran que la pérdida de uno de ambos padres o de un cuidador tiene un elevado riesgo de trastorno de estrés postraumático, depresión e intentos de suicidio, además, durante la pandemia estos episodios ha podido verse agravados por el confinamiento, el cierre de las escuelas y la imposibilidad de realizar funerales al uso.
A largo plazo, los niños podrán ver reflejadas las consecuencias de la muerte de sus progenitores en un menor nivel educativo y en una reducción en sus ingresos en la edad adulta. Desde 'The Lancet' reclaman ayuda para todos estos menores, «debemos promover la entrega equitativa de vacunas, evitar la institucionalización infantil y apoyar a las familias para que cuiden a los niños con padres o cuidadores fallecidos».
[Fuente: Por Sara Rubio, El Correo, Bilbao, 21jul21]
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