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22ago04


Análisis médico-psiquiátrico de la entrevista a Augusto Pinochet Ugarte para un canal de televisión de Miami, transmitida en octubre de 2003.


Hemos decidido, a propósito de la larga entrevista concedida por el señor Pinochet a una periodista de Miami, evaluar nuevamente su condición de portador de una posible Demencia Vascular moderada. Las observaciones que se consignan a continuación fueron realizadas durante la proyección de una cinta de video exhibida en un programa de televisión emitido desde esa ciudad norteamericana, en octubre de 2003.

La entrevista fue realizada por una periodista invitada a un ambiente familiar y, por ello, no se halla limitada por condicionantes clínicas u hospitalarias. Al mismo tiempo, la aparente presencia, fuera de cámara, de familiares, amigos o asesores genera un clima de espontaneidad que se ve potenciado por los lazos ideológicos que comparten la periodista y el entrevistado. Esto le confiere a la entrevista una gran validez porque es precisamente en estas condiciones que los pacientes portadores de una demencia muestran los síntomas más sutiles de la enfermedad.

Tanto desde el punto de vista de la apariencia como de su actitud, el señor Pinochet se ve bien presentado, además de estar tranquilo, relajado y muy atento. Presenta cierta hipomimia parcial del rostro (mejillas) y una gestualidad rica de hemicara superior (cejas y ojos) y de la zona oral. Coopera gentilmente con la entrevistadora y se muestra concentrado en las preguntas que se le formulan; su actitud, además, es reflexiva y cautelosa. Hubo pasajes de la entrevista donde se queja de una cefalea, pero, al hacerlo, refleja una adecuada adaptación social, ya que continúa contestando las preguntas que se le realizan.

Por otra parte, un análisis lingüístico de la entrevista dada por el señor Pinochet revela que se trata de un discurso coherente y fluido, aunque hay pequeñas interrupciones que no alcanzan a constituir una patología desde el punto de vista psiquiátrico.

La globalidad de lo expresado exhibe un adecuado manejo temático con respecto a su figuración política dentro de Chile en el período entre los años 1973 y 1998. Presenta, además, una serie de rasgos que evidencian la progresión de dicho discurso hacia aspectos políticos actuales que se ven condicionados por su participación anterior en el espacio público. Esto manifiesta la extraordinaria habilidad de Pinochet para insistir en aquellos elementos que le interesa destacar y que, a la vez, lo protegen de eventuales riesgos ante la evaluación de su imagen: "Yo nunca hago un comentario de un gobernante ni de un mandatario que está en un país haciendo cosas. Es problema de ellos, no mío." -Periodista: "Pero, ¿ lo está analizando?" -Pinochet: "Pero no lo digo".

Como se ha señalado, el manejo del tópico de la conversación -su participación política nacional- se ve escenificado por la alternancia de tipos discursivos que manifiestan una correcta utilización de aspectos narrativos (a través de nexos causales y temporales que constituyen la mención a situaciones o episodios de la historia chilena), descriptivos (propiedades de seres, objetos y situaciones en las cuales le tocó participar) y argumentativos (tanto de apoyatura relacional y constitutiva del tema de la entrevista, como de aserciones que, por ejemplo, defienden la premisa de su probidad y la de su familia frente a los chilenos).

Por lo anterior, y considerando que se trata de un discurso cohesivo -ordenado- que hace coherente la globalidad del tema, se aprecian una serie de estrategias formales como la repetición de palabras, las sustituciones nominales que soportan los adverbios -por ejemplo, cuando se refiere a que pensó que en Londres se iba a morir: "Cuando yo llevaba cerca de dos años, yo pensaba que me moriría ahí", Londres es reemplazado por ahí-, los pronombres -"Allende yo creo que estaba aburrido con él …", donde él sustituye a Castro- y una serie de sinónimos u otras palabras semánticamente equivalentes. Hay, también, un uso controlado de estrategias de omisión por medio del manejo de la elipsis, así como de la recurrencia de palabras que remiten y repiten un elemento previo del discurso. Finalmente, las distintas oraciones que constituyen el discurso de Pinochet se hallan relacionadas semánticamente por medio de nexos -en especial, conjunciones: y, que, por eso, etc.

Por lo anterior, podemos concluir que el señor Pinochet manifiesta un manejo del lenguaje que le permite comunicarse adecuadamente, enfatizando incluso lo que él desea destacar. Esta característica se aleja de la impresión global del discurso vacío que es propio de los pacientes que sufren demencia.

En consecuencia, la entrevista revela un especial nivel de atención y flexibilidad intelectual por parte de Pinochet que se manifiesta, incluso, en una serie de menciones irónicas. Debemos reiterar dos hechos que mencionábamos en la evaluación anterior: decidir si una persona es portadora de un cuadro de demencia vascular sobre la base de un scanner cerebral, en ausencia de datos obtenidos en la entrevista clínica, es un error, pues existe una alta frecuencia de lesiones vasculares que pueden aparecer en esos exámenes sin que la persona presente esa patología; y, al estudiar lo que sucede con el análisis de las funciones cognitivas de los ancianos, advertimos que ellos experimentan una declinación normal después de los sesenta años: encontramos que el simple tiempo de reacción aumenta notablemente (Birren) al responder una pregunta, ya que éstos son más sensibles a los cambios situacionales y muestran mayor labilidad en sus respuestas que los sujetos jóvenes.

Colocado en una situación de prueba -test-, donde se debe anticipar la ocurrencia de ciertos estímulos o dar respuestas inmediatas, resulta claro que la ejecución revelará posiblemente un nivel inferior de vigilancia o alerta, o bien una actitud general de contestar lentamente (Hoch y Zubin). Sin embargo, todo esto es absolutamnete normal: incluso un problema específico de memoria (nombres, fechas, detalles, etc.), lenguaje o un cambio de personalidad sin mayores características generalizadas (cierto retraimiento), sin una apreciable declinación global del intelecto, son habituales en los ancianos y no pueden ser consideradas como la manifestación clínica de una demencia.

Es interesante destacar que en el discurso de Pînochet hay una total ausencia de perseveraciones que es un síntoma sutil y casi siempre presente en los casos, incluso iniciales, de demencia, como tampoco se pesquisó incontinencia emocional, signo frecuente e inequívoco de la Demencia Vascular. Por el contrario, cuando la entrevistadora le dice: -Periodista: "¿Se emocionaba? ¿Se emocionaba en Londres?"-Pinochet: "No, yo no me emociono." -Periodista: "¿Ya no se emociona?, ¿Ya no llora, así como yo? "-Pinochet: "No, no lloro". -Periodista: "¿Llora por dentro?" -Pinochet:" Sí, las penas van por dentro".

Durante la entrevista tampoco se apreciaron problemas de memoria.

Por otra parte, la prosodia utilizada por Pinochet respeta todos aquellos elementos que constituyen un registro normal: énfasis, tono y tiempo del discurso. Cambios en ella, permiten al receptor advertir cuando comienza y termina una oración; evaluar qué es o no importante; y reconocer el estado emocional de quien habla.

Asimismo, un discurso fluido y espontáneo, competente y adecuado, emocionalmente controlado, acompañado de gestos sobrios, concordantes y expresivos, con características temáticas de autoalabanza, cautela y peyoración, junto con una prosodia pertinente, nos parecen imcompatibles con el diagnóstico de demencia, aun en sus etapas iniciales.

A través de la entrevista nos ha resultado interesante constatar que muchas de las preguntas que teóricamente podrían formulársele al Sr. Pinochet en un juicio, él ya las ha contestado, recurriendo a una memoria clara, pronta y asertiva: por ejemplo, que él no es culpable sino que es él al que debe pedírsele perdón; es decir, comprende claramente el contenido de aquello que se le imputa y contrargumenta de inmediato culpando a sus subordinados de aquello que implícitamente reconoce como un hecho sucedido. Debemos agregar, además, que durante el período en que él gozaba de la protección del diagnóstico de Demencia, conducía con gran astucia y enorme sigilo complejas transacciones financieras de gran magnitud en forma tan eficiente, que se dice que sus amistades más próximas y ni siquiera sus familiares estaban enterados. En conclusión, realmente es imposible pensar en un demente con los antecedentes expuestos.

CONCLUSIÓN:

Las preguntas que surgen frente a los datos que nos entrega la entrevista son las siguientes:

  • 1. ¿Está esta persona capacitada para entender los cargos que se le formulan?

  • 2. ¿Tendrá capacidad para instruir a sus abogados para que lo defiendan?

  • 3. ¿Comprenderá la evidencia que se le presenta frente a los cargos que se le imputan?

La respuesta, de acuerdo la entrevista que hemos presenciado, es: "SIN DUDA, SI".

Firman:

  • Doctor Martín Cordero Allary. Médico Cirujano, Psiquiatra. Rut 3.519.371-5
  • Doctora Andrea Bahamondes Moya, Médico Cirujano, Psiquiatra. Rut 7.746.151-5
  • Doctora Paz Rojas Baeza, Neuro-Psiquiatra. Rut 3.181.820-6

Santiago de Chile, 22 de agosto de 2004.


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