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22abr12
Un viaje por Vaca Muerta, el yacimiento de la discordia
Si la Cuenca de Neuquén debiera tasarse por su riqueza paisajística, la verdad es que valdría poco o nada. Durante el recorrido que hicimos por la vasta hendidura con forma de tazón, que transcurre por el sur de la provincia de Mendoza, al este de la provincia de Río Negro pero sobre todo por la provincia sureña de Neuquén, no divisamos un solo autobús de turistas. El 70% de la cuenca que corresponde a Neuquén es la parte más fea de la Patagonia. No hay lagos ni cumbres nevadas; sólo colinas cubiertas de arbustos rastreros.
Pero su valor como fuente de hidrocarburos es incalculable, o para ser más precisos, aún no se ha podido precisar. Tal es así que la mayoría de los expertos coincide en que la pelea entre el gobierno argentino y los ex socios españoles de YPF, surgió a cuenta de cómo se repartirían las ganancias cuando la explotación de la cuenca comenzara a rendir utilidades.
La otra faceta del desacuerdo tuvo que ver con la parte más ingrata del negocio. A saber, la pregunta de quién se haría cargo de las inversiones que se necesitan para extraer las riquezas del subsuelo neuquino. En concreto, de la formación geológica de Vaca Muerta, que atraviesa la parte central de la hoya con sus bolsones repletos de gas y de crudo.
Hace un año, cuando las relaciones entre La Casa Rosada e YPF todavía eran de mutua tolerancia -allí nunca hubo un idilio- bastaba con mencionar a Vaca Muerta para que a los funcionarios de la sede presidencial y a los de la petrolera les brillaran los ojos como a los israelitas antes de entrar en la Tierra Prometida.
En octubre de 2011, el director español de Exploración y Producción de YPF reveló que el cordón de Vaca Muerta sería más productivo que las similares regiones de petróleo y de gas no convencional que existen en Estados Unidos. Al decir "no convencional", Tomás García Blanco se refería a que los hidrocarburos de Vaca Muerta son del tipo "shale". A diferencia del gas y el petróleo convencional, que conforman mantos horizontales de fácil acceso, sus parientes shale se encuentran encapsulados entre las vetas de la roca madre. Para explorar esas cápsulas y luego extraer su contenido se utiliza la técnica del 'fraking' que consiste en perforar la roca en diagonal, con equipamiento de alta tecnología que cuesta una fortuna.
"Estamos muy pero muy contentos", exclamó Cristina Kirchner durante la visita que hizo en diciembre de 2011 a la sede de YPF. La presidenta escuchó arrobada a los técnicos que decían que el petróleo y el gas shale de la Patagonia (un gas rico en metano, butano) es muy superior a aquel que los norteamericanos extraen de los yacimientos de Barnett, Marcellus, Haynesville y Tagle Ford. Estados Unidos logró revertir la caída de su producción, gracias a esas vetas no convencionales de las que obtiene el 23% de sus hidrocarburos.
Una explotación cara y difícil
De los 30.000 kilómetros cuadrados que ocupa Vaca Muerta en la cuenca neuquina, el 40% tiene potencial productivo, explicaron los técnicos a la invitada de honor. Cristina se retiró de la Torre YPF con la sensación de que ese potencial estaba al alcance de la mano, como las frutas del Jardín del Edén.
Cristina se quedó con esa parte de la historia omitiendo la menos grata que refiere a los 40.000 millones de dólares que haría falta invertir para tan solo comenzar a extraer las elusivas riquezas contenidas en el subsuelo patagónico.
Cabe señalar que YPF ya comenzó a explotar una parte del área de 12.000 kilómetros cuadrados que se le asignó en Vaca Muerta. Los pozos de la empresa están produciendo alrededor de 600 barriles al día, de petróleo y de gas asociado. Pero según los entendidos, ese volumen no alcanza ni para cubrir los gastos de mantenimiento del equipo que se utiliza.
"Para que el negocio sea rentable habría que extraer entre 10 y 20 veces más. Por eso es que el gobierno argentino tendría que abocarse a la tarea de buscar inversores y no de ahuyentarlos como hizo con Repsol. Además, para que Vaca Muerta rinda frutos hay que armarse de paciencia, algo que no abunda en la Casa Rosada. Cristina y sus asesores sueñan con una varita mágica que de la noche a la mañana haga desaparecer la crisis energética", dijo a ElMUNDO.es Dino Rosseti, ingeniero de la norteamericana Exxon Mobil, aludiendo a los 11.000 millones de dólares que el estado argentino tendrá que desembolsar este año, para traer combustible de otros países.
[Fuente: Por Ramy Wurgaft, El Mundo, Madrid, 22abr12]
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