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10mar14
Los 33 senadores señalados
Los resultados de la elección para Congreso 2014-2018 aún no han sido asimilados por completo. A Senado está escrutado el 98,40% y a Cámara el 98,42%. Sin embargo, las cartas ya están echadas. En Colombia no vota ni la tercera parte de los habilitados. Apenas 14 millones de personas, de los 32'835.856 potenciales electores, eligieron a los 268 parlamentarios. Y mientras la Registraduría termina de hacer las cuentas, revisar los votos y recoger las toldas, los colombianos tendremos que entender a quienes estaban detrás de los números del tarjetón.
Los números preliminares dicen que la Costa Caribe puso una importante porción de los votos, que eligió 10 senadores y que el Partido de la U arrasó en Córdoba, Atlántico, Bolívar, Cesar y La Guajira. Por su parte, el Centro Democrático se impuso en Antioquia, el antiguo Pin ganó en Su cre. Y El Partido Conservador sobrevivió con solvencia en donde la U y el uribismo sacaron sus mayores votaciones. De la misma manera, la Fundación Paz y Reconciliación tiene su lectura de los resultados.
Esta entidad, que dirige León Valencia, había dado a conocer el pasado 24 de febrero un listado de 131 aspirantes al Congreso con indicios de apoyos non sanctos. Ahora revela un informe en el que afirma que de esos 131 aspirantes, 69 lograron un asiento en el Capitolio Nacional. Lo que indica que el 65% de los señalados por la Fundación Paz y Reconciliación alcanzaron investidura parlamentaria. De los 69 elegidos, 33 serán senadores y 36 representantes a la Cámara.
Según la información de la Fundación, de los 33 cuestionados que salieron elegidos al Senado, 11 los puso el Partido de la U, siete el Partido Conservador, cinco el Partido Liberal, cinco Opción Ciudadana (antes PIN), tres Cambio Radical y dos el Centro Democrático.
Las votaciones más altas del Partido de la U fueron Musa Besayle Fayad, con 145.402 votos; Bernardo Ñoño Elías, con 140.143 votos, y José David Name, con 103.215. Los tres fueron reseñados en su momento por Paz y Reconciliación por su cercanía con exparlamentarios condenados por parapolítica. Sin embargo, ninguno de los tres tiene cuentas pendientes con la justicia.
De esta colectividad, y también señalados por la fundación de León Valencia, salieron elegidos Andrés Felipe García Zuccardi, hijo de los exsenadores Juan José García, condenado por peculado por apropiación ilegal de recursos, y Piedad Zuccardi, llamada a juicio por parapolítica; Sandra Villadiego, esposa del condenado exsenador Miguel Ángel Rangel; José Alfredo Gnecco, hijo del exgobernador de la Guajira Lucas Gnecco Cerchar, condenado por la Corte Suprema a 24 años de cárcel y familiar del detenido exgobernador Kiko Gómez y del actual mandatario del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco.
Otro caso reseñado por Paz y Reconciliación es el de la senadora Teresita García, familiar del exsenador Álvaro García, condenado por parapolítica y vinculado a la masacre de Macayepo. Por el Centro Democrático salieron elegidos Alfredo Ramos Maya, hijo del exsenador José Alfredo Ramos, en detención preventiva por presuntos vínculos con paramilitares; Jaime Amín, señalado de recibir el apoyo de Enilce López, La Gata.
El Partido Conservador puso siete senadores de los 33 cuestionados por la Fundación Paz y Reconciliación, entre ellos: Juan Diego Gómez, sindicado por apropiación; Olga Suárez Mira, hermana de Óscar Suárez Mira, condenado por parapolítica; Laureano Acuña, cercano al sancionado exconcejal de Barranquilla Alejandro Munárriz; Nadia Blel, hija del condenado exsenador Vicente Blel; Jorge Pedraza, señalado de recibir del exsenador investigado por parapolítica, Ciro Ramírez; Nora García, Investigada por la Corte Suprema por parapolítica; Yamina Pestana, hermana de Pedro Pestana, condenado por sus relaciones con el paramilitarismo, y Samy Merheg, hermano del exsenador Habib Merheg, quien fue investigado por la Corte Suprema y prófugo de la justicia.
En una gran mayoría estos senadores son familiares de sindicados, condenados o sancionados. Y si bien es cierto que por ello no están inhabilitados --pues los delitos de sangre no existen-- es necesario referir sus entornos sociales.
[Fuente: El Espectador, Bogotá, 10mar14]
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