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18abr16


Petróleo y empresarios: las razones detrás del 'impeachment' contra Dilma Rousseff


"'Tchau' querida". Ése podría ser el resumen de la maratoniana sesión parlamentaria que ha aprobado el 'impeachment' contra Dilma Rousseff con 367 votos a favor, 137 en contra y siete abstenciones. En una votación histórica que ha durado más de cinco horas y ha sido precedida por dos días de intensos debates, muchos de los diputados -en su mayoría varones y blancos en un país con un 53,6% de población negra- han invocado a Dios, a su familia y a la esperanza para justificar su voto a favor del alejamiento de Rousseff del poder.

Los brasileños recordarán el pasado fin de semana como el más intenso de las últimas décadas. La caída del Partidos de los Trabajadores (PT) tras 13 años de gobierno solo es comparable a la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva, en 2003, y al 'impeachment' del expresidente Fernando Collor de Mello, en 1992. La decepción y el dolor se dibujaban en las caras de los seguidores de Dilma y Lula en todo el país, al mismo tiempo que una marea de personas vestidas de verde y amarillo celebraban con entusiasmo la derrota de la primera presidenta de Brasil.

En Río de Janeiro muchos lloraban en Lapa, el barrio bohemio en el que los simpatizantes del PT seguían con aprehensión el minuto a minuto de la votación. A 10 kilómetros de distancia, en la famosa playa de Copacabana, centenares de personas se abrazaban emocionadas, como si Brasil acabase de ganar el Mundial de Fútbol. De fondo, tres días de locura en el que el movimiento de los Sin Tierra bloqueó varias carreteras en 18 estados federales para protestar contra el 'impeachment'; las favelas fueron llamadas a sumarse a las protestas a ritmo de funk; un muro fue levantado en Brasilia para evitar choques entre los manifestantes; y los diputados protagonizaron más de un altercado violento en la Cámara.

Un periodista brasileño residente en Moscú se preguntaba en las redes sociales cómo los corresponsales extranjeros en Brasil explicarían en sus respectivos países la complicada telenovela política del país tropical. Desde luego, para un observador europeo es bastante inusual ver a diputados gritando, insultando a sus compañeras mujeres o incluso explotando un cohete lleno de confetis en plena sesión parlamentaria, como hizo un diputado del Estado del Pará durante el primer día de debates. Tal vez solo los políticos italianos llegan a protagonizar momentos tan extravagantes.

Al margen de las idiosincrasias de la vida política brasileña, cabe preguntarse cuáles son las verdaderas razones que se esconden detrás del segundo 'impeachment' de esta joven democracia tropical. ¿Qué poderes han forzado este cambio de Gobierno a menos de dos años de las últimas elecciones presidenciales? ¿Qué es lo que realmente está en juego?

Una clase empresarial unida contra Dilma

No es un secreto que los principales empresarios de Brasil se ha posicionado abiertamente contra Dilma Rousseff en las últimas semanas. La poderosa Federación de Industrias de São Paulo (FIESP) lanzó el pasado 29 de marzo una campaña publicitaria en los principales periódicos del país. 'O Globo', 'la Folha de S.Paulo' y 'Estado de S.Paulo' publicaron a lo largo de 14 páginas anuncios con las frases "Impeachment ya" y "Basta de pagar el pato".

"No estamos fomentando una exacerbación de los ánimos, porque el intento de dividir la nación no es nuestro. Nuestra principal preocupación hoy es el bien de Brasil", declaró el presidente de la Fiesp Paulo Skaf en una entrevista con la 'Folha de S. Paulo', el pasado 30 de marzo. Para el representante de los empresarios de la capital económica de Brasil, Rousseff representa una amenaza para el crecimiento, y para la recuperación de la confianza y la credibilidad. "Por eso se hace necesario un cambio. Creo que ese cambio no va a resolver los problemas, pero hará renacer la esperanza y la confianza", afirmó Skaf.

No ha sido el único empresario que se ha declarado contra Rousseff en los días previos a la votación del 'impeachment'. "La solución ideal [para la crisis política] sería convocar elecciones. Un Gobierno respaldado por millones de votos y con un proyecto bien delineado sería la mejor manera de cambiar este ciclo económico", dijo Flávio Rocha, presidente da Riachuelo, una importante empresa textil.

Más directo fue Pedro Luiz Passos, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial y consejero de Natura, una de las principales compañías de cosméticos de Brasil: "Sin la renuncia de la presidenta Dilma Rousseff, no hay posibilidad de construir un mínimo consenso entorno a medidas urgentes para el descalabro político y económico en curso". "'El impeachment' de la presidenta Dilma es necesario para mostrar que no asistimos pasivamente a la destrucción del país", añadió Gustavo Diniz, presidente de la Sociedad Rural Brasileña (SRB).

La campaña a favor del 'impeachment' de la Fiesp ha sido decisiva para aglutinar a los principales poderes económicos del país y crear un estado de opinión. La Fiesp no ha escatimado en gastos. El mes pasado, colocó un pato de goma gigante, de 12 metros de altura, en la arteria más importante de São Paulo, la famosa Avenida Paulista. Una réplica también apareció en las manifestaciones de Brasilia y en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro. Bajo el lema 'No voy a pagar el pato', los empresarios pretendían protestar contra el aumento de impuestos. Lo más curioso es que el pato pro-impeachment ha sido reivindicado por un artista plástico holandés, Florentijn Hofman, que ha acusado a la Fiesp de plagiar su obra Rubber Duck, expuesta en São Paulo, en 2008, y en Ámsterdam y Hong Kong.

"Los empresarios de Brasil están de brazos cruzados esperando que la Cámara de Diputados expulse a Rousseff del poder", revelaba en una entrevista off the record uno de los líderes de la comunidad judía. "No van a mover el dinero ni van a retomar las inversiones hasta que no haya un nuevo presidente", añadió.

El petróleo

En todas las manifestaciones en contra del 'impeachment', aparecían los mismos carteles que rezaban: "Petrobras es de Brasil" y "El presal es nuestro". Presal es una palabra mágica que hace referencia a un tesoro petrolífero escondido a 7.000 metros de profundidad. Descubiertos en 2006 y anunciados al mundo en 2010, este enorme yacimiento contiene más de 176.000 millones de barriles de crudo, según los expertos. Se trata de una las mayores reservas del mundo.

Manifestantes y sindicalistas no se han casando de denunciar, a lo largo de los últimos meses, que "la derecha quiere privatizar Petrobras y vender nuestro petróleo a Estados Unidos a precio de ganga". Incluso Dilma Rousseff lo ha llegado a citar en el discurso que difundió por Twitter poco antes de la votación sobre el 'impeachment'. "Quieren renunciar a la soberanía nacional, mudar el régimen actual de concesiones y entregar los recursos del presal a las multinacionales extranjeras", dijo la presidenta.

Estas declaraciones no son casuales. En el momento más álgido de la crisis política, el Senado ha aprobado una ley muy importante para la economía brasileña, y que sin embargo ha pasado desapercibida en la prensa internacional. La nueva norma, impulsada por el senador José Serra (PSDB) y aprobada el 24 de febrero con 40 votos a favor y 26 en contra, exime a Petrobras de la obligación de tener una participación mínima del 30% en la explotación del presal. El texto ahora debe pasar a la Cámara de Diputados para una segunda votación.

"Quieren entregar el presal a precio de banana a las multinacionales del petróleo", señaló Lindbergh Farias, senador del PT. Para este partido y los sindicatos del sector, esta ley se enmarcaría en una operación más amplia, cuyo último fin sería privatizar Petrobras, envuelta en el escándalo de corrupción Lava Jato. La principal petrolera del país es responsable del 20% del PIB nacional y del 15% de los empleos generados. Lastrada por una deuda de 506.000 millones de reales (unos 127.000 millones de euros), según datos de la consultora Economatica, protagoniza el segundo mayor caso de corrupción del mundo, como indica la ONG Transparencia Internacional. Los desvíos ilegales de dinero para pagar propinas políticas podrían haber costados al menos 42.800 millones de reales (unos 10.700 millones de euros) a las arcas de esta empresa pública, según la Policía Federal.

El hombre que está detrás de la ley del presal, José Serra, es un viejo conocido en los círculos del poder de Brasil. En 2010, Serra perdió las elecciones presidenciales frente a Dilma Rousseff. No es la primera vez que entraba en la contienda. En 2002 también fue candidato y también perdió frente a Lula. "Petrobras es una empresa con tradición de eficiencia, de actividades pionera, con buenos cuadros, mucha gente competente, a pesar de toda la degradación de la gestión de los últimos años. El problema es financiero. Petrobras está quebrada financieramente", aseguró Serra el día de la votación de esta polémica ley. "No se está tocando ninguna prerrogativa de Petrobras, solo se están levantando algunas amarras que confunden la vida de la empresa", añadió el senador de São Paulo.

Su nombre aparece en los archivos de Wikileaks, filtrados por Julian Assange. Según esta fuente, en 2009, Serra habría prometido a una representante de la petrolera estadounidense Chevron que, en el caso de que ganara las elecciones en 2010, cambiaría la legislación que rige la explotación del presal. Para el PT y los sindicatos, no sabe duda de que el petróleo es una de las razones que están detrás del 'impeachment'.

Un golpe blanco urdido con la ayuda de 'hackers'

Desde que la petición de 'impeachment' fue admitida a trámite, Dilma, Lula y toda la cúpula del PT no han dejado de hablar de golpe. Ha sido su principal argumento dentro y fuera de Brasil. Sin embargo, cuando un periódico del tamaño de 'The Washington Post' se suma a esa teoría, la cosa cambia. El 16 de abril, tan solo un día antes de la votación del impeachment, Héctor Perla Jr. firmaba una crónica en la que la palabra "coup", golpe, se repetía hasta siete veces.

Lo que viene a decir Perla Jr. es que sí estamos ante un "golpe blando" urdido por la derecha con la ayuda de 'hackers'. "He estado estudiando la política de América Latina durante los últimos 20 años y documentando la estrategia con la que la derecha manipula la opinión pública para desacreditar a los gobiernos socialistas. Lo que está sucediendo en Brasil ya ha sucedido en otros lugares", escribe, en referencia a Paraguay y Honduras.

Según su teoría, los partidos de derecha usan varias tácticas para intentar manchar a los políticos de izquierdas en el poder a través de medios institucionales, así como no electorales y antidemocráticos. "Los ataques más poderosos -e ilegales- contra la izquierda en América Latina implican la vigilancia, la piratería y ataques cibernéticos online, incluso campañas de difamación a través de las redes sociales y medios de prensa. Equipos de operadores políticos dotados de alta tecnología realizan espionaje ilegal, desde instalar software espía en las oficinas de la oposición, hasta robar sus estrategias de campaña y sus bases de datos. (…) Según un informe, utilizar cuentas falsas en las redes sociales para manipular a la opinión pública era un elemento clave de sus intentos para desacreditar a los candidatos socialistas en Nicaragua, Colombia, Costa Rica, México y otros países", señala Perla Jr.

El autor de este interesante artículo recuerda que el 'hacker' internacional Andrés Sepúlveda se enfrenta a una pena de prisión por su papel en un movimiento internacional de derecha que interfirió en diversas elecciones de América Latina.

Conclusión

Ahora que el la Cámara ha aprobado el 'impeachment', habrá que esperar a que el Senado confirme esta decisión. Esto debería ocurrir en las primeras dos semanas de mayo. Rousseff ya anunciado que, hasta entonces, no renunciará a su cargo y luchará por todas las vías legales para revertir esta situación, ya que es la presidenta "democráticamente elegida por el pueblo". Mientras, su 'número dos', Michel Temer, calienta motores para asumir el poder lo antes posible. "La clase media se va a arrepentir de haber apoyado este golpe. Preveo una pérdida de derechos civiles y laborales. Sálvese quien pueda", decía con tristeza la carioca Tereza, mientras asistía en el barrio de Lapa al fin de una era.

[Fuente: Por Valeria Saccone, El Confidencial, Río de Janeiro, 18abr16]

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