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21may06
Propiedades secretas de herederos de Rodríguez Gacha, sin acción judicial.
A finales del año pasado, representantes de la familia del ex tinto narcotraficante José Gonzalo Rodríguez Gacha, El Mexicano, y varios compradores se reunieron en La Dorada (Caldas). Allí finiquitaron la venta, por $1.500 millones, de la hacienda ganadera Torremolinos, un predio de 225 hectáreas.
La información secreta sobre el negocio le fue comunicada a Luis Manuel Triana Mahecha por varios amigos del municipio caldense. Una vez más, Triana se sintió traicionado por las personas para las que trabajó durante 17 años.
En 1986, cuando se graduó de bachiller en Pacho (Cundinamarca), fue contratado por el propio Rodríguez Gacha. Comenzó manejando las comunicaciones del capo. Luego hizo parte de su grupo de Autodefensas. Por su “exitosa” labor armada fue trasladado a Puerto Boyacá. Allí y en Doradal, durante varios meses, manejó varias “cocinas” (laboratorios para el procesamiento de drogas) de Rodríguez Gacha.
Ya finalizaba 1988. Pero en operativos en el Magdalena Medio, varios laboratorios fueron detectados y destruidos por el Ejército. Este hecho coincidió con la información que recibió El Mexicano, de que algunos empleados en las fincas lo estaban robando.
Por eso, el propio capo lo convirtió en uno de sus hombres clave. Así, Triana Mahecha manejó los negocios de ganadería en 54 fincas ubicadas en nueve departamentos. Allí llegó a manejar hasta 65.000 cabezas de ganado. La información del negocio, en ese entonces, se concentraba en el séptimo piso del edificio Davivienda en el centro de Bogotá.
Su ‘labor’ fue reconocida. Hizo parte de la junta directiva de algunas de las empresas, fue vicepresidente y hasta presidente de una compañía del capo. Y mientras éste huía, se comunicaban con frecuencia o se reunían clandestinamente en diferentes ciudades y en las fincas.
Recuerda que el Ejército hacían operativos en las fincas pero nunca se incautaba ningún bien. “Es que no existía la extinción de dominio”. Pero, el 15 de diciembre de 1989, cerca de Coveñas, Rodríguez y su hijo Freddy fueron dados de baja. Sin embargo, Gladys Edilma álvarez Pimentel, esposa del capo, le ratificó a Triana que seguiría administrando los negocios. Así permaneció hasta 1991.
Vacas flacas
Y llegó para Triana Mahecha la época de las ‘vacas flacas’. Por esa época fue capturada la viuda del capo. De inmediato, empezó el despido de varios trabajadores de las fincas. El hecho coincidió con el asesinato de uno de ellos.
Triana, a través de los abogados de la viuda, intentó comunicarse para pedirle su liquidación salarial, pero nunca obtuvo respuesta. Por eso, el 15 de octubre de 2003 entabló una demanda laboral por $240 millones. De regreso en el municipio de Pacho recibió una llamada con amenazas de muerte. Inmediatamente reportó el caso a la Fiscalía. A la semana siguiente relató que lo llamó el abogado de la viuda, los hijos y sus sociedades, Emilio Antonio González Pardo, con quien acordó una conciliación.
Así, luego de varias negociaciones, hacia octubre del año pasado, Triana y otros tres ex trabajadores de El Mexicano arreglaron que los herederos le entregarían la finca Torremolinos. A cambio, ellos retiraron las demandas laborales.
Por eso, cuando Triana supo que la hacienda la habían vendido a finales del año pasado, enfureció. Y sintiéndose estafado sacó de sus archivos abundante documentación de negocios efectuados durante 17 años por el capo y su familia.
Sin extinción
En la documentación cercana a 1.000 folios en poder del equipo de Periodismo Investigativo de El Espectador, PIE, aparecen cientos de registros de transacciones con ganado en 54 fincas. De éstas, más de 20 son de propiedad de Gladys Edilma álvarez de Pimentel.
El Espectador accedió a un listado de bienes en proceso o en extinción de dominio de Rodríguez Gacha, su esposa y sus herederos en la Dirección Nacional de Estupefacientes, DNE, y encontró que sólo siete fincas o haciendas se encuentran en proceso de extinción. Entre tanto, los registros de Triana demuestran operaciones con ganado en 54 fincas.
Y aunque sí aparecen 2.187 bienes urbanos con extinción de dominio, no hay rastro alguno de las 65.000 cabezas de ganado que manejo el capo. Tampoco de los dineros que depositó en cuentas del Reino Unido, Suiza, España, Panamá y China. Al respecto, un directivo de la entidad señaló que la DNE está en proceso de revisión del inventario de bienes.
Recientemente se conoció que los herederos del capo entregaron a la justicia norteamericana 80 millones de dólares a cambio de inmunidad judicial en Estados Unidos.
Triana destaca que recientemente, herederos del capo vendieron otras propiedades en Girardot y en Bogotá. No detalla sobre el tema del narcotráfico.
Por su parte, en las demandas, los abogados de Rodríguez y su familia argumentaron que no existió relación laboral con Triana Mahecha, quien dice que tiene miedo y sólo pretende dejar bien a su familia. Por lo pronto, a sus 43 años sigue trabajando en una oficina.
“Por mis hijos”: Triana
P. ¿Por qué decide usted hacer todas estas denuncias?
R. Por mis hijos y porque me robaron la mayoría del tiempo de mi trabajo.
P. ¿Y por qué la otra gente no se atreve a denunciar?
R. Por miedo. Así como yo frentié por la viuda a la guerrilla, a la gente de Cali que nos iba a matar, o a los esmeralderos, ahora ella nos saca.
P. ¿Ella tiene mucho dinero?
R. Es una persona quizás de las más ricas del mundo
P. ¿Y las cuentas en el exterior?
R. Yo no creo que haya tocado nada de eso. Y en ganado cuánto recogió. Haciendo las cuentas por encima, en 2001 el ganado valía $5.000 millones. Ahora recogió $1.500 millones de pesos por la venta de la finca Torremolinos. ¿Y cuánto valieron las propiedades que vendió recientemente en La Dorada y Girardot y los edificios en Bogotá.
P. ¿Ayudarían las autoridades?
R. El problema es que no le vayan a jugar a uno cochino.
P. ¿De aquí en adelante qué viene para usted en este caso?
R. No sé, para serle franco, no sé. Yo pienso que si esto se va profundo, a mí me matan, pero sabe qué quiero antes de que me maten. Dejar bien a mi familia, porque se merecen estar bien por lo que yo trabajé.
[Fuente: Por Norbey Quevedo, El Espectador, Bogotá, Col, 21may06]
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