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27dic12
Separan a 14 efectivos salteños por el brutal ataque a un rugbier
Ayer uno de los cuatro jóvenes apremiados por la Policía relató el violento episodio donde resultó herido uno de ellos, el rugbier del Jockey Club Gerónimo Saravia. El también rugbista Nicolás Figueroa aseguró: "Guardamos silencio solo por respeto a nuestro compañero, pero los hechos no fueron como lo presentaron los policías. Todo ocurrió tal como lo informó El Tribuno: Saravia estuvo internado y nosotros presos; esa es la verdad. Figueroa y Saravia estaban acompañados por Mauro Diego Torres; Santiago Saravia Alvarez y Pablo Romero. "No voy a abundar en detalles capciosos. Todo empezó cuando salimos de ruta 26 y tomamos calle Córdoba; allí desde una camioneta blanca con cuatro personas a bordo nos encañonaron sin identificarse, cerca de las 3 de la madrugada del sábado. 'Nos van a robar', dijimos, y Gerónimo aceleró el Toyota Corolla color negro y tomó rumbo a la ciudad. Cuando llegamos a avenida San Martín casi esquina Islas Malvinas nos cruzaron un Polo blanco y dos patrulleros. Nos quedamos quietos y de pronto uno de los policías de civil comenzó a tironear de la puerta que se hallaba con seguro, luego destrozaron los vidrios a culatazos y salió Gerónimo alzando las manos; allí comenzó la golpiza encarnizada contra todos, que estábamos esposados. Luego nos llevaron a la comisaría 2, junto con el auto, al que chocaron de atrás. De allí a Gerónimo lo trasladaron a internar al hospital San Bernardo y a nosotros a compartir celda con dos asesinos, un golpeador y varios ladrones en la Alcaidía. Los cargos: "resistencia a la autoridad" .
Allí hay cámaras de seguridad
El relato de Figueroa es elocuente. "La Policía tiene las imágenes de las cámaras de seguridad de la San Martín y está todo documentado; deberían subir esas imágenes para que la gente comprenda la intensidad del procedimiento y para determinar quiénes fueron los que nos golpearon, en plena vía pública y con al menos una decena de testigos". Los jóvenes, poco habituados a una persecución policial, quedaron muy asustados. Gerónimo Saravia habló ayer con un canal de aire y precisó que no estuvo tres días internado. En realidad, fueron cinco horas. "Hoy cuento esto y no es porque El Tribuno me vino a buscar; yo llamé a El Tribuno, aún estando en mi trabajo. Su diario fue el único medio que se atrevió a relatar algo que parecía nadie quería hacer público". El incidente parece grave para las víctimas y para el sentido común. Quizá sea algo más frecuente de lo que se supone.
Un atropello contado en primera persona
Gerónimo Saravia prefirió eludir a los medios luego del violento episodio del sábado. Ayer, sin embargo, en un programa deportivo, relató la pesadilla que le tocó vivir. Esencialmente, ratificó que un grupo de policías de civil intentó detenerlo sin identificarse previamente. Que él, al volante del auto, con sus amigos, huyeron hacia el centro y que fueron reducidos violentamente. "No sé cómo es el procedimiento, pero nunca se identificaron ni me identificaron a mi tampoco ni me pidieron ninguna documentación".
Gerónimo estuvo 5 horas internado por los golpes recibidos, aunque nunca perdió el conocimiento. "No somos familiares del gobernador ni nada de lo que se dijo, somos laburantes y queremos que la Justicia actúe", finalizó, tras aclarar que no le gustaría que ningún policía quede sin trabajo.
Curiosamente, la página oficialista volvió a intentar minimizar el hecho y transcribió las declaraciones televisivas del joven intentando imprimirles un tenor político que no tuvieron. La violenta detención de estos jóvenes se conoció exclusivamente porque ese fue el tema dominante entre los aficionados que presenciaban el seven en Jockey Club y porque algunos socios hicieron una pegatina pidiendo justicia, que la institución insiste en negar.
Sin embargo, el problema no debería centrarse en detalles colaterales sino en la cuestión esencial: golpear a cinco jóvenes esposados, privarlos de la libertad, mandar a uno de ellos al hospital y romper un auto no puede ser el método para garantizar el orden y la seguridad en una sociedad civilizada.
[Fuente: El Tribuno, Salta, 27dic12]
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