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21ago14
Los inversores de EEUU huyen de la banca europea tras el escándalo de Espírito Santo
Los inversores de EEUU han reducido posiciones de forma drástica en la banca europea, tanto en acciones como en deuda, en las últimas semanas, a raíz del rescate de Espírito Santo (BES) en Portugal después de hacer una ampliación de capital que en teoría era suficiente. De nuevo, al otro lado del Atlántico se ha instalado una desconfianza generalizada en el sector por si hay más casos ocultos, a pesar de que los analistas insisten en la solidez del mismo tras su recapitalización. Según fuentes del mercado, esta suspicacia sólo se disipará con los resultados de los test de estrés en octubre.
"El Espírito Santo ha hecho mucho daño a la banca europea, sobre todo la de los países periféricos, porque le había costado mucho recuperar la confianza de los inversores que había perdido durante la crisis. Y ahora que el dinero volvía a dirigirse a ella, de nuevo se cierne la sombra de la sospecha", explica una de las fuentes consultadas. Otra añade que "lo que más ha dolido a los inversores es la ampliación de capital de 1.000 millones de junio: mucha gente acudió porque le dijeron que con eso se arreglaba el problema, y resulta que necesitaba 5.000 millones más y que ellos lo han perdido todo".
Esta actitud contrasta con las buenas recomendaciones que tiene la banca por parte de los analistas, que incluso consideran que es el que tiene más potencial tras la reciente temporada de resultados. "Pero las decisiones no las toman los analistas, sino sus jefes. Sin ser tan exagerado, es algo parecido a la escena de El lobo de Wall Street en la que se reúnen los socios de la firma. Cuentan con los informes de sus analistas, pero ellos no se saben las ratios de capital ni les importan. Sólo saben que otro banco de un país periférico de Europa tenía un agujero oculto que ha hecho perder todo su dinero a los accionistas y a algunos acreedores. Y les da miedo que haya más casos. Así que se salen del sector".
Este movimiento explica la caída del sector en bolsa en las últimas semanas, si bien ha rebotado ligeramente en las últimas sesiones. También está detrás de la reducción de la exposición de los inversores norteamericanos a Europa: en las últimas seis semanas, los fondos cotizados en EEUU con inversiones en Europa han registrado salidas netas de 4.000 millones de dólares, según Markit, después de conseguir unas entradas netas de 19.300 millones en los seis primeros meses del año. Aparte de la desconfianza en la banca por el caso BES, el Financial Times añade otras causas como la crisis de Ucrania o los malos datos de crecimiento económico de Alemania, Francia e Italia.
Imposible emitir en el mercado
La desconfianza está dificultando los planes de muchas entidades para recapitalizarse de cara a los test de estrés o incluso para obtener liquidez. Como adelantó El Confidencial en julio -antes de que estallara el escándalo-, la situación del BES había impedido que Popular e Ibercaja lograran en el mercado 500 y 300 millones, respectivamente.
Esta situación se mantiene todavía: el mes pasado las emisiones de deuda bancaria en la zona euro cayeron a su mínimo histórico, 470 millones de euros, con un desplome del 58% interanual, según datos de Dealogic. Lo mismo ocurre con los CoCos (convertibles contingentes), los sustitutos de las preferentes. La emisión del Popular consistía en estos instrumentos, que llevaban un ritmo arrollador en el año: su emisión se ha disparado en 29.000 millones en 2014. Sin embargo, ninguna entidad ha podido colocar estos valores desde que Société Générale vendió 1.500 millones el 19 de junio, según Bloomberg. En este mercado ha tenido mucho impacto el hecho de que la deuda subordinada de BES (muy parecida a los CoCos) vaya a asumir pérdidas en el rescate.
La solución: los test de estrés
Aunque las cosas se han tranquilizado un poco en los últimos días, nadie espera que los inversores estadounidenses retomen a corto plazo la exposición que tenían al sector y devuelvan sus cotizaciones a los niveles anteriores a la estampida. Por el contrario, los expertos señalan a los test de estrés como la clave para recuperar la confianza: "Hace falta que salga el BCE diciendo que la banca europea en conjunto está saneada, es solvente y tiene unos balances sólidos", según una de las fuentes.
El riesgo, claro está, es que suceda lo contrario: que el ejercicio muestre numerosos suspensos y debilidades estructurales en el sector. "Pero el BCE se suicidaría se hace eso, porque provocaría una catástrofe: nadie suscribiría el capital que necesitasen los bancos, tendrían que vender activos a derribo y el grifo del crédito se cerraría por completo, que es justo lo contrario de lo que persigue Draghi", según otro experto. De ahí que el consenso del mercado prevea unos buenos resultados de los test. Pero necesita verlos para creerlos.
[Fuente: Por Eduardo Segovia, El Confidencial, Madrid, 21ago14]
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