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11ago10
En la oficina de Piedras sólo queda un portero preocupado
Sólo hizo falta que la fotógrafa de Clarín sacara su equipo con la intención de tomar imágenes del edificio, para que instantáneamente un hombre preguntara exaltado: "¿qué más pasó?, ¿por qué sacan fotos?". El que hablaba era el encargado de Piedras 519, el inmueble que en el 7° piso B alojaba cuatro sociedades creadas entre mayo y julio de 2009 con una actividad común: el sector agrícola-ganadero.
La sospecha de que allí funcionaba una "ONCCA paralela" donde se gestionaban compensaciones irregulares a los feed lotes ya era parte de una gran causa judicial originada en denuncias de Clarín. Por esa razón, este mismo portero estuvo dos veces declarando como testigo ante el juez Marcelo Martínez de Giorgi quien lleva adelante la investigación por los subsidios de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario.
"No quiero decir nada más. Ya bastante problemas tuve", dijo cuando este diario le mostró la última novedad: en esa misma oficina se sabe ahora que estaban registradas cuatro sociedades sospechosas que tienen como integrantes accionistas de muy baja capacidad financiera.
El edificio está sobre una cuadra oscura y clásica del microcentro porteño. Modestas y sin nada que se parezca a un lujo, las oficinas de este lugar se alquilan a $1600 con expensas incluidas.
Los vecinos de Piedras 519 recuerdan con claridad los seis meses del año pasado donde los movimientos en el 7°B eran permanentes e innegables. Tanto ajetreo terminó cuando esta oficina salió en los diarios por las sospechas -que investiga la justicia- de que allí funcionaba una oficina paralela de la ONCCA donde se habrían cobrado coimas para acceder a subsidios.
El personaje fundamental de este caso es Oscar Piovani, empleado de la ONCCA y visitante frecuente de la calle Piedras, según publicó el diario La Nación y consta en la causa judicial.
El propietario del 7°B era Alfredo Iglesias, un hombre que tenía como inquilinos a los llamativos emprendedores agropecuarios. Casualidad o no, luego de la apertura de una causa judicial, Iglesias decidió deshacerse de la oficina y vendió el departamento a un abogado.
Ayer, cuando Clarín tocó el timbre, nadie contestó del otro lado. "Ahora hay un abogado que trabaja de mañana y no tiene secretaria", explicaron en la planta baja. De los inquilinos anteriores no quedaron rastros salvo la preocupación indisimulable del encargado.
[Source: Por Luciano Geuna, Clarin, Bs As, 11ago10]
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