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08ene23


Gustavo Pedraza: "Estamos en transición al posmasismo, pero va a ser un parto doloroso"


Gustavo Pedraza es abogado de profesión, pero formado en administración pública en la universidad de Harvard. Este consultor internacional, investigador social e intelectual cruceño, desmenuza el conflicto de Santa Cruz más allá del censo o la detención del gobernador Luis Fernando Camacho. Considera que, luego de 17 años de resistencia al proyecto autoritario del MAS, Santa Cruz está dando a luz a un nuevo modelo de Estado.

Pedraza fue candidato vicepresidencial de Comunidad Ciudadana (CC) en 2019 y 2020, pero su mirada del conflicto es analítica más que política.

Santa Cruz ha vivido un paro durísimo de 36 días y ahora otra vez está en protesta. ¿A qué atribuye esta constante convulsión?

Santa Cruz es el territorio que ha resistido desde hace 17 años el proyecto político autoritario del MAS y se ha constituido en la región que ha frenado ese proyecto de poder total. De ahí emerge la latencia permanente de conflicto. Si bien en julio de 2013 se logró un acercamiento con Evo Morales y se firmó un acuerdo con sectores económicos, fue un paréntesis, no ha habido una relación pacífica en ningún momento. La regla ha sido la tensión permanente, el paro del año pasado se apoya en esa línea continua de conflicto permanente. Por otra parte, está el otro componente, que es la crisis aguda del Estado, por la descomposición de las instituciones, que se ha agudizado el 2022. El INE es parte de esta descomposición. Todas las instituciones públicas están descompuestas, bajo control político del partido. Esta crisis se ha agudizado y ha tocado fondo, de tal manera que es insostenible.

Hay quienes dicen que en este proceso está muriendo el Estado plurinacional y que está surgiendo un nuevo Estado. ¿Qué tipo de Estado está pariendo esta protesta? ¿Es un Estado federalista?

Yo creo que estamos en la transición hacia la era del posmasismo, pero este proceso va a ser un parto doloroso. El fraccionamiento interno del MAS no es más que un síntoma del agotamiento del instrumento del poder y esta crisis aguda del Estado Plurinacional es la revelación de este agotamiento. Se agota este proyecto de poder y estamos en transición hacia un nuevo periodo, pero no es automática, sino que tiene que haber una elaboración, una nueva narrativa. Y el centro político, el eje de esa disposición social a la construcción de un nuevo sujeto histórico se ha instalado en Santa Cruz, porque Santa cruz se ha constituido en la antítesis del proyecto autoritario del MAS. No hay certezas todavía sobre cuál será la conformación del nuevo Estado, pero sí tiene los principios universales que lo sostienen: democracia, independencia de la justicia, respeto a los derechos humanos, cuidado al medioambiente, economía productiva, que es lo que la sociedad cruceña ha encarnado en las actividades de resistencia. Santa Cruz no se mueve como sociedad mirándose hacia adentro, hay narrativas que indican eso, pero en la cabeza de la gente, estamos mirando hacia el país y hacia el mundo. Esa toma de conciencia de la sociedad cruceña no es sólo para defender un territorio o a un líder o a dos líderes. Más allá del apresamiento del Gobernador, la conciencia es para la defensa de los principios fundamentales de la democracia y la libertad.

Entonces, ¿de esto no sólo va a salir un partido que le haga frente al MAS, sino un nuevo modelo de Estado?

Sin duda, porque esa fuerza social expresada el 13 de noviembre, no creo que haya antecedente en los anales de la historia del país una concentración humana tan masiva, está luchando por el país. No hay que confundirse, no porque algunos miren hacia adentro quiere decir que toda la sociedad cruceña está haciendo eso. Bolivia no puede vivir sin Santa Cruz y viceversa. La representación más concentrada de Bolivia está en Santa Cruz en términos de formación social, este territorio ha acogido y ahora es base de los bolivianos que han venido de otros departamentos.

Usted hace mención al cabildo y dice que Santa Cruz es Bolivia, pero el cabildo manda a revisar la relación con el Estado boliviano. Daría la impresión que están pensando ser otra cosa. ¿Qué pasó con eso o fue un error?

Creo que fue un mensaje mal mandado y mal entendido. La disposición del partido de Gobierno hace que se interprete que es separatismo o que Santa Cruz se quiere separar de Bolivia. Cuál es el fundamento de esa afirmación: Santa Cruz no puede vivir en conflicto permanente, tenemos que cambiar esa forma de relacionamiento con el Estado central, con el gobierno central. Estamos pensando en que esta relación tiene que cambiar en función a una convivencia pacífica y respeto a nuestros derechos, en función a ello se hizo aquella mención, no fue pensando en que queremos ser otra nación. Dentro de ello está la autonomía, que no se ha consolidado y puede estar una nueva forma de administración del Estado, que puede ser federal, pero si no hemos profundizado ni la autonomía... Si el estado actual ha cercenado las principales partes del estatuto autonómico original, ¿cómo vamos a estar pensando en otra forma si no hemos logrado consolidar esto?, ese es el debate en el que tenemos que ingresar.

¿Usted considera que Santa Cruz ya se ha ganado el derecho de ser el centro de las decisiones políticas del país?

Yo no tengo dudas. En lo que tenemos que trabajar es que esa centralidad que hemos ampliado de lo económico a lo político, tenemos que traducirla en la toma del poder, no como Santa Cruz, sino como Bolivia, que está asentada en Santa Cruz. Es decir, no vamos a cambiar el país si no se accede al poder de la gestión del Estado con un nuevo proyecto político, es decir, esa fuerza social que se ha demostrado poderosa y vigorosa en los últimos seis años tiene que ser transformada en fuerza política, no constituyendo un partido cruceño, sino constituyendo un sujeto histórico nacional, que le hable a todo el país y que represente al país en su gran mayoría.

¿Qué pasa con la gravitación que siempre ha tenido el occidente, y particularmente El Alto y el Chapare?

El siglo XX tuvo como centro político a La Paz, y el siglo XXI, esta sociedad (la cruceña) se ha constituido en el nuevo centro político, pero no ha sido automático, sino como consecuencia de esos flujos migratorios que han hecho de este territorio la representación más concentrada del país. No creo que La Paz, Cochabamba y El Alto dejen de incidir, van a seguir incidiendo, pero ahora el campo político emerge desde aquí (Santa Cruz) y logra incidir en el campo político nacional.

¿No cree que es perjudicial para el nacimiento de este nuevo proyecto político el hecho de que el protagonista central sea un partido como Creemos o un gobernador como Camacho, que no son muy democráticos ni muy representativos de ese algo nuevo que va a nacer?

Es un error pensar que Camacho es Santa Cruz. Luis Fernando Camacho es el gobernador que ha sido elegido por el 55% de los votos, pero el gobernador no es la única representación de la sociedad cruceña. Mirar a Santa Cruz a través de Camacho es una visión reduccionista, Camacho es el principal político en el ejercicio del poder departamental, pero como se ha visto en la medida de los 36 días, ha funcionado la autoconvocatoria, la sociedad cruceña no necesita que alguien la convoque. La resistencia de ahora también es espontánea, nadie convocó el primer día cuando se secuestró al gobernador, la gente tiene suficiente conciencia para saber lo que tiene que hacer cuando un derecho es agredido, cuando un ciudadano, en este caso, la principal autoridad del departamento es secuestrada. La movilización del año pasado no respondía a una convocatoria del gobernador Camacho, sino a una convocatoria colectiva de un comité donde estaba la Universidad, el Comité Cívico y otras organizaciones políticas y sociales. Así como hay un proceso nacional en curso, también hay un proceso regional, se está articulando una nueva narrativa que represente la nueva formación social, que en muchos casos es ignorada por algunos actores políticos.

Existe también la percepción de que en Santa Cruz existe una pelea de dos bandos radicales, uno del gobernador y otro del MAS.

No es así. Sin duda alguna, los que más ruido hacen son los radicales, pero la gran mayoría, la sociedad no está en las veredas radicales, la gran mayoría de la sociedad está al medio, por qué hay una defensa al Gobernador, porque se defiende el principio universal de la libertad, del derecho, de la democracia. Esa defensa del gobernador por quienes incluso no coincidimos en gran parte con su visión política, es testimonio de que aquí hay una visión moderna de lo que es la democracia, de lo que es la ciudadanía. Pase lo que pase, sea quien sea atropellado, quien sea secuestrado, lo vamos a defender, más allá de que coincidamos o no en el campo político.

¿Por qué usted afirma que esta convulsión constante es un fracaso del MAS?

El MAS no ha logrado apoyar el modelo productivo, el MAS no ha logrado generar empleo en ninguna parte del país, esa gran descomposición del aparato económico, ese aumento de las subvenciones por los combustibles, ese flujo migratorio de Chuquisaca, Potosí a Santa Cruz, son las evidencias irrefutables de que el gobierno del MAS no ha cumplido en sus propuestas económicas. El fracaso de la gestión gubernamental del MAS se la ve en la migración, que le disminuye cada vez más representación política al occidente. Y otra evidencia es que en vez de generar acuerdos con la región ha atacado con la violencia del Estado. Esa violencia estatal contra una región que resiste, que reclama, que demanda, es la evidencia de que el Gobierno ha fracasado. No ha tenido la capacidad de dialogar, de ceder espacios, de respetar. Cada vez que el Gobierno usa violencia desde el Estado es una evidencia de su debilidad porque no ha podido convencer. Tiene fortaleza desde el ejercicio del poder bruto, pero debilidad desde el ejercicio de la política, de la gestión.

¿Cómo afecta a Santa Cruz la división interna del MAS?

En gran medida, la crisis de este instrumento de poder ha generado la mayoría de las decisiones políticas del Presidente en los últimos tres meses. Esta crisis interna ha gatillado la decisión política del Gobierno en el campo del censo y la decisión de secuestrar al Gobernador porque esta disputa entre el presidente Arce y Morales está estatalizada. El Presidente no quiere darle satisfacción a Evo Morales al llevarlo preso a su principal enemigo, el Presidente ha hecho eso porque quiere derrotarlo a Evo Morales en su base interna. Con eso, tiene éxito al interior del MAS, pero está perdiendo en el nivel nacional. Se fortalece la posición del Presidente con la militancia del MAS y se debilita en su condición de autoridad y pierde apoyo. Hay dos encuestas que muestran que el Presidente está en 26% (de aprobación), que es su menor respaldo en los dos años de gestión. El presidente está tomando decisiones en base a su disputa interna y ese es un gravísimo error. Por qué no se anima el Presidente a la intervención militar en Santa Cruz, porque una parte de las FFAA se resiste, porque el Presidente no representa al partido de gobierno porque ni Evo Morales lo apoya.

¿Qué papel juega la oposición en este proceso?

He visto y he escuchado manifestarse a toda la oposición, a los diputados, a la Asamblea Legislativa, al principal líder opositor, que es Carlos Mesa, que ha hecho intervenciones claras en rechazo a este atropello y está participando en las actividades de resistencia, condena y censura, interpelando en la ALP y a ante organismos internacionales.

¿Cree que esta oposición será capaz de construir el nuevo modelo o estamos hablando de un nuevo proyecto opositor?

La construcción de lo nuevo se basa en lo que hay, nada viene del aire. Creo que lo que hay en el campo político ahora va a ser una base para construir un nuevo proyecto político con una narrativa diferente, con una narrativa más robusta, más representativa. Hay disposición social para apoyar un nuevo proyecto político, pero si no se consolida, si no se construye, va a seguir lo viejo en disputa, y no vamos a poder dar el salto hacia el futuro. Creo que le gran desafío de la sociedad es construir un nuevo sujeto histórico que pueda consolidar la unidad y que pueda recuperar la democracia. Ese es el objetivo central, primero consolidar la unidad nacional en un proyecto futuro y segundo recuperar la plena vigencia de la democracia para tener justicia independiente, respeto a los DDHH y todo lo que tenemos como tarea estatal.

[Fuente: Por Mery Vaca, Página Siete, La Paz, 08ene23]

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