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11ago13
YPF prepara un "plan secreto" que reconoce la negativa situación estratégica de los hidrocarburos
El trabajo tiene un título ambicioso: Ideas para el Plan Estratégico del Gas. Allí se plantean propuestas que YPF debería llevar adelante para lograr el autoabastecimiento del principal insumo energético del país. Las ideas que proponen los técnicos de la petrolera son osadas: inversiones por hasta más de US$ 50.000 millones, comprar Petrobras de Argentina y movilizar atrás de la preocupación estatal a empresas privadas como Total y PAE. El objetivo: reducir las importaciones o, si logran implementar todas las iniciativas con éxito, lograr el autoabastecimiento en 2019.
El trabajo -al que accedió Clarín- lo recibió Miguel Galuccio, el titular de YPF, a principios de julio. Lo llevó a la Casa Rosada, dicen quienes siguen el tema de cerca, y generó enojo en la Presidenta: habría reclamado que ese no era el escenario que le plantearon cuando decidió estatizar la petrolera.
El diagnóstico de la situación es descarnado. Señala que el país consume 131 millones de metros cúbicos de gas por día, de los cuales 32 millones se importan de Bolivia o por barco. Y los 99 millones que se producen en el país provienen de yacimientos "maduros", con producción en declinación.
Aclara, incluso, que todos están en "el último tercio" de su vida productiva. Actualmente, plantea el informe, la Argentina consume el equivalente al total de un yacimiento como Loma La Lata (la estrella gasífera de YPF) cada 7 años.
Hoy las importaciones de energía suman US$ 13.000 millones anuales. Esa sangría de divisas explica gran parte de las penurias de la economía actual: el cepo cambiario, las restricciones a las importaciones, la caída de reservas del Banco Central. Así, la crisis energética que el Gobierno negó sistemáticamente la última década hoy pasa su factura. Las propuestas de YPF apuntan a intentar hacer más sustentable esa situación. De hecho, plantea que de seguir así, de los 32 millones de m3 de gas que se importan, se saltaría en el 2020 a 51 millones, poniendo más presión a la falta de dólares.
El problema, insiste YPF, es que los campos petroleros están declinando fuerte. "Excepto el Complejo Aries- Carina (operado por Total) y el yacimiento Macueta en Salta (de PAE), todos los yacimientos se encuentran (...) cercanos a su presión de abandono. Esto implica que las productividades por pozo son cada vez menores y que los costos por captación y compresión, cada vez mayores".
A esto agrega un punto esencial. Argentina lleva años compensando las caídas de producción de gas local con importaciones desde Bolivia. Pero allí también los principales campos (San Alberto y Sábayalo), "ya están en etapa de media presión", dice el informe. Así, plantea que de no mediar nuevos descubrimientos, los bolivianos no podrían cumplir con sus compromisos de venta de gas a la Argentina y Brasil en 2015, esto es antes de dos años.
A los valores actuales, el país necesitará US$ 123.000 millones para importar gas de aquí a 2030.
A eso, claro, deben sumarse las importaciones de combustibles líquidos (fuel oil, gasoil) que se utilizan para reemplazar el gas que no hay disponible para las usinas eléctricas.
Para encarar una solución, los técnicos de YPF proponen dos caminos diferentes. Uno es con el esfuerzo de sólo la petrolera estatal; el otro, con el apoyo de otras empresas. En ambos casos, el desafío son las necesarias inversiones de decenas de miles de millones de dólares, cuando la empresa hoy se financia principalmente tomando pesos de pequeños ahorristas o con aportes de las exhaustas arcas del Estado nacional.
El primer escenario es con un esfuerzo monumental de parte de YPF. Plantea que en 2019 se podría lograr el autoabastecimiento de gas. Esto es: no sería este Gobierno ni el próximo el que recibiría ese alivio, pero sí serían esas dos administraciones las que tendrían que resolver la durísima ecuación de cómo financiar las inversiones.
Es que el trabajo de YPF propone incorporar 40 equipos de perforación, 40 de terminación, 20 sets de fractura y 10 unidades d enfriamiento. Deberían realizar "más de 360 pozos por año". El propio estudio determina que el costo de cada pozo es en promedio US$ 10 millones. Allí nomás hay 3.700 millones anuales de desembolsos, estiman.
En total, de aquí al 2030, US$ 58.000 millones, más de una vez y media las reservas del Banco Central, o un tercio del total de la recaudación esperada de la AFIP para 2014. ¿Puede YPF financiar esos montos? Pero, además, encuentran otro problema: YPF no dispone de superficies de campos petroleros suficientes para encarar ese plan. Ante la dificultad de esa propuesta, nace la segunda alternativa, en la que YPF se propone alternativas de asociación: colaborar con PAE y Total y sumar además la compra de Petrobras Argentina.
Así, YPF debería concentrarse en trabajar sobre sus pozos más prometedores de gas no convencional y en tratar de mejorar la producción de aquellos que están en declino.
Tendría que hacer hasta el 2030, 2.800 pozos a un costo de US$ 26.000 millones. Con esto lograría 20 millones de m3 de gas nuevo al final del período. Pero el dato más negativo es que recién en 2020 se lograría bajar la importación de gas al nivel de 2010, lo que representa un pobre resultado. Por eso la compañía propone trabajar junto a la francesa Total y PAE (de Bulgheroni y empresas chinas) para "acelerar los desarrollos de tight gas y shale gas" en áreas como Aguada Pichana, Aguada San Roque o Lajas. Eso implicaría la perforación de otros 2.900 pozos, que se sumarían a los 2.800 que haría YPF en forma autónoma.
De esta manera, YPF asociada a PAE y Total tendría que hacer una inversión adicional de US$ 25.000 millones, que se suman a los 26.000 millones que la petrolera estatal haría por su cuenta. Sumando ambos esfuerzos, en 2020 el país podría volver a las importaciones de gas que hacía en 2007, cuando ya terminaba el primer gobierno kirchnerista.
Para potenciar este escenario, los técnicos de YPF proponen otra medida más: comprar los activos de Petrobras Energía, concretamente la parte de los campos petroleros de la compañía estatal brasileña. Cabe recordar que ésta está intentando desinvertir en la Argentina, que negoció con el empresario K Cristóbal López, y que éste anunció que estaba a punto de quedarse con esa compañía por un monto cercano a los US$ 1.000 millones. Hace poco más de dos meses, los brasileños dieron por caída esa negociación.
Con esta compra, dicen en YPF, sumarían nuevos campos de gas convencional y no convencional, además de mejorar su producción de petróleo. " Es nuestra recomendación la compra de Petrobras reestructurando los activos. YPF se queda con los activos petroleros de Cuenca Neuquina (Medanito, Puesto Hernández y Jagüel de los Machos) dejando los activos gasíferos en la empresa residual". ¿Qué harían con esa empresa residual? La sumarían a los activos gasíferos de YPF para conformar una nueva compañía, a la que llaman YPF Gas. Aquí vuelve a aparecer el Estado, poniendo el dinero necesario para financiar a la nueva compañía a través de un fideicomiso.
En tanto, en su enfática recomendación por la compra de Petrobras, los técnicos de YPF señalan que así tendrían acceso nuevamente a la Cuenca Austral, en la que la empresa hoy no está presente. Y que "en cuenca Austral el socio es CGC que fue recientemente adquirido por el grupo Eurnekián y por contactos ya establecidos están decididos a acompañar a YPF en un plan agresivo de inversiones".
En total, sumando las inversiones que haría YPF, más las de PAE y Total, y las de Petrobras, para el 2030 deberían desembolsarse 61.600 millones de dólares, el doble de las reservas que hoy tiene el Banco Central.
Con eso, prometen que para 2018/2019 se lograría el autoabastecimiento de gas.
Para que todo eso sea posible, reclaman: vía libre para importar insumos (lo que representa más demanda de divisas y tironeos con Guillermo Moreno), rebajas arancelarias y flexibilización de requisitos para pagar las compras externas. Además, un precio para el gas de entre 7,5 y 8,5 dólares por millón de BTU: en noviembre pasado la Presidenta reconoció un fuerte aumento del precio para el gas nuevo, aquel que se sumara a la producción actual: fue de 7,5 dólares, lo que representa entre el doble y el triple de lo que hoy cobran la mayor parte de las petroleras por su producción. YPF está reclamando un nuevo ajuste sobre ese precio para hacer viable su proyecto.
Sin acuerdo por la expropiación a Repsol, a YPF le será complejo acceder a esos niveles de inversión. Sugiere que sea el Estado el que aporte a sus fondos fiduciarios cuando el fisco entró en un período de déficit fiscal que lo deja con pocas chances para prestar fondos a terceros. Además, deberán convencer a PAE y Total que se sumen al emprendimiento. Y que Brasil acepte venderle sus campos petroleros. Todo para que no el próximo Gobierno, sino el que lo siga, pueda reducir la abultada cuenta del déficit energético. Un plan con demasiadas dudas abiertas.
[Fuente: Por Marcelo Cantón, Clarín, Bs As, 11ago13]
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