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29may11
El Gobierno busca despegarse del escándalo de las Madres
Después de tres días de silencio, el Gobierno buscó ayer despegarse del escándalo que significó la salida de Sergio Schoklender de la Fundación Madres de Plaza de Mayo ante las sospechas de mal manejo de fondos en el plan de viviendas que ejecuta esa entidad con dinero público.
Ante la avalancha de nuevos datos sobre el programa de construcción que podrían complicar a la Casa Rosada, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, sugirió que debe ser la Justicia la que resuelva si hubo algún delito. Todavía no existe una causa judicial al respecto, pero legisladores de la Coalición Cívica y de la UCR analizan presentarla esta semana, confirmaron ayer.
"La Presidenta no tiene por qué preocuparse por el tema; en todo caso, tiene que preocuparse quien, eventualmente, cometió un error", respondió ayer, en lo que se interpretó como una alusión a Schoklender.
El ex apoderado de la Fundación de las Madres se alejó, según intentó justificar, porque "su proyecto personal" era incompatible con su tarea con las Madres. No aclaró de qué proyecto se trataba, pero una investigación periodística de LA NACION reveló que las obras de la fundación (que costaron cerca de 300 millones de dólares en cuatro años) las construía la empresa Meldorek, que comparte domicilio fiscal con Schoklender.
En su intento de desligarse del escándalo, Aníbal Fernández enfatizó: "Si algo hay para revisar, lo hará la Justicia".
También el gobierno de Daniel Scioli tomó distancia de Schoklender y desmintió que la quinta que el apoderado de las Madres compró en José C. Paz hubiera sido prestada para actividades de la dependencia de lucha contra las adicciones.
Ayer, LA NACION reveló que los fondos públicos que usa la Fundación para las construcciones no pasaban por controles adecuados y que en muchas ocasiones no se otorgaban los certificados de avance de obras para recibir nuevas partidas de dinero. Los números sobre los fondos que se giraron a las Madres para estos proyectos se mantienen en secreto dentro de la órbita del Ministerio de Planificación Federal.
El Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) porteño ratificó la existencia de una "presión muy grande" de parte de la Casa Rosada y de Madres para el pago de certificados de obras por las viviendas. "Siempre con el tema de la Fundación -al no tener respaldo económico para pagar los sueldos y demás cosas- hay una presión muy grande, llaman funcionarios del Estado nacional y gente de las Madres diciendo que van a movilizar obreros a la puerta del IVC para que paguemos", afirmó Daniel Garbellini, gerente general del organismo de la ciudad.
Aníbal Fernández evitó responder en detalle sobre las supuestas irregularidades, cuando fue abordado por la prensa en el congreso del Partido Justicialista que se llevó a cabo en Parque Norte. "La Justicia tiene tantas cosas para hacer. La Justicia debería definir si hay algún conflicto, lo mismo con Papel Prensa, el ADN de los hijos de Noble; definirlo de manera definitiva", eludió Aníbal Fernández, después de la frase que pareció aludir al apoderado de las Madres.
En el Gobierno aumentó en las últimas horas la preocupación por el avance de las investigaciones sobre los negocios de Schoklender y las eventuales irregularidades en el plan de viviendas de la organización de Hebe de Bonafini, parte fundamental del universo kirchnerista.
El sistema de construcción
Schoklender impuso un revolucionario sistema constructivo para levantar los barrios que llevó adelante la Fundación en Río Negro, Santiago del Estero, Chaco, Posadas y la ciudad de Buenos Aires. Según él mismo afirmó al describir el sistema en una reunión realizada en el Chaco, se trata de paneles de telgopor con concreto inyectado. Con una pistola térmica se calan los huecos para hacer pasar las cañerías.
En un principio compraban los paneles a una empresa italiana, pero luego Schoklender viajó y obtuvo las licencias para fabricar aquí los módulos que, además, tienen una malla metálica. Su utilización permite hacer construcciones ignífugas, antisísmicas, térmicas e incluso a prueba de tornados y de balas, por lo que comenzaron a ofrecerlos en Brasil para ser utilizados en lugares dominados por la violencia.
En sus presentaciones Schoklender explica que se levantan cuatro fábricas para construir los módulos y que emplean desde 2006 a unos 5000 trabajadores. Lo que no queda claro es si éste es un emprendimiento personal o de las Madres, porque los mismos planes que relata Schoklender son los que publicita la empresa Meldorek en su página web.
Esta compañía, que empezó como una empresa a nombre de dos jubiladas de Ramos Mejía, también dueñas de 46 compañías en los papeles, está actualmente a nombre de Daniel Laurenti y Oscar Castillo. En su sitio web, señalan que sus líneas de negocios son la educación, la construcción, la aeronavegación, la agroindustria y la sustentabilidad. Dicen que este año planean construir cuatro plantas en la Argentina (como dijo Schoklender al referirse a la Fundación) y una en Brasil.
[Fuente: La Nación, Bs As, 29may11]
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