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10sep11
El BIS hace público un estudio sobre el impacto de la deuda en el crecimiento
"La deuda es una espada de doble filo. Usada con sabiduría y moderación, mejora claramente el bienestar. Pero, cuando se usa imprudentemente y en exceso, el resultado puede ser un desastre".
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio del Banco Internacional de Pagos que cuantifica el umbral en el que la deuda de Gobiernos, hogares y empresas no financieras pasó de ser un incentivo económico a un "cáncer peor de lo que pensábamos".
Endeudarse no es malo. Permite al que no tiene dinero invertir en una actividad con la que podrá ganar dinero en el futuro. "Sin deuda, los pobres permanecen pobres". El problema es cuando surjen nuevos ricos que piden préstamos que no pueden pagar.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta los ochenta, el porcentaje de deuda conjunta de estos tres sectores se mantuvo estable en torno al 150% del Producto Interior Bruto (PIB) en los 18 países estudiados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Desde entonces, con una banca que dejó de ser controlada, el endeudamiento se extendió hasta el 310% del PIB. "Creiamos que el mundo era un sitio más seguro", lamenta el Banco Internacional de Pagos.
'La virtud está en el medio'
El estudio ha analizado el nivel de endeudamiento y su impacto en el PIB desde 1980 teniendo en cuenta factores como el porcentaje de ahorro, la demografía, la inflación, el comercio exterior, el PIB per cápita, la escolarización y la población dependendiente, como los jubilados.
La conclusión es que la deuda pública empieza a ser perjudicial para el crecimiento cuando suma más de un 80% del PIB. En concreto, cada 10 puntos porcentuales de deuda adicionales reduce en una décima cada punto de PIB de crecimiento.
En el caso del endeudamiento de las empresas no financieras, el umbral de daño para el crecimiento se sitúa en el 90% del PIB y su impacto es la mitad que en el caso de la deuda pública.
Por su parte, el Banco Internacional de Pagos sitúa en el 85% del PIB el nivel de deuda que pueden soportar los hogares antes de perjudicar a la economía, aunque en este caso reconoce que resulta "extremadamente impreciso" cuantificar el impacto de estas deudas en el crecimiento.
La banca murió de éxito
El Banco Internacional de Pagos explica que los países desarrollados cayeron en la trampa del endeudamiento cuando, desde finales de los setenta, "suprimieron progresivamente las restricciones a la actividad financiera y a los préstamos". Combinado con las nuevas tecnologías de la información, la liberalización intensificó la complejidad de los productos financieros.
A una industria financiera que desbancaba a la actividad 'real' se unió los años de un crecimiento mundial "más estable", la "Gran Moderación" que trajó bajas tasas de desempleo e inflación. "Creyendo que el mundo era un sitio más seguro, los prestamistas concedieron más créditos".
Desde mediados de los noventa, los intereses pedidos por los créditos bajaron, lo que fomentó aún más el endeudamiento. Una teoría que explica ello es, según el organismo, que los países emergentes apostaron por el ahorro ante sus "pobres protecciones sociales" y la toma de precauciones tras la crisis financiera del este asiático de finales de los noventa.
Estados maniatados
El organismo recalca la importancia de reducir el endeudamiento público por debajo de estos límites para tener un colchón ante futuros imprevistos, como crisis o sucesos naturales.
El informe cita a los economistas Gauti Eggertsson y Paul Krugman al explicar que es fundamental que los Estados cubran la brecha que dejan hogares y empresas cuando dejan de consumir para mantener la economía. Una teoría "acertada en principio", pero que deja una cuestión en el aire: "La capacidad del sector público para endeudarse no es ilimitada".
El caso español
El Banco Internacional de Pagos diferencia entre los países donde la deuda de las empresas suma más de la mitad del total nacional, como en los casos de España, Bélgica y los países nórdicos; y los países donde la deuda pública predomina sobre el resto, como Japón, Italia y Grecia.
En España, la deuda del sector público, de los hogares y de las empresas sumaba un 172% del PIB en 1980, según los datos de la OCDE. Diez años después rondaba el 187%; pero se disparó con el 'boom' inmobiliario que sucedió a la crisis de los noventa: un 258% del PIB en el año 2000 y un 355% en 2010.
Fue a partir del año 2000 cuando el endeudamiento español superó la media de la OCDE. En el caso de los hogares, la deuda pasó del 41% del PIB en 1990 al 91% en 2010, mientras que la de las empresas se disparó del 97% al 193%. Por su parte, el endeudamiento del sector público no ha repuntado tanto en todos estos años: del 49% a más del 60% entre 1990 y 2010.
La advertencia
"Dados los servicios que los Gobiernos han prometido a sus ciudadanos, el envejecimiento aumentará bruscamente el endeudamiento público a niveles mucho mayores en las próximas décadas", dice el Banco Internacional de Pagos, antes de advertir de que las jubilaciones reducirán a su vez el crecimiento e incrementarán los intereses pedidos por los préstamos.
"Al final, la única salida es aumentar el ahorro", advierte.
[Fuente: Por Javier González, El Mundo, Madrid, 10sep11]
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