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27jul17
Se devela en Orán el aceitado engranaje de la máquina narco de matar
En un hermético y preciso operativo, el Servicio Penitenciario Provincial trasladó a Orán desde esta capital y desde otros puntos no precisados al menos a ocho detenidos por la causa del crimen por encargo del productor Raúl Martínez y de las del intento de homicidio sufrido por Ricardo Gerónimo, ambos hechos ocurridos en la vía pública en Orán.
Fuentes fidedignas aseguran que entre los detenidos se encuentran los salteños Norberto Roque Mendoza, alias "Payaso"; Matías Sarmiento, Enzo Quiroga y la jujeña Daniela Fernanda Liborio, además de dos personas oriundas de Tucumán, supuestamente menores de edad, a quienes se los sindica como los que exterminaron a Raúl Martínez en las puertas de una sandwichería.
Fuentes inobjetables relataron que los atentados públicos a balazos fueron premeditados y planeados desde una dependencia policial.
La fuente indica que el supuesto autor intelectual de los dos ajustes de cuentas, el narco conocido en el ambiente como el Coya Rojas, pergeñó el exterminio de estas dos personas poco después de que parte de su banda narco fuera detenida en Orán, gracias a la colaboración supuesta de los ajusticiados luego.
La venganza mortal se cree que fue tramada desde la celda de una comisaría del Valle de Lerma, donde supuestamente Rojas estaba confinado junto con un preso común, al borde de la libertad.
La fuente dijo que el Coya Rojas se encontraba "residiendo" en una dependencia de Cerrillos y no en la cárcel, y que su compañero de celda, que gozaba de salidas transitorias, se encargaba de comprar casi a diario celulares y chips que eran utilizados en la noche por el capo narco para dar instrucciones precisas a su lugarteniente, quien aún no fue identificado.
Este sujeto se encargaba de los pagos a los sicarios y de conseguir las armas para el "trabajo".
En ese orden se supo que de la casa del compañero de celda de Rojas se secuestraron muchos celulares de distinto tipo y precio, pero no se halló el satelital con el que Rojas se habría comunicado con un país vecino, dijo la fuente.
Además, trascendió que días pasados uno de los detenidos recibió la visita en Villa Las Rosas de una joven jujeña, que se desempeñaba en un boliche de la capital vecina.
La mujer fue inmediatamente detenida y se le imputa el rol de trasladar armas desde Jujuy a los sicarios contratados, aunque no se sabe si esta mujer estaba al tanto del contenido y los fines del paquete que le ponían en sus manos.
La fuente consultada ayer deslizó que desde un lavadero de remises y taxis ubicado en la zona sudeste de la capital, donde se detuvo a uno de los sicarios, se obtuvo información precisa de algunos movimientos de la banda y de los autos que utilizaron para trasladarse a Orán y regresar luego de los atentados.
La trama siniestra de la venganza del narco detenido es de novela y muchos de sus puntos más crueles están bajo siete llaves.
Por ahora la Justicia tiene en sus manos a varios de los partícipes necesarios del crimen por encargo, pero no así al verdadero jerarca, ya que se supo que el Coya Rojas no era el propietario de la droga perdida en allanamientos y secuestros sino su pasador.
La caída de Rojas
Once allanamientos realizados en Orán durante un megaoperativo en el mes de junio desbarataron a la narcobanda del Coya Rojas y permitieron la captura de siete de sus principales integrantes. Fue un despliegue que llamó la atención de vecinos de Orán, quienes preguntaban de qué se trataba. La banda del Coya sufrió en esos dos días delaciones casi terminales. El primero fue cuando efectivos de Gendarmería le secuestraron a dos de sus integrantes 83 "ladrillos".
Ambos hombres, mayores de edad, fueron detenidos en un sendero de difícil acceso en el sector conocido como La Laguna.
Entonces, el Juzgado Federal 1, a cargo de la investigación contra la banda de narcotraficantes, ordenó que la Policía de la Provincia realizara los 11 allanamientos donde se secuestraron una importante cantidad de dinero y un gomón desinflable, que sería utilizado para atravesar el río Bermejo y pasar la droga desde la vecina Bolivia hacia la Argentina.
No fueron los únicos objetos que la Justicia pretendió incautar para la causa. Trascendió que habría unos 20 vehículos involucrados en la actividad ilícita de la banda y que serían secuestrados, aunque muchos de ellos no fueron hallados aún.
Luego del desmantelamiento del clan Rojas y la pérdida de unos 200 kilos de cocaína, desde algún punto del oriente boliviano se ordenó la ejecución de los supuestos delatores.
Desde ese entonces desde la soledad del encierro y con ayuda externa supuestamente Rojas tramó la vendetta, en parte ya ejecutada. Trascendió además que antes de las escuchas que lo incriminan, Rojas tenía ya la libertad casi asegurada.
[Fuente: Por Miguel Escalante, El Tribuno, Salta, 27jul17]
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