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22sept06
Fuerte advertencia de Lula a Bolivia.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, instó ayer al gobierno boliviano a "no mantener una espada sobre la cabeza de Brasil" y a tomar conciencia de la "importancia" de su país, en una clara advertencia al gobierno socialista de Evo Morales en medio de ásperas negociaciones por la nacionalización de los hidrocarburos.
Cuando faltan apenas nueve días para las elecciones presidenciales, en las que espera ganar en primera vuelta, el mandatario brasileño intenta recuperar la iniciativa en la disputa con Bolivia, tema que -junto con los recientes escándalos de corrupción- se adueñó de la campaña en las últimas semanas, y por el que se lo acusa de ser demasiado tibio.
"Confío en que Bolivia tenga la exacta noción de la importancia de Brasil para Bolivia, como Brasil tiene la exacta noción de lo que significa el gas boliviano para Brasil", dijo ayer Lula en una entrevista televisiva. Subrayó, además, que recientemente le había dicho al presidente boliviano, Evo Morales: "Tú no puedes mantener una espada sobre la cabeza de Brasil por ser el que nos vende el gas. Nosotros también podemos colocar una espada sobre la cabeza de ustedes, porque nosotros les compramos el gas. Y si no nos lo venden a nosotros veo muy difícil que se lo puedan vender a otro".
Tras años de buena sintonía entre Evo Morales y Lula da Silva, la tensión entre los dos gobernantes se disparó el 1° de mayo pasado, cuando el presidente boliviano decretó la nacionalización de los hidrocarburos y dispuso que las multinacionales -entre las que la estatal brasileña Petrobras tiene un papel preponderante- debían desprenderse de más del 50 por ciento de sus acciones por las buenas o las malas. Es decir: las empresas deben negociar con el gobierno boliviano la venta de sus participaciones accionarias antes del 31 de octubre o, de lo contrario, La Paz podría expropiarlas.
La medida provocó una fuerte crisis entre Brasilia y La Paz. El 50 por ciento del gas que se consume en Brasil proviene de Bolivia. Y hasta el poderoso corazón industrial de San Pablo depende del gas boliviano en un 70 por ciento.
Hace una semana, un decreto del entonces ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, dispuso que todo el proceso de refinado y toda la cadena de comercialización de productos de Petrobras pasara a manos del Estado boliviano. La airada protesta y las presiones de Brasil lograron que Morales congelara la medida, lo que provocó la renuncia de Soliz Rada a su ministerio.
Entonces, la tensión pareció disminuir entre los dos gobiernos. Sin embargo, el lunes pasado, el sucesor de Soliz Rada, Carlos Villegas, anunció que aplicaría todo el rigor del decreto de nacionalización del sector en las negociaciones con las petroleras multinacionales, en especial, con Petrobras. Y eso motivó la advertencia de ayer de Lula. "Petrobras no nos doblará la mano", había asegurado el funcionario boliviano.
Contra Bush, sí
Ayer, el mandatario brasileño anunció que después de las elecciones del 1° de octubre se reunirá con Morales para llegar a un acuerdo. "Bolivia ganará por asociarse con Brasil", dijo.
En repetidas declaraciones sobre la nacionalización y el incidente en torno de las refinerías del fin de semana pasado, Lula subrayó que no quería enfrentarse con Morales. "Si no me peleé con [el presidente de Estados Unidos, George W.] Bush, ¿por qué debería pelearme con Evo?", dijo.
En general, el presidente brasileño ha abogado por una actitud "cariñosa" hacia su vecino, como forma de resolver las diferencias. Y también ha recalcado que Bolivia es una nación pobre y que Brasil, como la mayor de América del Sur, debe ayudar a que sus vecinos se desarrollen.
Esta política le valió fuertes críticas por parte de la oposición, que le reclama mayor firmeza a la hora de tratar con el presidente socialista.
Justamente ayer, el rival de Lula en las próximas elecciones, Geraldo Alckmin, acusó al presidente por su actitud "sumisa" ante Bolivia. "Cuando se expropiaron los activos de Petrobras, el gobierno de Lula tenía, de entrada, que haber reclamado", dijo Alckmin. "Esto crea inseguridad en la región. ¿Quién va a querer invertir en América latina si mañana expropian y no respetan los compromisos?", agregó. Y afirmó que Brasil debería recurrir a las cortes internacionales de justicia para exigir el cumplimiento de los acuerdos establecidos con Bolivia.
A raíz de la nacionalización de la industria gasífera, Petrobras suspendió indefinidamente multimillonarios planes de inversión en Bolivia, incluso la construcción de plantas petroquímicas fronterizas. También estarían en peligro la construcción de una ruta importante al norte de Bolivia, con financiamiento brasileño, e incluso el apoyo a La Paz en demandas para que instituciones internacionales de crédito le condonen sus deudas.
Bolivia reclama ahora mayores precios para el gas natural que le vende a su vecino, que, esta semana, empezó a comprarle hasta el límite permitido por el contrato que ambos tienen: 30 millones de metros cúbicos. El contrato es válido hasta 2019.
[Fuente: Agencias AFP, AP, Reuters, EFE y DPA en La Nación, Bs As, Arg, 22sep06]
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