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07nov03
Los curas y la guita.
Quiero compartir una reflexión que me surgió a partir del caso de los "curas truchos" de Berazategui. Especialmente a partir de algunos comentarios que escuché.
Empiezo diciendo que me pareció muy bueno el programa de "Telenoche Investiga" acerca del grupo de "simuladores". Recuerdo hace ya varios años al viejo compañero Daniel de la Sierra cómo protestaba por esta gente y era poco y nada lo que entonces se podía hacer. Cuando vi el informe, lo imaginaba desde el cielo sonriendo al lado de su bicicleta.
Sigo diciendo que desde hace tiempo sabíamos de la existencia, pero no teníamos forma de que fuera público, al menos para que no se estafara en la buena fe a los que ingenuamente creyeron y fueron estafados. Ahora, quienes recurran a ellos, si siguen existiendo, sabrán quienes son.
Dejo de lado a aquellos -ojalá los menos- que no les importaba que fueran o no "truchos" sino que lo que más querían era "casamientos privatizados", y el country, la quinta o el salón era tenido como más importante que el sacramento. Personalmente estos no me importan demasiado.
Y también espero que los estafados puedan acercarse para encontrar soluciones -que las hay- para recibir lo que consideran importante, que es la intervención activa de Dios en sus vidas, que es lo que llamamos "la gracia".
Uno de los temas que me parecen importantes es la relación entre la Iglesia y el dinero. Un entrevistado a partir de la revelación de la estafa afirmó: "no me extrañó que cobrara, porque la Iglesia cobra para casarse en la parroquia". Es verdad que hay mucha fantasía en este tema, y son muchos, quizá la mayoría, los que creen que los curas o las parroquias reciben dinero del Estado, o de los Obispados, o del Vaticano; y seguramente haya responsabilidad nuestra en esta creencia por la poca transparencia; creo que la publicación periódica de ingresos y egresos debería ser vista como una grave obligación de los curas y las parroquias. Pero más allá de eso, la imagen de "cobrar" sacramentos está instalada, y me parece aberrante que así sea. Especialmente por la cantidad de parroquias que "no cobran", que no piden ninguna cuota fija, que dejan el tema al criterio y posibilidades de los novios.
Pero me preocupa, sobre todo, el testimonio que damos a raíz de esto. Sabemos de parroquias que "cobran", de lugares donde hay "diferentes precios" con flores, sin flores, con o sin alfombra, etc... y lo que es peor, sabemos de curas que van y casan en un country, salón o quinta simulando un casamiento válido; porque ese casamiento -aunque el cura sea cura- es inválido para la Iglesia, y es tan trucho como el realizado por los "truchos de Berazategui". Aunque el cura lo sea, está simulando y estafando en su buena fe a la gente (en ese caso, sí es distinto con lo que ocurre con las unciones de enfermos, confesiones o bautismos... me refiero explícitamente a los matrimonios).
Como se sabe, en el casamiento los ministros son los novios, y el cura es el "testigo oficial" de la Iglesia, el que garantiza que han prestado su consentimiento (por eso la fórmula dice "que el Señor confirme el consentimiento que han manifestado delante de la Iglesia y que realice en ustedes lo que su bendición les promete. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido"). Y cura o no cura, sin delegación del obispo de la diócesis -o del párroco del lugar- el casamiento no es tenido por válido (acá hay que recordar la insistencia de los obispos de la región Buenos Aires de la prohibición de realizar casamientos fuera de los templos recientemente reafirmada).
Esto lo digo para explicar la situación, y reconocer con dolor que sabemos bien que hay curas que han hecho estas cosas a sabiendas de la invalidez, sólo movidos por "la platita". Algunos han creído encontrar una "vuelta legal" nada satisfactoria por cierto, pero lo que por sobre todas las cosas me interesa remarcar el tema del testimonio. Somos una Iglesia pobre y que decimos hacer nuestra opción por los pobres, reafirmamos nuestro compromiso por los pobres, y queremos tener el corazón con los pobres, pero a veces no tenemos escrúpulos en participar del boato y el lujo, o de realizar acciones contradictorias con lo que predicamos. żLos pobres se casan en las capillitas chicas y con poca luz mientras que los que pueden (= pagan) pueden casarse en un barrio privado o un salón ostentoso? żEsa es la igualdad de hermanos y la preferencia por los pobres?
Es cierto que muchos curas no tienen forma de sostenerse porque las comunidades son pobres y no pueden "contribuir al sostenimiento del culto", y por eso en muchas diócesis hay fondos solidarios donde los curas de parroquias más pudientes colaboran con las parroquias más necesitadas; pero también es cierto que diócesis mayoritariamente pobres no dan a basto con las necesidades. Pero ciertamente no es "comerciar con los sacramentos" la forma de solucionar el problema. Hay curas que trabajan, sea en la docencia o el trabajo manual (entre paréntesis, los defensores del celibato optativo -entre los que me cuento- deberán tener también esto en cuenta, porque en ese caso hay toda una familia que mantener).
Personalmente me alegró el "escrache" de los curas truchos, y espero que sirva de correctivo a quienes "no-truchos" hacen "truchadas" engañando la buena fe de la gente. Y si se revelara la presencia de curas en estas instancias también me alegraría. No porque yo sea "cura bueno" en contraposición a "curas malos" sino porque me alegra que nuestra vida, ministerio, miserias, y pobrezas estén a la vista; eso nos hará testigos o anti-testimonio, y si somos una Iglesia que pierde "poder" nos estaremos pareciendo más al Nazareno. Y espero que no se refloten las voces de los que hablan de "campaña contra la Iglesia", porque personalmente creo que esa tal campaña la hacemos todos los que damos el mal ejemplo, los que simulamos sacramentos en nombre del dios dinero, los abusadores de menores, los corruptos, no los que nos descubren obrando en la oscuridad de la noche o la privacidad de un country.
Pbro. Eduardo de la Serna
Diócesis de Quilmes
Este
documento ha sido publicado el 15dic03 por el Equipo
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