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06ago17
Detienen en Madrid a Gómez Herrera jefe de "Los Rastrojos"
Tiene apenas 43 años pero es el mandamás del narcotráfico del Valle del Cauca de Colombia y todo el Eje Cafetero. Había heredado el famoso cártel de Los Rastrojos y mantiene vínculos con facciones del clan del Golfo y Cordillera. Le buscaban las autoridades de distintos países, como el suyo propio, Brasil y España. En nuestras fronteras había recalado buscando escondite y estrechar lazos con capos nacionales. Pero el Grupo de Fugitivos de la Udyco Central del CNP y la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol) de Colombia lograron echarle el guante hace pocas semanas. Vivía a todo tren, con lujos por doquier, fiestas antológicas y cambiando de domicilio u hotel cada dos días.
Roberto Carlos Gómez Herrera, más conocido como «El Huevo», tenía una orden de captura y extradición emitida por Brasil, acusado de narcotráfico, y una circular roja de Interpol por los delitos de tráfico internacional de cocaína y pertenencia a organización criminal. Hasta que a las 23.50 horas del 29 de junio era capturado por nuestros agentes en Madrid.
Hasta la capital había llegado consiguiendo documentación falsa. Los investigadores sospechan que tenía preparada su huida a Italia, en busca de refugio. «Este sujeto había venido desarrollando en los últimos meses actividades de coordinación con cárteles de droga españoles, para el transporte de cocaína, en coordinación con traficantes de Bolivia, Perú y Brasil», enfatiza la documentación sobre el caso, bautizado como operación Cullinán, y a la que ha tenido acceso ABC.
«El Huevo», pese a estar reclamado por la Justicia, quiso continuar en Madrid con la vida a todo trapo que llevaba en Colombia. «Realizaba suntuosas fiestas con artistas reconocidos de música popular, era amante de los caballos de paso fino y pura sangre», y, por supuesto, no faltaban mujeres para él y sus secuaces en todas las jaranas, que duraban días.
Fue a comienzos de 2017 cuando recaló en nuestro país. Primero llegó a Colombia por la ciudad de Leticia, en Amazonas, «sin chequear su pasaporte, y luego viajó a Madrid, con el propósito de realizar alianzas con organizaciones narcotraficantes y, así, continuar expandiendo su organización en Europa». La capital de España era su cuartel general.
Se siente acorralado
Los hombres fuertes del «Huevo» fueron cayendo como fichas de dominó en los meses anteriores. Entonces, la Dipol identificó a Gómez Herrera y se dio cuenta de cómo, tras esas detenciones, cortaba incluso el contacto con su propia familia. Cambiaba cada dos por tres de teléfono móvil y continuamente de domicilio en Madrid. «Por varios meses, estuvo oculto en la clandestinidad», detallan los investigadores a este diario.
Pese a esas medidas de seguridad, le siguieron la pista. Se comunicaba con sistemas encriptados obtenidos en Europa y no pernoctaba más de dos noches seguidas en el mismo lugar. «Su vida estaba llena de excesos y extravagancias, era muy costosa. Se hospedaba en hoteles de cinco estrellas, utilizaba coches de alta gama, portaba relojes de las marcas Rolex y Omega y tenía siete teléfonos móviles para comunicarse con sus familiares y sus socios en Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, Bélgica y España», señala la investigación.
Sin embargo, a raíz de las detenciones de los miembros de su banda, el cártel se vio seriamente afectado a nivel financiero y también logístico. Se pusieron difíciles los desplazamientos, las comunicaciones, el acceso al dinero y a cualquier actividad que «El Huevo» intentara realizar en Madrid.
Era el momento ideal para que los policías colombianos se desplazaran a España para apoyar al CNP en la búsqueda del narco. Además, manejaban informaciones sobre que estaba consiguiendo nueva documentación falsa para trasladarse a Italia. Dieron con su última madriguera, de la que salía en contadas ocasiones. Le realizaron numerosas «tronchas» (vigilancias, en el argot), hasta que se le detuvo en el párking de la urbanización madrileña donde residía.
«El Huevo» ya está en Colombia, entre rejas. Está considerado uno de los máximos cabecillas internacionales del narcotráfico, «encargado de coordinar, supervisar y financiar operaciones de envío y comercialización de cocaína a través de contenedores marítimos y aéreos entre Suramérica y Europa. Especialmente, desde Brasil», añaden los agentes. Por ejemplo, desde el país carioca coordinó el envío de un cargamento de 1,2 toneladas hacia Bélgica. La droga estaba oculta en bloques de mármol, utilizando orificios cilíndricos en el interior. De su organización forman parte colombianos, bolivianos, españoles y albaneses.
Roberto Carlos Gómez Herrera formó parte del famoso cártel de Los Rastrojos, junto a los históricos hermanos Juan Carlos y Javier Antonio Calle Serna, conocidos como «Los Comba» o «Los Combatientes». Heredó el negocio cuando éstos fueron encarcelados por Estados Unidos.
Se hizo dueño y señor también del Eje Cafetero y del Valle del Cauca de la mano de Hernando Gómez Bustamante, más conocido como «Rasguño». En 2010, salió de Colombia y expandió su negocio por otros países del continente, hasta que en 2013 fue capturado cuando se disponía a sacar más de 900 kilos de cocaína de Lima (Perú). Fue a la cárcel, pero lo dejaron en libertad a cambio de colaborar con la Justicia.
El año pasado, la policía brasileña detectó sus tejemanejes. «El Huevo»y sus hombres habían creado una plataforma empresarial falsa que se hacía pasar por ejecutivos y empresarios españoles, dedicados a la exportación de granito. El pasado noviembre, se supo que pretendían enviar un cargamento desde Brasil a Vigo, pasando por el puerto de Amberes (Bélgica).
Sus viajes a Sao Paulo se sucedían, en compañía de José Omar, apodado «La Bruja» (su lugarteniente), y Leonardo Esquivel Cardona, «El Coleccionista» (cabecilla financiero). Se asoció también con Daniel Barrera, «El Loco Barrera», que hacía de testaferro. Carlos Gutiérrez Pachón, alias «Pitín», era el piloto de las avionetas y helicópteros que transportaban la coca.
Finalmente, estaban Carlos Duque, «El Gato»; Walter Zamora, «W»; y Cristian Ricardo Gómez Cardona, apodado «CR», que fueron quienes crearon las mencionadas empresas fantasma para poder exportar el granito donde iba oculto el estupefaciente.
La operación Cullinán se ha desarrollado en tres fases, con las detenciones del «Huevo» y sus seis esbirros.
[Fuente: Por Carlos Hidalgo, ABC, Madrid, 06ago17]
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