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12jul14
Dilma Roussef confirma que Argentina no estará entre los BRICS
"Cuando nos encontramos en los primeros días de junio, ustedes me escucharon decir que la Copa sería un éxito; pero me miraban con mucha desconfianza", se rió la presidenta Dilma Rousseff al recibir a un grupo de corresponsales extranjeros, entre ellos Clarín, en el Palacio de la Alvorada.
La percepción que había tenido la jefa de Estado en aquella primera reunión fue acertada. Ayer pudo bromear, orgullosa pero también aliviada, gracias a que el Mundial funcionó tal como lo había previsto su gobierno.
Durante dos horas compartidas con los periodistas extranjeros, en las que se pudo anotar pero no registrar las conversaciones en el grabador, la presidenta-candidata, que aspira a ser reelegida en octubre para un segundo período en el comando del país, consideró que la derrota sufrida por la selección "verde-amarelo" ante el equipo nacional alemán, "no irá a influir en el proceso electoral" que debe iniciarse en apenas 10 días. Recordó los términos de la carta que el Papa Francisco envió al iniciarse este mega torneo futbolístico. "El dijo que este es un deporte que enseña la cooperación, al mismo tiempo que resalta los talentos individuales. Francisco subrayó, también, que este juego tiene una gran virtud: enseña a perder".
Dilma no negó que una vez terminada la competencia, es decir, a partir de la semana próxima , puedan reaparecer las marchas y protestas.
Dijo que eso es "propio del funcionamiento de una democracia" y que eso no la atemoriza, como trascendió estos días en la prensa brasileña.
Cuándo los periodistas le preguntaron si tendría algún recelo en entregar la Copa de oro de la FIFA a cualquiera de los dos vencedores, dado que Alemania venció a Brasil por 7 a 1, y Argentina es el eterno rival de los brasileños, Rousseff respondió: "Soy presidenta de la República y voy a entregar la Copa a quién la ya merecido.
En este campo, soy absolutamente prescindente: no tengo preferencias". Ella recordó que Brasil fue campeón por primera vez en Suecia, en 1958 y derrotó al equipo escandinavo en su propio país: "El rey Gustavo entregó entonces el galardón sin el más mínimo signo de rechazo". Según Dilma, "Brasil es lo suficientemente maduro para entender que tenemos obligaciones con todas las selecciones nacionales que participaron de nuestro Mundial".
¿Usted cree que habrá alguna influencia negativa sobre el proceso electoral que se abre ahora?
Brasil ganó el Mundial en 2002 y el candidato elegido por el partido gobernante, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, fracasó. En 2006, Brasil perdió y sin embargo, el entonces presidente Lula da Silva fue reelecto. No hay un vínculo directo entre ambas cosas. En síntesis, lo que pasa dentro de los estadios, en Brasil no se mezcla con la política. Esa es nuestra tradición.
¿Usted no teme que reaparezcan las manifestaciones? ¿Y si estas rebrotan, no quiere decir que pasado el Mundial vuelve el descontento que ya existía?
Brasil es un país con una historia larga de desigualdades extremas. Piensen que fuimos la última de las naciones de la región en crear universidades. En 2002, cuando Lula llegó al gobierno, las clases E y D, es decir las más pobres, constituían el 54 por ciento de la población. Hoy, 75 por ciento de los brasileños están en las clases A y B. En nuestro país desapareció la extrema pobreza. Hubo en estos 12 años un cambio radical en la escala social, con un ascenso de grandes contingentes de brasileños y un acceso creciente al consumo de bienes y servicios. Ahora bien, en ese proceso, se produjo un congestionamiento: y esto impacta en los servicios, que no alcanzan a ser brindados en la cantidad y calidad requeridas por las nuevas capas medias. Hay luz, hay agua y servicios sanitarios. Y para que tengan una idea, se multiplicó por tres el sector de la población que accede al transporte aéreo. Los pasajeros transportados pasaron de 33 millones en 2002 a 113 millones en la actualidad. Ocurre que cuando las personas cambian su nivel de vida, naturalmente quieren más y mejores productos y servicios, ya no se conforman con el piso que hemos garantizado. Por eso mismo, uno de los puntos de nuestro programa va en dirección a una mejora sustancial en todo aquello que todavía falta, como transporte, educación y salud.
Los proyectos de movilidad y de infraestructura son de largo plazo. ¿Qué ofrecería para lo inmediato?
No, no son de largo plazo. Esos proyectos no comenzaron hoy. Le doy un ejemplo: en estos cuatro años se formaron ocho millones de personas en escuelas técnicas, a partir de una sociedad entre el Estado y el sector privado. Para los próximos años van a ser 15 millones. Otro ejemplo: Petrobras no producía las plataformas para perforación marina. En 10 años conseguimos que haya grandes astilleros nacionales, que se asociaron a los mejores del mundo, para fabricarlas en Brasil. Hoy tenemos en nuestro país proyectos de ingeniería en subterráneos y en grandes obras viales y de energía, en aeropuertos y autopistas. Lo que vamos a hacer es madurar los emprendimientos que ya están en marcha.
Los sondeos indican que no hubo una transmisión exitosa de las realizaciones del gobierno. ¿Dónde falló?
Las encuestas en Brasil sólo empiezan a tener valor, en un proceso electoral, a partir de agosto. Hay que leerlas a partir de ese momento, porque es cuando comienza en nuestro país la transmisión por TV (con espacios gratuitos) de las propuestas de los candidatos. Es entonces que se debe mirar los resultados de las consultas. En septiembre estas comienzan a ser muy precisas en la muestra de las tendencias.
La economía brasileña parece crecer a tasas muy bajas. ¿Cómo se explica eso?
¿Tasas bajas? ¿Comparados con quién? El año pasado México creció 1 por ciento; nosotros lo hicimos en 2,5 por ciento. La industria norteamericana sufrió en el primer semestre de este año una caída considerable. En síntesis, todos los países afectados y Brasil no estuvo entre quienes sintieron el mayor impacto. Por otro lado, el pueblo brasileño debe tomar conciencia de que no estamos solos en el mundo. Hay que tomar conciencia doméstica de que no somos una isla. Y en el campo externo, hay algo llamativo: muestran una cierta tolerancia para algunos países e intolerancia para otros. Por algo será. Dicen por ejemplo que yo soy intervencionista en economía.
Presidenta ¿puede ingresar Argentina en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)?
En esta fase no estará. Podrá estar, pero no en esa ronda. Ese tipo de situaciones generalmente se preparan con mucha anticipación, con la participación de los funcionarios de Economía, de los Bancos Centrales y de Relaciones Exteriores de cada gobierno. Este es un proceso de consenso, no de votación. Queríamos dos cosas en esta nueva cumbre del bloque de los BRICS: constituir el banco y firmar el acuerdo contingente para las reservas internacionales. En esta cumbre se va a saber cuáles serán las estructuras de la flamante institución financiera del grupo, dónde estará ubicada y cuál será su capital. En cuanto al acuerdo contingente de reservas, estas debe ser de 50.000 millones de dólares.
[Fuente: Por Eleonora Gosman, Clarín, Bs As, 12jul14]
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