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23feb09
Tipifican como “crímenes contra la humanidad” las torturas sufridas por soldados durante la guerra de las Malvinas
Un juzgado de Comodoro Rivadavia tipifica como “crímenes contra la humanidad” los casos de torturas denunciadas por soldados.
En un inédito paso judicial que abre nuevas posibilidades a las decenas de ex combatientes de Malvinas que denuncian haber sido torturados y maltratados por sus superiores durante la guerra con el Reino Unido, el juzgado federal de primera instancia de Comodoro Rivadavia, a cargo de Eva Parcio de Selemme consideró el jueves pasado como delito de lesa humanidad y crimen de guerra uno de estos casos, que está en sus manos. Lo hizo al calificar como "imprescriptibles" los hechos denunciados, como pedía la defensa de un procesado.
Fuentes judiciales informaron a Clarín que en los próximos días la jueza resolverá la situación procesal de los dos imputados existentes, que según la prensa de Corrientes son el sargento primero Hugo Álvarez y el ex capitán Daniel Alejandro Delfor Polano, hoy teniente coronel. La denuncia contra ellos la presentó Juan Carlos Gómez, quien en abril de 1982 pertenecía a la III Brigada de Curuzú Cuatía. Según Gómez, en los días previos a partir hacia los campos de batalla de Malvinas --pero ya durante la guerra-- fue estaqueado por Alvarez durante varias horas en el predio del Liceo Militar "General Roca", de Comodoro Rivadavia. De allí que el caso esté radicado en suelo chubutense. Esta causa es además un desprendimiento de otra que se abrió en Río Grande, la jurisdicción constitucional sobre Malvinas.
En Río Grande radica la mayoría de las denuncias que los ex combatientes hicieron llegar inicialmente al ex subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Andrés Vassel, y que hoy han surgido en otras provincias. Son unos cien testimonios en todo el país, algunos espeluznantes, que denuncian haber sufrido hambre y frío obligados, estaqueos, y hasta golpes de sus superiores. Pero es un debate que divide a las agrupaciones de combatientes. Algunas, en sintonía con la cúpula militar, niegan la existencia de semejantes vejámenes a los subordinados, mientras que otras vienen solicitando al gobierno nacional que el tema sea considerado dentro de la política de derechos humanos que reivindica el kirchnerismo.
Una fuente ligada a la investigación comentó que Gómez contó a su favor con el testimonio directo de cuatro ex compañeros, que hace una semana reconocieron a Álvarez sin equívocos, en una ronda de reconocimiento ante la jueza Selemme, que se trasladó a Capital para efectuar esta diligencia en el Edificio Centinela de la Gendarmería. La causa se abrió hace menos de un año, y mientras Polano se negó a declarar, Alvarez sí se presentó, pero negó todo, incluso que se torturara a la propia tropa en Malvinas, contó una fuente.
En el juzgado de Selemme apuntaron que los testigos estuvieron incluso en el Liceo de Comodoro haciendo un reconocimiento del lugar, y que lo hicieron "muy fácilmente" pese a que habían transcurrido más de veintiséis años desde la guerra. Ahora falta dilucidar si Álvarez actuó o no bajo las órdenes de Polano, por entonces su jefe.
Por su parte, el presidente del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de la Plata (CECIM), Ernesto Alonso, informó también a este diario que tanto Polano como Álvarez cobraban las pensiones honoríficas que por decreto de 2005 gozan oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad veteranos de la guerra de 1982. El CECIM y otros grupos en todo el país vienen pidiendo que las deroguen, por estar también cobrándolas uniformados ligados a la represión ilegal de la última dictadura.
Exposición y polémica
En mayo de 2007, a un cuarto de siglo de la guerra de Malvinas, el Ministerio de Defensa organizó una exposición en su sede, y la del Ejército, el Edificio Libertador.
Entonces causó sorpresa, y malestar, la inclusión en la exposición de un muñeco que simulaba a un soldado estaqueado en las islas por un superior. Miembros de las fuerzas armadas y familiares de los caídos, se sintieron agraviados por la figura.
La ministra Nilda Garré dijo entonces que entendía que hubiera militares que se sentían agraviados, pero que las normas "tienen previsto (en los castigos) una inclusión retrógrada, que es el calabozo de campaña. Cuando no se disponía de lugar, se estaqueaba al soldado. Es de una crueldad y de un sadismo insólito, pero es cierto que estaba en las normas". Pero la polémica siguió.
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 23feb09]
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