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11nov10


Todas las miradas apuntan ahora a China


El gigantesco estímulo fiscal y el aluvión de préstamos bancarios lanzados por China hace dos años salvó al mundo de la recesión. ¿Qué más puede hacer Pekín ahora?

A nivel internacional, el éxito de esa inversión sin precedente aceleró un cambio en el plano de la influencia económica mundial que ha colocado a China al frente de las decisiones políticas, como es probable que quede demostrado en la cumbre del G-20 que empieza hoy en Seúl.

En el plano interno, el paquete de 600.000 millones de dólares anunciado en noviembre de 2008 puso un piso bajo una economía que estaba en caída libre por la crisis global. Más de 20 millones de trabajadores golondrina que perdieron sus empleos fueron rápidamente absorbidos cuando el gobierno inició una gran cantidad de proyectos de obras públicas.

Dos años después, China puede jactarse, entre otras cosas, de tener la mayor red del mundo de trenes de alta velocidad. "La autoconfianza china fue muy estimulada por el programa fiscal, que trasciende por mucho los efectos económicos inmediatos", dijo Jonathan Fenby, director de investigación sobre China de la consultora Trusted Sources.

China, que ya es la segunda economía del mundo, está ahora bajo presión para asumir más responsabilidad en todos los campos, desde reducir las emisiones de carbono hasta compensar los desequilibrios económicos globales.

Al día de hoy, la respuesta de Pekín ha sido devolver la pelota al campo de los países desarrollados, particularmente de Estados Unidos, al que responsabiliza por los problemas económicos del mundo. "Pasamos muy bien la prueba de la crisis financiera. Sacamos las mejores notas, pero nos critican aquellos que no aprobaron el examen", dijo Li Daokui, un profesor de economía que asesora al Banco Central de China.

Durante décadas, los líderes chinos han mantenido deliberadamente un bajo perfil en el plano de la política exterior y se han concentrado en mantener el crecimiento económico y la estabilidad política en su país.

Pero Elizabeth Economy, directora de Estudios Asiáticos en el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, argumenta que China se ha dado cuenta de que para alcanzar esas metas en la actualidad necesita manejar activamente hechos que suceden más allá de sus fronteras.

Poder revolucionario

En la campo financiero, por ejemplo, China ha procurado, exitosamente, ganar mayor poder en el Fondo Monetario Internacional (FMI), al convertirse en el tercer accionista. "China está transformando el mundo mientras se transforma a sí misma; Se ha convertido en un poder revolucionario", escribió Economy la revista Foreign Affairs .

Según el FMI, la economía global creció apenas un 0,19% el año pasado, en términos de paridad del poder adquisitivo. China, que crece casi diez veces más rápido, contribuyó con 1,19 puntos porcentuales a ese crecimiento. En suma, salvó al mundo de la recesión. Y eso sin tener en cuenta las repercusiones, como el estímulo de la confianza empresarial, los precios más altos de las materias primas y las tasas de interés global más bajas, que todos los investigadores atribuyen a la acción de China.

Desde otra perspectiva, China contribuyó con un enorme 46% de la demanda interna global en 2009, más del doble del promedio de 22% entre 2000 y 2009, según Goldman Sachs.

"Sin el apoyo del paquete de infraestructura, el crecimiento de China hubiera sido mucho menor y la contracción mundial, mucho mayor", dijo Ivailo Izvorski, principal economista para Asia-Pacífico del Banco Mundial.

Yolanda Fernández-Lommen, del Banco de Desarrollo Asiático de Pekín, subraya que, además del crecimiento de 9,1% del PBI chino en 2009, China tuvo un papel de gran importancia debido a que aseguró la estabilidad financiera durante la crisis. Pekín ha comprado 50.000 millones de bonos del FMI, estableció trueques monetarios bilaterales por un valor de 95.000 millones de dólares con otros países y proporcionó un tercio de los fondos para un mecanismo financiero de rescate, señaló Fernández-Lommen.

Los exportadores de recursos naturales, desde Australia hasta Africa y América latina, fueron los más beneficiados por el estímulo. La parte correspondiente a China de la demanda global de productos industriales pasó del 31% en 2008 al 46% en 2009, según un informe del Citi Private Bank. En 1999, esa cifra era de tan sólo un 7%.

Pero los beneficios del estímulo no se limitan a los mercados emergentes. Alemania está disfrutando un mini-boom debido, en gran parte, a la insaciable demanda china de maquinaria, productos químicos y autos de alta gama que ese país produce.

Las importaciones totales de China durante los primeros nueve meses del año fueron de 300.000 millones de dólares más que durante el mismo período del año pasado. "A este ritmo, dentro de 12 o 18 meses, el comercio de Alemania con China podría ser tan grande como el que Alemania mantiene con Francia", dijo Jim O´Neill, director de Goldman Sachs Asset Management.

[Fuente: Por Alan Wheatley, Reuters, La Nación, Bs As, 11nov10]

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