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30may11
La renuncia que desató todas las sospechas
El jueves pasado Clarín anticipó el alejamiento de Sergio Schoklender de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, un organismo al que había llegado de la mano de Hebe de Bonafini después de cumplir la condena por el asesinato de sus padres. Hebe lo “adoptó” y cuidó como a un hijo, lo designó apoderado y hasta le cedió el mando -en la práctica- de esa Fundación que multiplicó sus tareas en los últimos cinco años.
El crecimiento de la organización se debe no sólo a la apertura de la Universidad y a la Radio de las Madres sino también y por sobre todo, a la construcción de viviendas sociales con fondos públicos. El conflicto comenzó cuando la Fundación libró decenas de cheques sin fondos y tuvo desfasajes entre el dinero recibido y la ejecución de las obras que le correspondían. Por esos días -hace tres años- entró la ex ministra de Economía, Felisa Miceli a la Fundación para ordenar los números. El resultado de esa gestión nunca quedó claro pero lo cierto es que Miceli ya no colaboraría con la entidad .
En paralelo, crecía otro problemas no menos grave: Schoklender viajaba en carísimos aviones privados de una constructora que era contratista en las viviendas sociales; hizo operaciones inmobiliarias tan sospechosas e inexplicables que le valieron una denuncia de la Coalición Cívica y era acusado de “monje negro” por ex miembros de la Fundación. En estos días, él y Hebe ya no se hablan.
[Fuente: Clarín, Bs As, 30may11]
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