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17dic16
Temer evitó los abucheos en el funeral de monseñor Arns
Michel Temer asistió a su (simbólico) funeral político el viernes por la tarde, cuando optó por permanecer en Brasilia para participar en un acto con las fuerzas armadas en lugar de viajar a San Pablo donde era velado el cardenal y arzobispo emérito Paulo Evaristo Arns.
No quizo exponerse a un probable repudio del público que en un 63 % exige su renuncia según la última encuesta de la agencia Datafolha. En la Catedral da Se, en el centro paulista, cientos de personas se despidieron de "Don Paulo el amigo de los pobres, los refugiados, los torturados por los que arriesgó la vida", según lo evocó teólogo Leonardo Boff. Franciscano e hincha de Corintnians ( autor del libro "Corinthiano gracias a Dios"), Arns fue el cardenal que plantó cara a los dictadores Emilio Garrastazú Médici (1969-1974) , Ernesto Geisel (1974-1979) y Joao Baptista Figueiredo (1979-1985).
Denunció asesinatos y torturas, militó por el restablecimiento de la democracia en Brasil y brindó cobertura a perseguidos por las dictaduras sudamericanas, por lo cual el gobierno argentino lo condencoró, en 2006, con la Orden del Libertador San Martín.
El faltazo de Temer al velorio de alguien incómodo a la dictadura como fue Arns -donde sí estuvo Luiz Inácio Lula da Silva- no fue sólo una forma de escaparle a una eventual rechifla.
El mandatario post-democrático ha concedido varias deferencias a los militares de cuyo respaldo necesita como forma de compensar la carencia de votos y simpatía popular. Y se encuentra cercado por denuncias, dos publicadas la semana pasada, que prueban su participación directa en los sobornos cobrados a empresas en el marco del escándalo de Petrobras.
Temer habló largamente ante los jefes de las tres armas, general Eduardo Villas Boas, almirante Eduardo Bacellar Leal Ferreira y brigadier Nivaldo Luiz Rossato, a quienes prometió que los miltares serán excluidos de la reforma previsional que castigará al resto de los empleados públicos y tiene en pie de guerra a la opositora Central Unica de los Trabajadores (CUT) y a otras organizaciones sindicales oficialistas.
Más del 60 % de los entrevistados por Datafolha rechazan el ajuste, lo que incluye la contra-reforma previsional y el congelamiento del gasto público por 20 años, éste último aprobado por el Senado días antes del ágape cívico-militar realizado el viernes en el Palacio del Planalto.
Más de 80 militantes fueron presos frente al Congreso por la policía e Brasilia durante la protesta por la reforma constitucional que determinó el corte del gasto, la mayoría de los cuales fueron encuadrados en la Ley de Seguridad Nacional. La federación que representa a los comerciantes brasilienses pidió que las fuerzas federales repriman las próximas manifestaciones -que seguro las habrá- en línea con lo planteado por algunos periodistas influyentes interesados en contar con los militares en la represión interna.
El diario Estado de San Pablo publicó el mismo viernes del velorio del cardenal Arns una columna firmada por el general retirado Romulo Bini Pereira. "Si el clamor popular fuera relevante las Fuerzas Armadas podrán ser llamadas a intervenir, incluso en la defensa del estado y las instituciones. No se trata de una apología intervencionista (...) por eso repito: alertar es preciso".
Ese fue el segundo artículo, en la misma semana, en el que un militar se refería a la coyuntura política. El domingo, Estado de San Pablo había publicado una entrevista al jefe del Ejército Villas Boas en la que afirmó que hay "chance cero" de una intentona golpista, que es impulsada por algunos civiles "trasnochados".
Con los días contados
Que Temer es un presidente en fase terminal es una opinión compartida por políticos de posiciones antagónicas como el senador Paulo Paím, del Partido de los Trabajadores para quien esta administración se cae en marzo y su colega, el conservador Ronaldo Caiado, de Demócratas, una de las agrupaciones envueltas en la deposición de Dilma Rousseff. Tampoco le pronostican larga vida política a la actual administración el británico Financial Times, neoliberal, ni la Central Unica de los Trabajadores, que repudia el ajuste y exige elecciones directas.
De ese conjunto de prvisiones surge que esta administración agoniza de lo cual no debe inferirse que su fin es inminente: el presidente pudiera seguir en funciones, incluso hasta 2018 cuando finaliza el mandato que le arrebató a Dilma, siendo una marioneta de grupos de interés financieros, mediáticos, judiciales y hasta militares. ¿Militares?. Los comentarios sobre una aventura cuartelera por lo pronto no son más que simulaciones en una mesa de arena sobre escenarios remotos. El secretario de Relaciones Internacionales de la CUT, Antonio Lisboa, plantea que ni el "capital transnacional" ni los propios uniformados abonan la tesis de sentar a un general en sillón de Temer. Sucede, continúa el dirigente sindical consultado por PáginaI12, que la deriva prematura del régimen da lugar a todo tipo de especulaciones. El profesor de historia Lisboa, quien descarta una asonada militar, cierra la converación con una parábola futbolísitica "cuando los generales empiezan a dar entrevistas diciendo que no apoyan el golpe, uno teme que se parezcan a los presidentes de Corinthians cuando salen a decir que el técnico está garantizado en el cargo y al otro día el DT es echado".
[Fuente: Por Dario Pignotti, Pag12, Bs As, 17dic16]
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